Fue una sorpresa para todos. Buena para los acusados y sus familiares, que empezaron a llorar apenas escucharon que absolvían al primero que nombraba la secretaria del Tribunal Oral Federal. Imaginaron que si no lo condenaban a él, tampoco a los otros. Fue mala para la fiscal de Cámara, Mónica Spagnuolo, que salió masticando su bronca y el anuncio de que va a recurrir ante el tribunal de Casación. Adentro, los cinco imputados de captar a unas tres decenas de mujeres para someterlas al ejercicio de la prostitución se aprestaban para abrazarse con sus allegados.
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