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Amargo momento para producir miel

Por redacción
| 26 de junio de 2016

La apicultura argentina vive un momento difícil. Con un precio internacional de miel que cae a pique desde hace varias temporadas, la rentabilidad de los productores se desmorona cada vez más, pese a que la cosecha de verano dio excelentes rindes en todo el territorio nacional. A pesar de que el escenario es poco esperanzador, en el Departamento Pedernera hay una cooperativa que trabaja a sol y sombra para potenciar la actividad en la región y para lograr, de manera conjunta, un crecimiento que individualmente es muy difícil de conseguir.

 

La entrada de China rompió el equilibrio del mercado y produjo un sobrante de stock que al mismo tiempo derrumbó los precios.


La Cooperativa Apícola Río Vº es una asociación que nuclea a quince productores que tienen sus apiarios en los alrededores de Villa Mercedes y Justo Daract y que están inmersos en el negocio de las abejas a distintas escalas: hay pequeños y medianos productores que tienen a la apicultura como una actividad secundaria y algunos que se dedican especialmente a la actividad. Entre todos, hacen funcionar cerca de cinco mil colmenas.

 


Aunque ya existía cierto espíritu de colaboración y trabajo en equipo, hace varios años comenzó a surgir la necesidad de acordar líneas de acción y unir esfuerzos para obtener mejores condiciones de una producción de las consideradas “alternativas” en la provincia. Así, en 2009 se formalizó una sociedad que había nacido de manera incipiente dos años antes.

 


A través de la asociación, los apicultores gestionan compras de insumos en conjunto para conseguir mejores precios y así abaratar los costos de producción. Pero además, agrupan el resultado de sus cosechas para obtener mejores valores en el mercado. Es que casi la totalidad de la miel que se produce en San Luis se vende a granel en Estados Unidos, en tachos de veinte litros que pueden contener unos trescientos kilos del dulce producto. Por eso, mientras mayor sea el volumen de la exportación, mejores son los precios que pueden recibir los productores por poner su mercadería en el extranjero.

 


La formación de cooperativas es un fenómeno que se ha repetido en todo el territorio nacional como una estrategia para romper con canales de comercialización fuertemente concentrados. Trabajan con consorcios que permiten sacar la mercadería directamente al exterior. Es que el gran caudal de miel argentina que se exporta, proviene de un grupo reducido de empresas, que son las que deciden los destinos del mercado y dejan con poca capacidad de negociación a los pequeños productores. Un claro ejemplo de cartelización que no deja crecer a los de abajo.  

 


Por ello, como algunos trabajadores tienen pocas colmenas, la Cooperativa Apícola Río Vº agrupa los extractos de varios establecimientos para completar la demanda. Luciano Muscardit, uno de los socios de la institución, reveló que incluso suelen asistir a productores que no están asociados. “Prestamos servicios a terceros, ofreciéndoles vender con nosotros que siempre conseguimos un mejor precio al tener mayor volumen. Pero además, cuando tienen uno o dos tachos de miel, los acopiadores no quieren tomarse el trabajo de buscarlos en los campos, entonces nosotros les brindamos este beneficio, que para nosotros es útil también”, explicó.

 


La apicultura es una actividad estacional. Su temporada ideal se extiende desde la primavera, momento en el que comienza la producción de las abejas obreras, hasta el verano cuando la colmena genera la miel que es el producto final en el que se enfocan la mayoría de los apicultores locales. Este año la época de cosecha (que terminó hace unos meses) arrojó rindes excelentes, motivados por la buena disponibilidad de lluvias que hubo durante el período estival. “Esta temporada fue muy buena, diferentes productores de nuestra cooperativa obtuvieron rindes de más de treinta y hasta de cuarenta kilos”, analizó Muscardit, quien tiene sus colmenas en Villa Mercedes.

 


Sucede también que San Luis es una zona que presenta características muy propicias para esta actividad. “Como es una región ganadera, es favorable para la apicultura porque son dos mundos que van de la mano. Siempre que haya ganadería va a haber apicultura, por la pradera y por el monte”, dijo. Aún así, advirtió que “producir miel es cada vez más complicado porque las condiciones climáticas son muy variables: si hay mucha lluvia te afecta y si hay poca, también. Además el avance de la agricultura desfavorece a la flora apícola, queda menos monte y los herbicidas no dejan las malezas, que a las abejas le sirven mucho”.

 


Sumado a eso y a pesar del saldo positivo de la cosecha, este año la ecuación fue negativa para los productores que, en su mayoría, trabajaron a pérdida. Como en un tobogán, el precio internacional de la miel, que se cotiza en dólares, cayó estrepitosamente de veintiocho pesos, a rasguñar los dieciséis. “Este año pensábamos que íbamos a tener un buen valor porque el dólar subió luego de la devaluación, pero el precio bajó un setenta por ciento. La verdad que no es transparente el mercado de la miel, nunca sabés cuánto va a valer y con la entrada de China, la oferta aumenta muchísimo por los volúmenes que ellos manejan y entonces todo va para abajo porque sobra stock”, expresó.

 


Ante ese panorama, el ánimo de los productores no es el mejor. Por eso, la cooperativa tiene como misión fortalecer el mercado interno para no depender exclusivamente de los vaivenes y caprichos del precio internacional. Sin embargo, la tarea no es para nada fácil.

 


Una de las grandes necesidades de los apicultores de la región es una sala de extracción con toda la tecnología adecuada y con la habilitación correspondiente. Estas salas son establecimientos donde se separa la miel de los panales a través de distintos procesos de centrifugado, decantación y envasado. Ahí la miel se bombea a los tambores y está lista para exportación a granel o para fraccionar y vender en cantidades menores para consumidores finales.

 


Para poner en funcionamiento una sala hay una serie de requisitos de higiene y sanidad como cualquier otra industria alimenticia que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Alimentaria (SENASA) evalúa antes de autorizar. Esas exigencias suponen una inversión demasiado grande para un solo productor. Por eso, el grupo se puso como uno de los objetivos primordiales lograr una sala comunitaria para que todos los socios cuenten con el espacio de manera libre y ofrecerles el servicio a terceros, a través del pago de una tarifa. “Empezamos la construcción a través de un cincuenta por ciento del aporte de parte del gobierno nacional y la otra mitad fue capital que aportamos los productores. Tenemos una fase concluida pero nos falta una zona de descarga para poder pedir la habilitación de Senasa”, sostuvo Muscardit.

 


Aunque todavía no está finalizado, la construcción del establecimiento será un logro más de la asociación que ha conseguido muchos avances desde su creación y que incluye siempre una apuesta por la formación.

 


Es que la mayoría de los socios se conocieron en la cursada de la Tecnicatura en Producción Apícola que ofrece la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en Villa Mercedes, y que reabrió este año. Muscardit afirmó que el nivel de formación de los productores de la región es uno de los mejores de Cuyo y por eso cada año organizan una jornada técnica para capacitar sobre distintos factores de la actividad, como la sanidad, la tecnología, la flora apícola y más.

 


“Este año están en baja los ánimos por cuestiones externas a la cooperativa, pero seguramente vamos a volver a hacerla”, aseguró con la confianza intacta y muchas ganas de seguir apostando al futuro de la apicultura. 

 



Todos a la mesa

 


Por más que el momento no es el mejor, los miembros de la Cooperativa Apícola Río Vº tienen la tranquilidad de que no están solos. Junto a otras cinco instituciones apícolas y de la mano del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, conforman el Consejo Apícola Provincial, un espacio para debatir los rumbos de la actividad en la provincia, que cuenta con cerca de 130 productores y más de treinta mil colmenas.

 


Además de la agrupación mercedina, forman parte de las reuniones la Cooperativa Apícola Sanluiseña, la Asociación Apícola del Valle del Conlara, la Cooperativa Apícola del Norte, La Asociación Apícola Montes Puntanos y la Asociación Apícola de Balde de Escudero.

 


En las reuniones del organismo, cada agrupación pone sobre la mesa los problemas y necesidades de cada región y, según Agustín Martínez, jefe del área de Desarrollo Productivo de la cartera agropecuaria, la realidad es un poco desalentadora. “El sector apícola está sufriendo mucho por el precio internacional de la miel, que es muy bajo. Eso lleva también a que haya un desánimo por parte de los productores en continuar con la producción y hay poco recambio generacional porque es más la gente que se va, que la que entra. Han pasado varios años, los costos han incrementado mucho y el precio ha caído”, analizó Martínez.

 


El ingeniero agrónomo destacó que a través del Consejo participan de todas las instancias de discusión que se dan a nivel nacional en materia apícola, y que funcionan como una especie de órgano asesor de los pequeños productores. En este sentido, contó que estuvieron presentes en marzo en la reunión del Consejo Nacional Apícola: “Allí se habló mucho del precio de la miel, pero lo único que nos supieron contestar en ese momento, fue que los valores habían caído por la sobre oferta que tiene Estados Unidos”.

 


Sin embargo, Martínez sostuvo que trabajan para estimular y difundir la miel para el consumo interno, y también buscan formas de darle valor agregado para que los productores locales no dependan de la disponibilidad de oferentes en el país del norte.

 


Finalmente señaló que hay un fuerte compromiso del Gobierno y de todas las cooperativas para mantener la sanidad de los apiarios. Por eso desde hace un tiempo, se desarrolla el Plan Sanitario Apícola Provincial que ha dado excelentes resultados y que “es modelo en todo el país. El Ministerio hizo un aporte para que los productores compren medicamentos contra la varroa y después de la curación hemos hecho estudios del nivel de infestación y el más alto fue de 0,05%, o sea prácticamente nulo”, enfatizó el funcionario.

 


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