25°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

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Un empujoncito necesario para crecer

Hace un año, el Gobierno le otorgó el beneficio a la firma Tamarindo, que hizo corrales y diversificó la producción, agregando el engorde. Ahora se ven los frutos.

Por Marcelo Dettoni
| 10 de diciembre de 2017

Las buenas condiciones que ofrece San Luis, tanto en materia de políticas de fomento como de infraestructura, a lo que hay que sumar una estabilidad jurídica envidiable, hace que cada vez más productores y empresas agroganaderas elijan la provincia para invertir en campos, cultivos y hacienda.

 

Y también están aquéllas que se establecieron hace años y en un momento deciden dar un salto comercial gracias a alguno de los planes que lanza el Gobierno para estimular los negocios en el ámbito local. Es el caso de la empresa Tamarindo, que posee el establecimiento La Luisa al sur de Fraga, a un par de kilómetros de la ruta 27. Ellos ya llevan una década y media en San Luis, pero hasta hace tres años sólo tenían un campo de cría, ya que sus explotaciones agrícolas y ganaderas más importantes están en Carlos Pellegrini, al sur de la provincia de Buenos Aires, y en cercanías de General Pico, en La Pampa.

 

“La Luisa era una tercera pata de la empresa, donde sólo se hacía cría ya que aprovechamos la excelente sanidad que tiene San Luis. Pero cuando nos enteramos de que existía la posibilidad de ser beneficiarios de un Plan Ganadero, la visión cambió rápidamente. Por eso hace un año nos decidimos a invertir más a partir de las ventajas que ofrece la provincia”, explica Federico Abelenda, el gerente de producción de Tamarindo, una empresa que no tiene un solo dueño sino un grupo importante de criadores, entre los que hay alguno que otro integrante de la comisión directiva de la Sociedad Rural Argentina, lo que explica su potencial.

 

Con la chance de descontar del pago de impuestos las inversiones productivas, Tamarindo decidió en diciembre del año pasado diversificar sus negocios en San Luis. El campo de cría pasó rápidamente a incorporar la recría y hace un par de temporadas completó el ciclo con el agregado de un engorde a corral.

 

Entre alambrados perimetrales e internos, aguadas, nivelación de suelos, maquinaria, hacienda, mejoras genéticas, pasturas y vivienda para el personal gastaron $21.067.000, de los cuales podrán recuperar en el plazo de tres años alrededor de seis millones que el Estado provincial le descontará de los impuestos que cobra la Dirección de Ingresos Públicos.

 

Hoy La Luisa luce completamente distinta a lo que era en 2014. Y ni hablar de la hacienda, con mayoría de raza Aberdeen Angus más algunos Brangus de excelente expresión genética, ya que los dueños de Tamarindo, por fuera de la empresa, tienen también una cabaña llamada Tres Cruces, que está en Luján (provincia de Buenos Aires) y que les permite ir mejorando los rodeos con reproductores y madres propias.

 

“A toda la hacienda la sometemos a Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), pero hacemos una división: a las vacas de segunda parición en adelante les hacemos servicio natural con toros propios del rodeo general y de la cabaña Tres Cruces, que trabaja con Angus y Brangus. Para lo único que compramos toros, que nos fijamos que hayan registrado bajo peso al nacer, es para las vaquillonas de 15 meses, a las que repasamos con genética de Casamú y Bustingorri, dos cabañas de gran prestigio”, cuenta Abelenda, quien viaja cada tanto desde Bolívar, donde reside, para interiorizarse de las novedades del campo de Fraga. Él fue quien el año pasado recibió a los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción que fueron a llevarle el decreto firmado que certificaba la aprobación del Plan Ganadero. De paso, la gente del Gobierno recorrió las instalaciones y comprobó que las inversiones prometidas están en el campo.

 

En los prolijos lotes de alfalfa y en los corrales de engorde La Luisa tiene diseminadas cerca de 3.300 cabezas. Hay, entre otras categorías, 1.500 vientres, 400 novillitos de recría, 300 vaquillonas de recría, 68 novillos gordos y 43 toros, la mayoría Angus y algo de Brangus, fácilmente detectable por sus líneas. El que informa los números con precisión es Waldo Medina, el encargado del campo, un correntino que vive allí con su familia y maneja con mano maestra los aspectos productivos. También la parrilla, ya que el cordero que sirvió con la ayuda de su esposa estaba espectacular…

 

“El balance es positivo luego de tres años de hacer el ciclo completo”, evalúa el gerente de producción, quien conduce su camioneta por caminos polvorientos pero en buen estado entre aguadas y corrales.

 

Hay alambrados y boyeros nuevos fruto de la última inversión, que sirven para rotar la hacienda que se alimenta con los verdeos, antes de ingresar a la fase de terminación, donde en promedio ganan un 1,2 kilo por día.

