¿Qué hace un sommelier?

Un sommelier es quien se ocupa de difundir el vino, de servirlo y cuidarlo desde que sale de la bodega hasta que la botella se descorcha. Por los conocimientos y la experiencia que adquiere también está en condiciones de diseñar la carta de vinos de un restaurante, de organizar y dirigir una cata, de realizar experiencias sensoriales interactivas, de sensibilizar y acercar a más curiosos que quieren adentrarse en el maravilloso mundo del vino.

Desde el año 2012 venimos dictando los contenidos de la sommelerie en la Escuela Borja Blázquez y como lo decimos desde el primer día de la cursada, la sommelier es un modo de vida, es tener siempre presente que somos difusores del consumo responsable del vino y que este estará siempre presente en nuestras vidas independientemente de la actividad laboral que desarrollemos.

No sólo se trata de adquirir conocimientos y experiencia para describir las características organolépticas del vino, capacidad que adquiere toda persona que se lo proponga, sino que sugiere permanentemente su estudio y su difusión.

El sommelier debe saber que el vino será siempre el protagonista principal de la velada, debe tener muy presente el respeto a todas las personas que trabajan denodadamente para que la botella llegue a la mesa, debe dejar muy atrás los egos mezquinos y hacer gala de una honesta humildad.

Forma parte del gran equipo integrado por personas sensibles y apasionadas que entienden al vino como un elemento importante de la identidad argentina y un producto alimenticio de consumo masivo que, por sus cualidades nutricionales comprobadas, integra la canasta básica familiar de diferentes grupos  sociales, culturales y económicos del país.

Y tiene que saber que hace su aporte para que la vitivinicultura argentina sea un factor determinante en el desarrollo de las provincias productoras de vino, que son generadoras de otras actividades que inciden en las economías regionales, tales como el turismo, la gastronomía, la hotelería, entre otras múltiples actividades de servicios.

Quiero en este momento resaltar que para disfrutar el vino claramente no es necesario ser sommelier, no hace falta tener que estudiar, sólo con la curiosidad y el interés alcanza.

Queridos enófilos, la vida nos sumerge en situaciones comprometidas, tensas, inesperadas, difíciles y hasta muy traumáticas; pero a la par nos ofrece el vino, la mañana y el sol, y nos pone a la familia y a los amigos.

Surfear las situaciones difíciles con entereza y dejarnos embelesar con las que nos brindan disfrute y placer es seguramente el sentido de vivir. ¡Salud!