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Bañuelos: "Evaluar sirve para mejorar, ahora hay que motivar a los chicos"

Por redacción
| 22 de agosto de 2016
Datos. Alicia Bañuelos junto a la pizarra con las estadísticas de los estudiantes puntanos. "En noviembre haremos otras evaluaciones".

Hacía cuatro años que los estudiantes puntanos no tenían en el pupitre una prueba para medir la calidad de su aprendizaje. A lo largo de una gestión de gobierno completa nadie se preocupó por saber si los chicos sanluiseños, de primaria o secundaria, evolucionaban o retrocedían en sus producción escolar. En julio, por fin, llegó un test que abarcó de 2º grado del primario al 6º año del secundario. Fueron 35 escuelas de diversos puntos de la provincia y 13.000 alumnos los evaluados. Los resultados no fueron alentadores y los primeros rasgos del detallado muestreo arrojó que los pibes puntanos andan mal en matemáticas y ciencias y regular en lengua. Les cuestan los problemas de cálculo y geometría, aprender ciencias los desmotiva y -tal vez lo más grave- tienen poco interés en la lectura. El Ministerio de Ciencia y Tecnología de San Luis, a cargo de Alicia Bañuelos, impulsó las evaluaciones, informó a la cartera de Educación los primeros resultados y con las estadísticas sobre los escritorios, tomaron decisiones en conjunto. En una charla con El Diario de la República, la ex rectora de la Universidad de La Punta explicó por qué, en cuatro años, mermó el rendimiento de los estudiantes sanluiseños, contó cómo fueron las pruebas y reveló de qué manera buscarán revertir el mal paso actual.

 


—¿Qué pasó en este último tiempo? ¿Por qué de tener buenos porcentajes en matemáticas, ciencias y lengua, los estudiantes puntanos bajaron notoriamente su rendimiento? ¿A qué se debe?

 


—Esencialmente se ha dejado de medir. Medir, evaluar, sirve para mejorar. Y es una herramienta que tiene el maestro, profesor o el director en general. Nosotros, hace varios años, habíamos empezado a medir a los alumnos con Todos los chicos en la Red (NdeR: la plataforma educativa para el Nivel Primario que desarrolló la Universidad de La Punta), en la primaria, y se suspendió. También se postergó la medición que hacíamos en cuarto año del secundario. Esto es una parte del problema. No es la única razón, seguramente hay otras. Lo que tenemos que hacer ahora es detectar, cuando tengamos los estratos y los cortes de la información, llegar a una mejor conclusión. Allí vamos a estar en condiciones de llegar a un mejor diagnóstico. Hoy tenemos el porcentaje de niños y cuánto les dio en cada disciplina. En qué habilidades están mal, en qué ejes están mal. Vamos a tener mejor información estadística a medida que nos lleguen otros detalles más finos de la labor de los alumnos. Por ahí cuesta verlo, porque se hizo en todos los niveles. Lleva su tiempo.

 


 Es la primera vez que se hace en Argentina y me animaría a decir que es la primera vez que realizan este tipo de evaluaciones en toda América. Es un trabajo enorme y muy importante que se hayan observado todos los niveles porque normalmente sólo se hacen sobre tercer grado de primaria y el cuarto año de la secundaria. Y el programa PISA se hace cada tres años. Nosotros evaluamos a todos los grados y años. Entonces los resultados aún están en observación. De todas maneras, lo que obtengamos hay que tomarlo en forma positiva, queremos los resultados y vamos a actuar sobre ellos. Tendremos diferentes iniciativas y volveremos a medir a los chicos. Si vemos que con los nuevos programas los estudiantes mejoraron, continuaremos con esas plataformas, y si no causan ese efecto buscaremos otras formas para mejorar.

 


—¿Cómo fueron las pruebas, de qué manera se evaluó a los chicos?

 


—De tercer grado en adelante fueron preguntas multiple choice erradas. Había que mirar, leer y acertar las respuestas. Las preguntas o planteos estaban estructuradas de una manera como en una matriz. Por un lado quisimos especificar la habilidad de un eje determinado. Todo según el grado y la materia. Pusimos una matriz donde se contestaban las preguntas. Lo que quisimos ver según el eje y la habilidad. La resolución de problemas en la matemáticas, por ejemplo. Es algo que se evalúa en todo el mundo y también en San Luis. Quedó en claro que hay que trabajar en eso ahora, lo mismo para ciencias. La parte más compleja, en ambas materias, siempre, es la resolución de un problema. Pasa en todas partes del mundo. Ahora vamos a decirle al sistema educativo que en eso debemos trabajar. Tanto en matemáticas como en ciencias. Son lo más complejo para los chicos, en todo el planeta y también aquí. Hay que mejorar en eso.

 


 —En matemáticas, ¿qué cálculos fueron los que se evaluaron?

 


—Fueron distintas para los distintos grados o años del secundario. Los ejes para cada año o los contenidos eran diferentes. No son sólo dijimos '¿Decime cuál es la superficie del trángulo?. Base por altura sobre 2'. Bueno no, no nos alcanza eso. Queremos ver si el chico puede aplicar esa fórmula en la resolución de algún problema. No sólo evaluamos contenido curricular, sino también habilidades que pretendemos que desarrollen en matemáticas en cada grado o curso.

 


—Los índices en lectura marcaron una disminución en el rendimiento. ¿En el resto de la materia qué resultados mostraron los alumnos?.

 


—En lengua no estamos mejor. Tenemos un 2 por ciento menos que en la última medición. Hay un retroceso pequeño, pero retroceso al fin. Los niños que aprenden a leer no se olvidan más de leer. La lectura no es algo que uno pierde con el tiempo.  Una vez que un niño aprendió la habilidad lectora, lo acompaña toda su vida. En los primeros años los chicos aprenden a leer y no lo pierden más. Si bien en cada grado es distinto y según los textos, leer requiere una práctica. Por eso leer libros literarios es tan bueno. En cambio los libros de geografía o de otras áreas son más directos. En los textos literarios hay formas de decir, de contar, de narrar. No todo está dicho en forma explícita. Nuestros niños tienen mejor rendimiento en los textos para estudiar que en los literarios. Y es algo que, sin dudas,  tenemos que cambiar.

 


—En los resultados que muestran las estadísticas quedó en claro que, a medida que los chicos crecen, su producción va en picada. ¿A qué atribuye este problema? ¿Por qué rinden menos?.

 


—Creo que tenemos esta crisis que afecta al sistema educativo. Los chicos pierden interés. Necesitamos trabajar para revertir eso y lo que nos mueve a los seres humanos siempre fue la curiosidad. Para volver a motivar a los alumnos tenemos que partir desde ese punto. De la curiosidad. Nuestra labor, ahora, es motivarlos. Junto con los directores, maestros y profesores tenemos que analizar, trabajar juntos y conformar una prueba objetiva, puntual. No algo genérico. Que nos permita volver a despertar la curiosidad de los chicos. No es que van a divertirse a lo loco y a morirse de risa porque estudiar requiere esfuerzos. Pero ese estudio debe ser presentado de una manera que despierte la curiosidad en los alumnos. Hay muchas maneras de contar lo mismo a la hora de enseñar. Algunas más interesantes que otras. Todos recordamos a ese profesor que tuvimos y nos enseñó las materias de una manera diferente, de forma atractiva. Hay que apuntar a eso.

 


—Con las estadísticas en la mano ya tomaron decisiones. El Gobierno desarrollará programas para que los chicos mejoren en las distintas áreas. ¿De qué se tratan esas estructuras y nuevas formas de enseñar?

 


—Vamos a desarrollar distintas plataformas. Medir sirve para ver dónde estamos parados y con esos datos, actuar. Por eso impulsaremos distintos programas y, en el corto plazo, presentaremos una plataforma de lectura. La idea es que todos los niños lean un texto diferente todos los días. Desde el primer grado de primaria hasta el sexto año de secundaria. La lanzaremos en los próximos días. Ese texto será una actividad que a los alumnos les llevará quince minutos. Tienen que leer el texto y contestar cinco preguntas, todos los días. Eso hace que la lectura mejore en forma muy notoria. Los resultados fueron impactantes en México, la usé allí y tuvo mucho éxito. La usé en mi doctorado. Es una actividad muy simple, de sólo minutos. No es mucho. Además, será una actividad entretenida para los chicos.

 


—En matemáticas y ciencias los resultados no fueron los esperados. ¿Qué plataformas tienen previstas desarrollar para revertir eso?

 


—La otra plataforma es Khan Academy. La creó un señor llamado Salman Khan. Es muy linda su historia porque el vivía en Boston y sus parientes estaban en New Orleans y tenía que explicarles algunos temas. Y comenzó a poner videos en Youtube con las explicaciones para sus familiares y luego esos videos se viralizaron. Después la gente no quería que él explicara nada, porque era mucho mejor mirar los videos y después puso una plataforma de práctica, de ejercicios. Bill Gates dice que la usa con sus hijos. Los chilenos tienen gran experiencia con ella porque la usaron durante muchos años y les fue muy bien. También la usé en México con mucho éxito. Es una plataforma en la que los niños pueden avanzar muy bien en el aprendizaje y le permite al docente saber en qué falla cada niño. El tablero de control, por decirlo de alguna manera, que tiene esta plataforma es muy bueno.

 


—¿Qué tienen previsto para atraer a los chicos a las ciencias?

 


—También estamos trabajando en una plataforma de ciencias para que podamos poner videos para que los chicos pasen a la experimentación. A veces cuando se explica la ciencia se hace de una manera muy teórica, que a los pequeños les resulta muy difícil de entender. Creemos en lo que decía Marie Curie. Ella tenía dos maneras de explicar la ciencia. Una, en la universidad, donde ofrecía teorema y demostración. Y otra en la escuela para que los chicos vieran los fenómenos y pudieran comprenderlos. Para hacerlo en todo San Luis, lo que haremos es usar una plataforma donde se vean los videos con esas experiencias. A la gente que nos está ayudando en el desarrollo de esa plataforma le pedimos que, para la realización de esas experiencias, tengan en cuenta la utilización de elementos que haya en cualquier hogar. No queremos que los alumnos tengan que salir a comprar una tintura que sólo se pueden conseguir en San Luis o Villa Mercedes, sino que puedan experimentar con cosas que hay en cualquier casa. Queremos que las experiencias sean muy sencillas para que todos las reproduzcan. La intención es que nuestros chicos se conviertan en científicos experimentales porque luego tendrán mucho tiempo para la teoría.

 


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