 

Cuando la hacienda está lista, con los novillos entre 440 y 450 kilos y las vacas CUT y de descarte rozando los 500, le venden al frigorífico Mattievich, de Rosario, uno de los exportadores de carne más importantes del país. “La carne que producimos acá va toda al exterior, incluso algo termina en la Cuota 481 que le otorga la Unión Europea a la Argentina, que no paga aranceles y es exclusiva para carne de feedlot. “Es toda hacienda trazada, en ese sentido no hay problemas, pero no es fácil llegar a la Cuota 481 por los requisitos de engrasamiento de la carne y las exigencias que tienen respecto a la infraestructura de los corrales de engorde. Pero de a poco nos vamos ganando un lugar gracias a la calidad”, dice Jorge Requena, el veterinario del grupo empresario, quien vive en la Capital Federal pero se la pasa recorriendo los campos de Tamarindo en Buenos Aires, La Pampa y San Luis.

 

Hacer el ciclo completo implica un cuidado manejo de los cultivos para abastecer a los animales y no depender de compras externas. En materia agrícola, el campo de Fraga destina en cada campaña gruesa 500 hectáreas a la soja y otras 500 al maíz, divididas en 130 para silo y 370 para cosecha. La alfalfa también ocupa otras 500 hectáreas, sobre todo gracias a que vienen siendo años muy benignos en cuanto a las lluvias, ya que están cayendo cerca de 800 milímetros en una zona donde el promedio histórico era de 500. “En 2015, gracias a la buena cantidad de agua tuvimos rindes récord de 4.000 kilos por hectárea de soja y de más de 8.000 de maíz”, aporta Abelenda.  Y finalmente tienen 150 hectáreas de maíz para consumo en pie, que complementa la dieta junto a las 260 hectáreas de sorgo para pastoreo y las 100 de sorgo para silo.

 

El agua la consiguen por dos vías. Un pozo con una perforación de 250 metros que los provee de un líquido de una calidad tan excelente para consumo humano que, paradójicamente, deben agregarle sales para poder dárselo al ganado. “Se comenta que el agua es tan buena que la Coca Cola tiene una perforación en la zona”, comenta Waldo al pasar, mientras nos lleva de recorrida por los galpones donde lucen una embolsadora y quebradora y un mixer flamante, fruto de las últimas compras de maquinaria.

 

También desde hace una semana lograron conectarse al Acueducto del Oeste, que provee de agua a todo el sur de San Luis, pero recién están empezando y aún falta una última inspección de San Luis Agua para verificar presiones y calidad, pero seguramente será una buena alternativa, una más que brinda el Gobierno a los productores agrícolas y ganaderos. “Ya estamos comprometidos en hacer un cambio de manejo agrícola, con menos verdeos de invierno y verano, bajar el autoconsumo para las vacas y poner megatérmicas, sobre todo el Llorón que se da muy bien en la zona y con 400 milímetros anuales de lluvias va a estar perfecto, porque sabemos que lo de los últimos dos años fue una excepción y no la regla”, comentó Federico, quien también planea aumentar la superficie de alfalfa ya que las pasturas permanentes demostraron su efectividad.

 

Las limitantes de la zona hay que buscarlas por el lado del suelo y la recurrencia de la caída de granizo. “En enero de 2016 una manga de piedra destrozó todo, perdimos la cosecha de soja y maíz, y ya vimos que cada verano nos tiene una sorpresa de ésas”, lamenta el gerente de producción, quien da un dato que demuestra la peligrosidad de este fenómeno: “Los seguros agrícolas en esta zona cuestan cinco veces más que en Buenos Aires o La Pampa”.

 

En cuanto al suelo, al igual que el agua tiene poco magnesio, un mineral clave para la hacienda. “En la época que se conoce como el ‘veranito de San Juan’, saliendo del invierno, cuando vienen los primeros calores, rebrota el verdeo y si lo comen en abundancia comienza a faltarles oxígeno en sangre y pueden llegar a morir, por eso hay que suplementar en el agua y en el alimento”, informa el veterinario.

 

En una provincia con tan buena sanidad como San Luis, basta con cumplir con el calendario de vacunación para tener la hacienda en perfectas condiciones. En la zona no hay brotes de enfermedades zoonóticas para preocuparse e incluso no apuntan a ser un establecimiento libre de brucelosis porque eso implicaría algunos trámites engorrosos e innecesarios: “Alcanza con mantener una prevalencia bajísima”, explicó Requena, completando un panorama productivo tranquilo y en constante ascenso, más durante el último año, cuando el Plan Ganadero les dio un empujoncito más para seguir creciendo.

 

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