Caso Maturano: declararon dos testigos del allanamiento

El juicio por el homicidio del veterano de Malvinas Jorge Andrés Maturano marcha a paso lento. La Cámara del Crimen 2 celebró ayer la segunda audiencia, 19 días después de la primera, pero sólo para oír a dos testigos, una pareja de jóvenes que presenció la detención de Iván Daniel Jiménez, el único acusado. Estaba prevista la declaración de otras dos personas, cuyo testimonio es clave para resolver un planteo de nulidad hecho por la defensa, pero no pudieron ubicarlas. Por compromisos del fiscal de Cámara y del defensor oficial subrogante, el debate continuará el próximo lunes, con posibilidad de alegatos.

El único dato jugoso surgido ayer fue la lectura de un informe aportado por la Municipalidad de San Luis, donde el imputado trabajaba al momento del crimen, cometido el 11 de julio de 2016 en la aseguradora de la víctima, en Belgrano casi Caseros.

Es que parte de los indicios que cerraron las sospechas sobre Jiménez fue su repentina ausencia, tras el crimen, del corralón en el que trabajaba en la fabricación de bloques y mosaicos, en la zona oeste de la capital. Eso motivó un pedido de informe sobre la planilla de asistencia correspondiente a ese mes.

La secretaria de Cámara, Griselda Murcia, leyó el documento enviado por el Municipio, en el que se detalla que los días 11 y 12 de julio el acusado no acudió a su puesto de trabajo, pero presentó un certificado médico, que el 14 y 15 faltó sin previo aviso, que el 18 y 19 hizo uso de una licencia anual y que del 25 al 29 se ausentó sin motivo. Desde la Intendencia también enviaron un detalle del lector de huellas digitales que sirve para registrar el horario de ingreso y egreso de los empleados, pero allí solo figura que Jiménez acudió el primero de mes y el día 4.

Indirectamente, esos datos reforzarían la hipótesis que tuvieron los investigadores de la División Homicidios de que el sospechoso “se guardó” tras el asesinato y que, de alguna manera, sus compañeros sabían que había tenido algo que ver con la muerte de Maturano.

Una mujer descompuesta

Luego de ese informe, el tribunal escuchó a Nicolás Ricarte y Luciana Quevedo, la pareja que fue testigo del allanamiento en el que detuvieron al presunto homicida, el 13 de octubre de 2016. El procedimiento fue en el departamento de la hermana de Jiménez, el número 17 del monoblock 24, en la manzana 2 del barrio José Hernández.

Los novios no aportaron nada esclarecedor. Dijeron que la Policía los paró en inmediaciones del Hospital San Luis y que, tras explicarles cuál iba a ser su función, los llevaron al lugar indicado para que presenciaran su labor.

Ante la pregunta del defensor Víctor Endeiza, que subroga a la defensora oficial Claudia Ibáñez, la joven aclaró que los investigadores no secuestraron nada y que lo único llamativo fue la intervención de una ambulancia del Sempro, porque una joven embarazada que estaba dentro del departamento se descompuso.

Los dos testigos ausentes ayer fueron Francisco Donato y Heber Isaías Tello, que participaron del allanamiento a la casa de los padres de Iván, en calle Pedernera al 1700 del barrio San Martín norte, practicado el 26 de julio de 2016, dos semanas después del crimen.

Allí hallaron, en un montículo de cenizas, al lado de una parrilla en el patio, la tarjeta de débito del veterano, desaparecida el día del homicidio. También, un teléfono celular idéntico al de la víctima, que su hijo, Francisco Maturano, reconoció en la primera audiencia del debate.

Ese día, en la apertura del juicio, Ibáñez planteó la nulidad de ese allanamiento y, consecuentemente, desestimar las pruebas surgidas de él, por considerar que hubo irregularidades en el accionar de la Policía y serias dudas sobre las fuentes que apuntaron a Jiménez como sospechoso al inicio de la investigación. Por eso el interés de la defensa por lo que puedan llegar a decir Donato y Tello, que serán citados nuevamente para el lunes.