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Una mujer volvió a escuchar gracias a un implante coclear

El equipo médico le activó el dispositivo en su oído izquierdo el martes, a un mes de habérselo instalado gratis. La intervención se realizó en el área de fonoaudiología del Hospital San Luis.

Por Leonardo Kram
| 14 de noviembre de 2017

Son las 9:45 del martes. En el área de fonoaudiología del Hospital San Luis, una mujer de cabello rubio y corto junto a un hombre corpulento, ambos promediando los 50 años, aguardan en las sillas de la sala de espera. ¿Cómo hace para entenderme? Le preguntó El Diario de la República a la señora. “Lee los labios”, contestó el marido. Silvia Pavone, de 56 años, de Villa de Praga, indicó con su mano la cicatriz que tiene arriba de la oreja izquierda. Ya le habían insertado hace un mes, mediante una cirugía en el oído interno, una parte del implante coclear. Ayer, le activaron la parte externa del dispositivo. Y luego de 5 años Silvia volvió a oír.

 

Las fonoaudiólogas llamaron a la pareja. Ellas activaron el implante externo, que consta de un micrófono, un procesador y baterías. El dispositivo tiene un imán que se pliega a la pieza interna sin necesidad de otra intervención, explicó Carla Alvarado, licenciada en fonoaudiología. El implante tiene 4 programas de impulsos eléctricos, apuntó Cleotilde Alba, otra fonoaudióloga del área, llamados mapas de calibración. La idea es comenzar con la intensidad más baja. Los sonidos son captados por el micrófono, el procesador los convierte en impulsos que son direccionados a una fina línea de 22 electrodos de la cóclea u oído interno, enrollados como en un caracol. Cada impulso es interpretado como un sonido por el cerebro, detalló.

 

De acuerdo a como Silvia se vaya adaptando a los estimulos sonoros se irá aumentando la intensidad. Las especialistas enchufaron el implante externo a una notebook. Activaron los electrodos. Una sorpresiva sonrisa se dibujó en la cara de Silvia. “Los sonidos, son como los de una audiometría”, indicó. Abrió y cerró una de sus manos, para tratar de explicar la sensación.

 

“Son respuestas eléctricas, que el cerebro capta como sonidos. Por eso es importante la rehabilitación. Porque la persona le tiene que dar significado a esos estímulos que percibe. No es como la audición natural. Ella va a notar diferencias pero con el tiempo va tener muchos beneficios”, advirtió Alvarado. “La rehabilitadora se va a encargar de que empiece a identificar, discriminar y escuchar”, agregó Alba. Para las especialistas, el encendido y calibración, tuvo una respuesta esperable. “Hace años que no tenía ninguna sensación auditiva en ese oído (izquierdo)”, remarcó Alba.

 

Pavone dijo que sus problemas de audición comenzaron desde que era pequeña. Recuerda como llamaba a su madre por el dolor en sus oídos por la madrugada. También como una de sus abuelas tenía sordera parcial. Y la cantidad de médicos y especialistas a los que visitó en búsqueda de una cura. Ella tiene hipoacusia progresiva bilateral desde los 17 años, producto de una otosclerosis. A los 28 se hizo una intervención quirúrgica en el oído izquierdo pero no funcionó. Comenzó a valerse de un audífono en su oreja derecha. Sin embargo, hace unos 4 o 5 años, pasando los 50, ya le daba “pena” comprar nuevas baterías. Sus audífonos ya no le servían. Se valió de leer los labios de la gente, aunque muchas veces las personas no abrían lo suficiente sus bocas y otra vez, quedaba aislada.

 

La paciente no podía dejar de sonreír tras salir de la activación de su implante. Agradeció al Gobierno de la Provincia y a la ministra de Salud Graciela Corvalán por la intervención. Desde fines de 2014 ya se realizaron más de 30 operaciones de implantes gratuitas otorgadas por la cartera. “Tengo que volver a escuchar las cosas de afuera. Voy a volver a integrarme a la sociedad”, fue una de sus primeras reflexiones. Tampoco dejó de indicar el apoyo de su pareja de hace 12 años, Felipe Retamoso, con quien vive en Villa de Praga junto a los tres hijos de ella. “La alegría mía es la alegría de ella. Lo más importante es que se sienta bien después de tanta lucha”, se animó a expresar su marido.

 

A ella le dolieron y le duelen los años de discriminación que sufrió. “Lamentablemente tenemos una sociedad, donde la gente no entiende o no comprende cuando una persona tiene una capacidad diferente. La sociedad te discrimina mucho. Me he acostumbrado a vivir con eso día a día. Doy gracias de tener a mi compañero y a mi pareja, que me ayudó mucho en los momentos en que me decaía, en que las puertas se cerraban”, afirmó. “Yo crié a mis hijos, para que no se burlen de aquel que es rengo. O que usa audífonos u anteojos. He perdido cosas, por no escuchar, por la vergüenza de sentirme menos que otros. Lo que vale es el corazón no la persona”, reflexionó. También padeció la pérdida de sus padres, que tanto la ayudaron desde que comenzó a perder la audición. “Hoy saltarían de felicidad por lo que me está pasando”, afirmó.

 

Ella admitió que pensaba volver a escuchar más rápido. Pero como le explicaron los médicos, le llevará más tiempo. “Tengo que aprender a escucharme y a escuchar las cosas de afuera”, expresó. Consultada sobre qué sonido busca escuchar de nuevo, río y expresó que quiere oír todo. Pero principalmente tres cuestiones particulares. “Cuando uno está bajoneado, por tener algún problema diario, la música me ayuda. Hablar por teléfono, ya van años que no lo hago. Y quiero escuchar la voz de mis nietos y sobrinos”, dijo, en la segunda oportunidad que le dio la vida para volver a oír.

 

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