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Un bombero le salvó la vida a un pequeño de Naschel

Por redacción
| 01 de diciembre de 2015
Al fin juntos. Rodrigo y Valentino se reencontraron ayer a la siesta. La familia quería saludar y agradecerle al valiente joven. Foto: gentileza.

La celebración del aniversario número veintiuno del Cuartel de Bomberos de Naschel pudo terminar en una tragedia cuando una enorme compuerta del salón se zafó de los rieles y cayó sobre un nene de cinco años que estaba jugando cerca. “Fue un accidente horrible. Para sacar al niño, cinco personas tuvieron que levantar el portón. El nene perdió mucha sangre porque tenía un corte importante en su cabecita. Todos nos quedamos shockeados porque Valentino (Osella) ya no presentaba signos vitales. Estaba muerto. Hasta que pensé en frío, me encomendé a Dios y le pedí que me ayudara. Le hice reanimación cardiopulmonar y reaccionó”, expresó Rodrigo Amaya, un joven de veintitrés años que se convirtió en un “omero héroe” (bombero héroe), como le dijo el pequeño a su nuevo amigo en cuanto se recuperó.

 


Ayer al mediodía le dieron el alta a Valentino y volvió a Naschel. Estuvo internado en el Hospital San Luis durante el fin de semana. El reencuentro entre ambos fue muy emocionante.

 


“Tenerlo de vuelta en el pueblo, es... increíble, no tengo palabras. Es muy tímido, pero me conoce y sigue diciéndome ‘omero’, lo encontré muy bien. Estoy muy emocionado”, expresó feliz Amaya.

 


Los padres del pequeño, Alberto Osella y Sandra López, no se despegaron ni un segundo del lado del nene. “Es impresionante Rodrigo, él me devolvió a Valentino. Hizo muy bien su trabajo. El viernes cuando vi los pies de mi hijo en el suelo, no quise ver más, porque sentí que estaba muerto. Rodrigo es un ángel”, contó aún sin caer la mujer y agregó que, en el centro de salud de Naschel, la doctora Cano le hizo seis puntos al niño, y dijo que luego lo pasó a internación.

 


“Más tarde notamos que comenzó a sangrarle un oído y nos asustamos, así que viajamos a la ciudad, a las cuatro de la mañana, ya estábamos en la guardia del Hospital San Luis. En Pediatría lo atendieron muy bien. Le hicieron muchos estudios. Estoy muy agradecida con todos los que nos ayudaron. Los médicos le preguntaban qué le había pasado y él les contaba. Rodrigo no deja de mirar a Valentino, porque creo que todavía no lo puede creer”, dijo López.

 


“Nos preguntaron quién había reanimado tan bien a mi hijo y les contamos que había sido un bombero, después nos enteramos que fue Rodrigo”, expresó entre lágrimas la mamá del nene, y agregó que está orgullosa de los bomberos de su pueblo porque demostraron que saben salvar vidas, aunque nadie les ayude a comprar los equipos.

 


Valentino tiene que estar tranquilo en su casa y dentro de cuarenta y cinco días deberá volver a los controles. “No somos papás descuidados. Fue un accidente en el que no hay culpables y el tiempo en este caso fue determinante. Si esto hubiese pasado en otro lugar no se salvaba. Rodrigo actuó en pocos minutos. Estuvo en el lugar y en el momento indicados”, concluyó. 

 



Naschel revolucionado

 


En la localidad están todos emocionados y agradecidos con el joven que también trabajó para socorrer a las víctimas de la tragedia ocurrida en el boliche Natacha, en marzo de 2013. Sus amigos lo felicitan por Facebook y le dicen que siempre está en el “momento justo”.

 


“Escuchar las vibraciones de su respiración y luego su llanto nos alivió mucho a todos. Me dice ‘omero héroe’, porque no le sale la palabra bombero. Recuerdo que perdió el conocimiento. La familia me llamó y me contó que les dijeron que pasó parte de su vida en el otro lado. Cuando lo asistí estaba terminando de convulsionar. No tenía vida, estaba sin pulso y no respiraba. Pensé que el portón lo había matado, no lo podía creer”, recordó Amaya sobre el episodio que transcurrió en apenas unos segundos, que se convirtieron en una eternidad debido a la intensidad y a la adrenalina.

 


Rodrigo Amaya es de Tilisarao, pero por cuestiones de la vida hoy vive en Naschel. “Hice muchos cursos, me gusta traumatología, me recibí de paramédico y actualmente estoy estudiando la licenciatura en Enfermería en la Universidad Nacional de San Luis. Soy bombero desde hace siete años, el 8 de diciembre cumplo uno más”, dijo y afirmó que para él y para cualquiera de sus compañeros el tener que asistir a un niño, en un accidente o en un siniestro,  es algo que los impacta y los conmueve profundamente. 

 


“Los paramédicos tenemos relación con la persona que asistimos, somos los primeros que llegamos a auxiliar y atender. Es la instancia prehospitalaria en la que tenés que lograr empatía y tratar de ser fuerte para sacar el paciente adelante”, expresó el joven y agregó: “Fue una emoción muy fuerte, una alegría... no tengo palabras para describirlo. Mis compañeros y yo esperábamos a ver qué pasaba. Es muy fuerte pensar en cómo lo encontramos, todos creímos que estaba muerto. Porque había muchas personas tratando de levantar el portón”.

 


Ayer a la mañana Rodrigo esperaba alguna noticia del pequeño. “A mi mamá no la he visto, pero ya la imagino junto a mi abuela, emocionadas. Me gustaría ver a Valentino y tenerlo conmigo para quedarme tranquilo”, anhelaba temprano y más tarde se encontraron los dos.

 


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