Los dos detenidos por el homicidio de Rojo se abstuvieron de declarar

Hubo un elemento que los investigadores del asesinato de José Alejandro Rojo obtuvieron y que, con la ayuda de peritos, se convirtió en una pista destacada, que posibilitó ubicar el auto en el que iban los sospechosos, Camilo Andrés Guardia y Alberto Amado Saá, y dar con ellos. Es la filmación de la cámara de seguridad de una propiedad ubicada a pocas cuadras del cruce de Aristóbulo del Valle y Sucre, donde Alejandro y su hermano pelearon con los dos ocupantes de otro rodado, aparentemente por un problema de tránsito. En la resolución se ve pasar el vehículo de los agresores, un Gol Trend blanco, y, a través de la filmación, los pesquisas obtuvieron la patente de ese rodado, que los efectivos de la División Homicidios secuestraron el jueves a la tarde, en uno de los cuatro allanamientos que practicaron. 
El video no tenía una buena resolución, que permitiera, al hacer acercamientos, ver claramente la matrícula. Pero los peritos del Departamento Delitos Complejos, del Poder Judicial, “trabajaron sobre esa filmación, para mejorarla. Así lograron obtener una imagen más nítida de la patente”, explicó a este medio el secretario del juzgado, Ariel Parrillis. 
Dijo que luego, los investigadores hicieron averiguaciones para establecer quién es el dueño del Gol Trend. Establecieron que “es del padre de Guardia, y que (el imputado) tiene un permiso para manejarlo”, especificó. 
La sospecha de que Saá también estuvo en el lugar en el momento del hecho surgió de testimonios, agregó. Juan Marcelo, el hermano de Rojo que estaba con él cuando se produjo el ataque, refirió que durante el altercado él hirió a su contrincante, el hombre que iba en la butaca del acompañante del Gol.  En efecto, Saá presenta marcas de golpes, confiaron algunas fuentes de la causa. 
Guardia y Saá fueron arrestados en dos de los domicilios allanados. Ayer a la tarde, se abstuvieron de declarar en la indagatoria ante el juez Marcos Flores Leyes. Su defensa –que integran Guillermo Levingston, Alfredo García Garro y Claudio Martín Pérez Calderón– pidió la prórroga de la detención, para buscar pruebas que alivien la acusación. 
Su intención es bajar la calificación, según anticiparon. “Estaríamos ante una pelea”, manifestó García Garro, encuadrando el hecho de una forma distinta y dando pistas de cómo podrían plantear su estrategia. 
Guardia y Saá están imputados por “Homicidio simple”, detalló Parrillis. El cargo, por el momento, es el mismo para los dos, si bien quien habría empuñado el cuchillo que perforó el corazón de Rojo es el conductor del Gol blanco, según le contó Marcelo a El Diario. Sentado al volante habría ido Guardia, y en el asiento del acompañante, Saá. 
El registro fílmico que ha resultado de gran valor es de un comercio situado en inmediaciones a Aristóbulo del Valle y Don Bosco. Allí, en el semáforo ubicado en esa esquina, comenzó el problema, según narró Marcelo.  
El familiar del hombre asesinado explicó que el Gol Trend “blanco, con vidrios polarizados y patente nueva que empieza con A” venía delante de su Peugeot 408 gris. Dijo que cuando se encendió la luz verde, su hermano le tocó bocina al rodado de adelante, porque no se movía. “Alejandro hizo marcha atrás, para pasarlo por el costado. Y cuando iba avanzando por el lateral, el Gol aceleró y mi hermano también. Cuando lo hizo, el otro conductor le tiró el auto encima, como para que se fuera hacia la vereda contraria, la izquierda”, relató.  
Ambos vehículos fueron hasta el siguiente semáforo, en Aristóbulo y Sucre. 

Según dos fuentes, Guardia fue parte del círculo cercano de Marcelo "Pastel" Robledo, un hombre investigado por asaltos que murió en junio de 2007, durante una persecución policial. Según la versión oficial, que ha sido puesta en duda, sufrió un infarto agudo. 

Cuando el Gol paró allí, Alejandro también frenó y se bajó, para encarar al otro conductor y reprocharle esa maniobra. Ahí empezó la riña. Cada uno de los hermanos tuvo un ‘mano a mano’ con los ocupantes del Gol: Alejandro, con el conductor; y Marcelo, con el acompañante. 
La familia Rojo también buscó un abogado. Es el penalista Esteban Sala, quien ayer ingresó a la audiencia con Silvia Sosa, la madre del fallecido. Fue porque no alcanzaron a hacer ante un escribano el poder para que el abogado intervenga en representación  del particular damnificado. Por ello, ayer debió entrar acompañado de esta pariente, que no quiso brindar declaraciones. 
A entender de Sala, el sumario confeccionado por los policías de Homicidios es “contundente”, y la labor de la división, “excelente”. Su actuación ha sido  “prolija, le han dedicado muchas horas a la investigación”, elogió. 
Enumeró algunos de los elementos colectados por los efectivos: la declaración de Marcelo Rojo –en la que describió a los agresores y al rodado en el que se conducían–, el identikit de ambos partícipes que hizo este familiar y la filmación que posibilitó ubicar el automóvil. 
Por ahora, explicó Sala, su función es controlar la labor de la defensa, pues, en estos ocho días, “sólo los abogados de ellos pueden pedir pruebas”. Dijo que es posible que, cuando sea su turno, solicite “una importante medida”, que mantiene en reserva. 
Al finalizar la audiencia, Levingston habló en representación de sus colegas. Fue escueto: contó que le pidieron al juez que les prestara el expediente, para estudiar durante el fin de semana la prueba incorporada. Y adelantó que el lunes presentarán un escrito con la solicitud de las primeras medidas.  “Seguramente pediremos algunas testimoniales. Y, en función de ello, veremos si es conveniente que ambos o alguno de ellos declare”, informó.