El martes, hubo testigos que fueron citados a las 9, y ahí estuvieron, con puntualidad inglesa, en los pasillos de la Cámara del Crimen 2 de San Luis. Se hicieron las 10, las 11, el mediodía... El juicio no empezaba. ¿La razón? No llegaban dos de los cinco juzgados por el asalto mortal de Angélica Araneda Reinoso y por un robo, ambos hechos ocurridos en 2014.
La demora tuvo sus consecuencias. Los imputados atrasados, Jonathan Blanco y Braian Puertas, y otro de los acusados, Vincent Carrión, quedaron detenidos ese mismo día. Los tres habían llegado libres al debate oral.
Pero el tribunal decidió el mismo martes dictarles la prisión preventiva, es decir, que permanezcan detenidos mientras dure el debate, para evitar impuntualidades y riesgo de fuga. Sus abogados se opusieron. No fueron los únicos que se quejaron.
Tanto fue el retraso, que el desfile de testigos se estiró hasta pasadas las 18. En cada oportunidad que podían, los acusados se daban vuelta, buscando con la mirada a sus familiares, inquietos, con cara de reclamo. Dos de ellos, Carrión y Cristian "El Mono" Allende, se las ingeniaban para preguntarles, con señas, si les habían comprado comida y a qué hora les iba a llegar el postergado almuerzo.
Más Noticias