En los distintos ámbitos de la provincia –sociales, políticos, eclesiásticos, etc.- siguen los comentarios sobre la afectuosa y emotiva carta que el Papa Francisco le envió al gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá, tras su visita al Vaticano de la semana pasada.
Lo que más sorpresa y agrado causó fue el tono que usó el Sumo Pontífice, uno intimista y cálido, parecía más una carta de un amigo a otro que un mensaje del jefe de la Iglesia al gobernador de la Provincia.
Aparte de lo estrictamente formal, que fue agradecerle su preocupación por los refugiados, Francisco le dice que sabe de sus luchas y de sus sufrimientos personales y le expresa su "admiración y gratitud" por lo que hace con "inteligencia y coraje" por los refugiados.
Quienes se han tomado el trabajo de analizar palabra por palabra la carta del Papa señalan dos aspectos curiosos en la despedida. Francisco dice que le pide al Señor que no abandone nunca a Rodríguez Saá, “sobre todo en este difícil momento”, y tiende un puente de comprensión y conciliación que demuestra un conocimiento casi personal sobre Alberto Rodríguez Saá.
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