22°SAN LUIS - Viernes 29 de Marzo de 2024

22°SAN LUIS - Viernes 29 de Marzo de 2024

EN VIVO

Al campo le preocupa el rumbo de la economía nacional

Aunque en público se cuidan mucho de cuestionar las políticas actuales del gobierno nacional, muchos productores agropecuarios, los dirigentes de las principales entidades del campo y empresarios de otras actividades productivas y de servicios muestran una clara preocupación por la marcha de variables económicas fundamentales. Para tener una clara dimensión de esta realidad, decidimos conversar con Salvador Distéfano. El reconocido especialista no solo tiene los conocimientos suficientes para explicarnos su visión sobre la actualidad, sino también trabaja a diario asesorando y por ende conversando con los sectores más representativos de la economía nacional. Por eso su punto de vista es un elemento considerado en la toma de decisiones de parte de estos sectores.

 

 

El primer tema que pusimos a consideración de Distéfano fue la cuestión cambiaria:

 

“En 11 meses del año 2017 el dólar subió el 9,8%, y la inflación rondaría en ese período el 22% anual. Claramente estamos con una inflación en dólares del 12% anual. Nuestros productos son todos más caros en dólares, menos competitivos a nivel mundial y es más conveniente importar que producir. Si lo medimos desde el ángulo del turismo, no cabe duda de que saldrá más económico veranear fuera del país que en el mercado doméstico. Si a la variable precio le sumamos la financiación, la salida al exterior está más cerca de lo pensado”.

 

 

—¿Qué pasaría con la inflación si se registrara un ajuste cambiario como el que estás insinuando?

 

—El Gobierno perdió la batalla contra la inflación. En el mes de diciembre la luz y el gas serán mucho más caros y ya entró en vigencia un nuevo incremento a los combustibles, en este caso del 6%, lo que elevó la suba anual al 20%. Una vez más disminuirá el poder adquisitivo de los asalariados, en este caso la variable esparcimiento y vestimenta serán el ajuste obligado en el gasto familiar. Este ajuste tiene un efecto inflacionario aún mayor al que puede tener el ajuste cambiario. El verano viene caliente. La inflación de diciembre se proyecta en el 2,5%, y para el primer trimestre de 2018 con suerte no bajará del 4%. Esto implica que desde hoy hasta Pascuas tendremos una inflación del 6,5%. Si para el trimestre abril/junio bajamos al 3,5% durante ese lapso de tiempo, en 7 meses tendremos la inflación que el Banco Central predice para todo el año 2018.

 

Diría algo más, mucha soberbia a la hora de proyectar. En 2017 le están errando por 6% entre la predicción del 17% anual y la realidad que se ubicaría en el 23%. Para el año 2018 proyectan el 12% anual, y todo haría indicar que la inflación se ubicaría en torno del 18%. Andan parejito a la hora de cometer errores.

 

 

—¿No te parecen duros estos razonamientos? ¿Cuáles son tus fundamentos?

 

—En el Banco Central las reservas suman U$S54.764 millones, sin embargo, en su pasivo tiene letras por un total de $1.056.267.000.000, que llevado a dólares sumaría U$S60.759 millones. Esto implica que las reservas no alcanzan a cubrir toda la deuda en letras que tiene el Banco Central.

 

 Si tomáramos el stock de deuda en Lebac y lo dividimos por las reservas, el dólar debería cotizar a $19,30 y no los $17,38 actuales. Sin embargo, la fuerza vendedora del mercado nos lleva a un precio tremendamente retrasado.

 

A nuestro juicio, el dólar ya tendría que estar en torno de los $19, pero el fanatismo de las autoridades del Banco Central nos devuelve una tasa estrafalariamente alta, que condiciona la actividad económica, y un tipo de cambio muy bajo que no ayuda a exportar y liquidar stock de cosecha. Un mix poco feliz para una economía que necesita crecer, y que sin embargo sigue planchada. Por si todo esto fuera poco, la presión tributaria es cada día más elevada, los negocios están trabados y el excel no da resultado positivo.

 

 

—En este contexto que estás planteando, ¿cuál sería la mejor inversión?

 

—En el año, los bonos en dólares fueron una muy mala inversión. Con una devaluación que ronda el 10% anual, y tasas de rendimiento de bonos en torno del 6% anual, los bonos en dólares rindieron mucho menos que una Lebac en pesos. Cubrirse en dólares fue un error, apostar al peso una gratificación al bolsillo. Las acciones subieron en el año el 59% anual, casi el doble de lo que rinde una Lebac, y 4 veces lo que rinde un bono en dólares. Es una gran suba, lo que es difícil discernir es si con el nivel de ganancias que tienen las empresas, podrán repetir este resultado en el año 2018.

