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Alfonsín: "Nunca vi una conducción tan lejos de las ideas de la UCR"

El diputado reclama una actitud crítica del partido frente a políticas puntuales de Cambiemos.

Por Pablo Petrolini
| 22 de noviembre de 2017
Casi un imposible. Alfonsín quiere un rol protagónico de la UCR en la alianza.

Con un apellido que es sinónimo de radicalismo, Ricardo Alfonsín se muestra empeñado en dar una lucha casi quijotesca: lograr que la UCR salga de la pasividad y parsimonia con la que acompaña a un gobierno nacional que toma decisiones sin consultarles y muchas veces reñidas con los ideales y la historia del partido. 

 

El actual diputado nacional pasó ayer por San Luis. Dice que no están dadas las condiciones políticas para candidatearse a conducir del radicalismo que renueva autoridades en diciembre. Pero explica que su visita a San Luis (y también su gira por otras provincias) se debe a la “invitación de amigos que no tienen miedo de que los vean conmigo y con quienes compartimos una mirada crítica respecto de la actitud del partido dentro de Cambiemos”. Uno de esos amigos es el histórico dirigente de la UCR puntana Jorge "Pupa" Agúndez,  que hizo de anfitrión y lo acompañó a reuniones en la ciudad de San Luis y Villa Mercedes. 

 

—¿En qué se traduce esa mirada crítica hacia el rol que tiene que tener la UCR dentro de la alianza Cambiemos?

 

—Cambiemos está conformado por fuerzas políticas que en circunstancias normales deberían competir entre sí, pero que se unieron frente a un contexto excepcional creado por el propio kirchnerismo donde estaban en juego los valores de la república. Al momento del acuerdo todos dijeron, y quedó registrado, que en el caso de que el radicalismo no le tocara ganar las PASO, nosotros aprovecharíamos todos los recursos políticos y partidarios, (así lo dijo Sanz) para evitar que se cometan errores, para influir en el rumbo de la gestión.  Nada de eso se hizo. Somos un convidado de piedra. Incluso hemos acompañado decisiones que hasta el año 2015 el partido consideraba equivocadas.

 

—¿Por ejemplo?

 

—Ahora mismo la idea de reformar la ley de protección de glaciares que nosotros votamos por unanimidad  en dos oportunidades. Una vez fue vetada por Cristina (Kirchner) y luego con mucho trabajo logramos el consenso para lograr aprobarla. Espero que el partido tenga una actitud coherente y si no que los legisladores expliquen porqué van a acompañar un proyecto que deja sin efecto lo que nosotros mismos aprobamos. Lo mismo con la ley de bosques. Hay muchos más ejemplos.

 

—¿Por qué cree que el partido parece contradecirse con conductas o posiciones tomadas en el pasado?

 

—Es difícil determinarlo. Pero creo que hay dos explicaciones. Hay quienes creen que abstenerse de opinar antes de que se tomen las decisiones por temor a las discrepancias es la mejor manera de contribuir. Yo no creo que sea así. Y hay también una minoría, que es la que influye en el Comité Nacional, que tiene una actitud que no está inspirada en la idea de ayudar a Cambiemos, sino en la idea de ayudarse a sí misma, en términos de eventuales acompañamientos para futuras candidaturas. Es más creo que hay dirigentes de la UCR que piensan que el partido debe ser sustituido y deben conformar un sistema de partidos donde Cambiemos los contenga. Obvio que no habrá una decisión formal de la Convención Radical que decida esto, sino que se avanza en una estrategia de los hechos consumados. Si van por ese camino, voy a trabajar en contra de esa idea.    

 

—¿Qué le hace pensar que si en los primeros dos años de gobierno la UCR no participó en la discusión de las decisiones, ahora, con un Cambiemos ganador en los distritos más grandes, lo podrá hacer?

 

— Yo no hablo de cargos. Hablo de la posibilidad de participar en las decisiones más importantes. Ocupar cargos no necesariamente garantiza hacer lo correcto, porque el que manda es el Presidente. Y si hay contradicción entre lo que uno cree que hay que hacer como miembro de la UCR y lo que dice el Presidente, manda el Presidente.

 

—¿Y como sería ese ámbito de participación que propone?, porque en los dos años de gobierno de Macri no se ha visto que la UCR haya participado...

 

—Así es, pero eso no es culpa del PRO. Es la UCR que se “autocolocó” en una situación de convidado de piedra, algunos creyendo que es la mejor forma de ayudar al Gobierno y otros creyendo que es la mejor forma de ayudar a su carrera política. Cambiemos tiene un defecto de nacimiento: no contó con un acuerdo programático. El que diga que lo hay, sabe que no dice la verdad. Pero eso era algo fácilmente subsanable: se podría haber creado un mecanismo en el que cada una de las fuerzas pudiera opinar y hacer oír su voz. El partido nunca lo reclamó porque estaba en su cabeza que no tenía demasiado derecho a influir en las decisiones del PRO.  Para mí ése es un error muy grande. 

 

—¿Qué opinión tiene sobre las reformas que lanzó el gobierno?

 

—Los dirigentes que están trabajando en el seno de la Convención Nacional han dicho que esta reforma laboral, en algunos de sus artículos que sacrifican derechos de los trabajadores, no podía ser acompañada. Yo dije lo mismo: a priori, la UCR no debía acompañar ciertos artículos. Pero digo “a priori” porque las cosas están tan patas para arriba que desde 2015 en adelante, el partido a acompañado medidas que era imposible pensar que acompañaría, sin por lo menos haber intentado corregirlas. No juzgo intenciones pero no creo que se resuelvan los problemas de la economía sacrificando derechos de los trabajadores. Y sobre la reforma previsional, no sólo hay que conservar el poder adquisitivo de los jubilados que cobran menos, sino aumentarlo. Las jubilaciones no deben aumentar conforme a un índice del Indec, que mide unos 400 productos mensuales, pero la canasta básica de los jubilados sube mucho más.  

 

—¿En este momento el partido tiene algún mecanismo interno para discutir estos proyectos y que los legisladores vayan al recinto con alguna especie de mandato?   

 

—Si las cosas funcionan de acuerdo a la Carta Orgánica, las decisiones de la Convención tienen un fuerte carácter que compromete al partido y se deberían respetar. Pero en el partido no sólo no hay debate, no hay internas. Ustedes vieron lo que pasó aquí en San Luis. En Buenos Aires pasó lo mismo. No se respeta el derecho a elegir y ser elegido. Y eso no es culpa del PRO. Y el partido ha aceptado cosas que suponen una especie de renuncia a las competencias propias poniendo las decisiones en otro partido. Yo nunca vi una situación así y una conducción tan divorciada de la historia y las ideas de la UCR.

 

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