 

Con estos datos en mano, queda claro que la inversión en pesos es lo mejor que hay en el mercado, sin embargo, los inversores no se sienten cómodos estando invertidos al 100% en pesos. Claramente, hay que ir arbitrando pesos hacia otro tipo de inversiones como cobertura.

 

 

—¿Y qué pasa con el “campo”?

 

—Si el dólar hubiera terminado el año en torno de $19, el productor estaría vendiendo la soja en torno a unos $5.000 la tonelada y el trigo a $3.000, precios que dinamizarían notoriamente la venta de mercadería y generarían otro clima de negocios. Sin embargo, la tozudez de apreciar la moneda se impone en el Gobierno de Mauricio Macri.

 

Estaríamos hablando de una devaluación del 20% versus una inflación anualizada que rondaría el 23% anual para todo el año. Nada terrible para los tiempos que corren, pero casi un pecado para las autoridades monetarias. Además, cuidado con pensar que en el segundo semestre el campo nos salva, estamos en un año con clima La Niña (seco) y la situación es muy grave en el campo, no hay lluvias suficientes en muchas zonas de la Argentina, vamos directo a una merma de cosecha de soja, esto puede impactar en el ingreso de divisas y en las economías regionales.

 

—Si es tan malo el plan de tasas altas y dólar bajo, ¿por qué insiste el Gobierno?

 

—Está claro, no sabe hacer otra cosa. No tenemos un ministro de Economía. El que conduce es el Presidente, pero no es economista, es ingeniero. El ministro de Hacienda trata de bajar el gasto y no puede. El presidente del Banco Central trata de bajar la inflación y no puede. El ministro de Energía trata de subir las tarifas y lo hacía con cuentagotas, pero pasó a acelerar el proceso después de las elecciones de octubre pasado. El ministro de Finanzas trata de endeudarse todo lo que puede e importa dólares que aprecian el tipo de cambio. El ministro de Infraestructura trata de hacer la mayor cantidad posible de rutas. El ministro de Agroindustria trata, pero muchas veces no puede, que el campo se reactive. Todos tienen la mejor voluntad, pero no están coordinados. Con lo cual son una suma de profesionales tirados a la cancha sin un lineamiento en común o un ordenamiento entre ellos. Es natural que haya críticas hacia el presidente del Banco Central de parte de los propios miembros del Gobierno, e inclusive críticas del presidente del Banco Central a los ministros que están a cargo de la hacienda pública.

 

 

—Según tu criterio, ¿cuál sería la salida a este embrollo político y económico en el que estamos?

 

—Muy fácil, el Presidente debería nombrar a un ministro de Economía que ordene el gabinete y que todos sumen a un nuevo plan económico que contemple los ajuste presupuestarios, tarifarios y monetarios con la mayor producción de los empresarios y el salario de los trabajadores, contemplando que las principales variables económicas deben ser actualizadas para permitir ser competitivos, lograr un tipo de cambio que incentive la exportación, tasas de interés que ayuden a invertir y una inflación en claro descenso.

 

Con este equipo y en este escenario de falta de coordinación son metas imposibles, si hay un plan serio debería cumplirse sin problemas. Los ministros son gente muy profesional, de primer nivel, pero cada uno juega como quiere. Vuelvo a repetir, ¿a quién se le ocurrió la idea de incrementar los servicios públicos y el combustible sin que previamente los asalariados tengan paritarias? Te estás comprando un problema con los gremios justo a fin de año, en un momento que es sensible para toda la población.

 

 

—Para terminar con algo positivo, ¿cómo ves el “pacto fiscal”?

 

—Gracias al pacto fiscal se logró que la provincia de Buenos Aires recuperara una gran cantidad de dinero que era el fondo de reparación histórica que había quedado congelado en el tiempo. Sin embargo, ese dinero no se destinará a la producción o a obras de infraestructura. Gracias a esos billetes el Banco Provincia subsidiará con el 50% los gastos de pasajes, hoteles, restaurantes y espectáculos para aquéllos que viajen a Mar del Plata y usen la tarjeta de dicho banco. Este verano sombrillas y reposeras para todos y todas con María Eugenia. Y esto salió en Clarín, no es un invento mío. La única provincia que se animó a objetar esto y no firmó fue San Luis.

 

Parece que para ganar en Buenos Aires hay que hacer kirchnerismo explícito, y eso es lo que está realizando el gobierno de Vidal, que le sube el inmobiliario rural al campo y subsidia a la costa atlántica. El voto del campo lo tiene, por ende, le cobra impuestos. Entonces sale a buscar el voto que no tiene haciendo regalos, cualquier parecido con el populismo es mera coincidencia.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo