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“A los chicos los construimos nosotros, son un reflejo nuestro”

La psicopedagoga cordobesa Liliana González conquistó las redes sociales con planteos firmes sobre la necesidad de una infancia con menos horarios y actividades programadas y más juego y tiempo compartido en familia. Una charla con la especialista que recuerda que para que los chicos sean niños, los adultos deben actuar como tales.

Por redacción
| 19 de diciembre de 2017

Después de 48 años de profesión como psicopedagoga y 14 como columnista en televisión, las redes sociales sorprendieron a Liliana González: una de sus participaciones en el noticiero de Canal 8 de Córdoba se viralizó en Facebook. El mensaje era claro y apuntaba a darles un verdadero regalo a los chicos por el Día del Niño, regresarles la plaza para que puedan jugar, ofrecerles una escuela “atractiva y actualizada” y frenar la medicalización de la infancia y la colocación de rótulos a los comportamientos de los pequeños que existen desde siempre y hoy se descubren como patologías. En realidad, la columna era para el festejo del año pasado, pero hace unos meses se convirtió en un boom. La especialista aseguró que no tiene una explicación para las casi 100 mil reproducciones en You Tube sobre un tema que trabaja desde hace tiempo, pero vislumbró un indicio de respuesta en el eje del mensaje: devolverles la infancia a los más chicos. “En los programas, la realidad de la gente pasa por la discusión política o la farandulera y nada más. Temas educativos, poco y nada. Quizás por eso mis columnas tienen tantos seguidores, porque hay muy pocos espacios así. Y si se viralizan, es porque la gente los necesita. Yo cada vez doy más charlas y con más gente, cada vez vienen más padres. Eso quiere decir que están con ganas de hacer algunos cambios, ver qué pasa o están paralizados o con dificultades para encarar la crianza de sus hijos”, dijo.

 

Los planteos de Liliana González, primero en el noticiero cordobés y ahora en el del mediodía de Telefe, obligan a mirar hacia adentro del hogar y, sobre todo, a analizar el rol de los adultos a la hora de resolver qué les sucede a los niños. “Los chicos reproducen lo que hacemos los adultos. Se habla de la adicción de los chicos a las pantallas, cuando los adultos están tan adictos como los chicos. Se habla de que los chicos no leen y los adultos han dejado de leer y de comprar libros. Los chicos son un reflejo nuestro. Los construimos nosotros, en esta sociedad y de esta manera", afirmó la psicopedagoga.

 

La rutina actual se cumple a las corridas y los minutos nunca alcanzan para hacer todo lo planificado, pero si queremos sostener el concepto de hogar como primer núcleo social, es clave hacerse un espacio para los hijos. Para González, "cada tanto hay que plantearse por qué trajimos un niño al mundo. ¿Hay tiempo para él? Dicen que hace falta por lo menos media hora de encuentro real con los hijos por día. Si una familia no tiene media hora sin pantallas para encontrarse, conocerse, mirarse, escucharse, reírse, contarse cosas y hacer circular el amor, vamos a tener que dejar de hablar de familia. Si todo el día está dedicado a lo productivo, a lo personal, a lo narcisista y a lo estético, estamos en problemas, porque cada vez le sacamos más tiempo a la familia y, sobre todo, a los niños".

 

Niños de agenda completa

 

Si bien recalcó que es necesario hablar de infancias en plural, ya que en Argentina hay pequeños que transitan la niñez haciendo malabares en las esquinas mientras otras estudian con la idea de ir a Harvard, la especialista aseguró que, en general, ve a los chicos con estrés, cansados, llenos de actividades y deberes y en franca resistencia a la doble escolaridad, en vez de jugar y estar con la pelota o la bici en la vereda, que hoy es zona prohibida debido a la inseguridad.

 

“El tema de la agenda completa es en función de las actividades de los padres, que para no tenerlos en casa solos, los anotan en escuela de fútbol, de karate, de rugby, de guitarra. Un chico no puede estar 12 horas por día con un docente al frente, es demasiado. En algún momento tiene que relajarse, aburrirse, jugar a nada o a todo y ser niño, sin horarios”, dijo González. Y agregó: “Les acomodamos la vida nosotros en función de nuestras necesidades. No es que los chicos pidan eso".

 

Una pastilla no soluciona todo

 

Si bien para la especialista es difícil hablar de estadísticas sobre medicalización infantil, dijo que hay un aumento en el caso de chicos desatentos, hiperactivos, incluso, los que tienen trastornos de ansiedad. “Una cosa es medicar y otra, medicalizar. La primera se justifica. Si hay una epilepsia, se debe medicar para evitar las convulsiones. Si es una hiperactividad que hace que el chico esté siempre en peligro porque está en continuo movimiento, habrá que bajar ese nivel de hiperactividad con la medicación. Pero otra cosa es medicalizar, que es darle remedios a un niño que no los necesita, porque su problema no es biológico, sino de inserción social, de dinámica familiar o de escolaridad. Y eso no se soluciona con una pastilla", aseguró González. El rechazo a la prescripción indiscriminada de medicamentos era parte del pedido que hacía la psicopedagoga en aquella columna sobre el Día del Niño que se viralizó en Facebook. Quizás, porque a su consultorio llegan cada vez más chicos con el diagnóstico de problemas de atención y la sugerencia de un neurólogo de medicarlos. Pero los padres suelen buscar una segunda opinión y, luego de una evaluación psicopedagógica, descubren que el remedio es realmente necesario en muy pocos casos.

 

"Yo les recomiendo a los padres que tomen más de una consulta y al niño lo vea más de un especialista: un neurólogo, un psicólogo y un psicopedagogo y después evaluemos de qué se trata”, explicó González. Y añadió: “si van primero al neurólogo y este no deriva, sino que simplemente medica y resulta que los padres se están separando, hay desamor, está en la escuela equivocada, no aguanta la doble escolaridad o está con una maestra con la que no puede establecer transferencia positiva, nada de eso lo soluciona la pastilla".

 

Basta de pantallas

 

“Toda la vida hubo chicos hiperactivos por naturaleza, que lo canalizaban a través del deporte. Antes se decía que tenían hormigas en la cola, ahora se les dice hiperactivos. Pero eso existió siempre. Eran los que más andaban en bicicleta, los que más saltaban a la soga o jugaban al fútbol, porque todas esas energías se canalizaban con actividad física. Lo que pasa es que si hoy un chico tiene características de hiperactivo y lo único que hace es estar sentado y mirar pantallas, en general violentas, eso aumenta", explicó González.

 

Según la psicopedagoga, a los niños de hoy los espera una sociedad virtual, en la que los padres están todo el día con el teléfono en la mano, con muchas ocupaciones y en trabajos que cada vez les demandan más. Así, quedan librados “a la buena de las pantallas desde chiquititos y todo eso hace que se produzca hiperactividad, trastornos de ansiedad y todo lo que ven los pediatras en este momento".

 

Aunque desconectarse parezca una utopía en tiempos de redes sociales, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los chicos no deben estar frente a las pantallas (celular, tablet, computadora o televisor) más de dos horas al día y nunca antes de los dos años de edad. Que los nenes dejen de lado por un rato los dispositivos electrónicos obliga a los padres a la desesperada búsqueda de un plan B. Pero para González, la tarea no es más que una vuelta a las viejas y efectivas alternativas: un amigo, un juego de cartas o de mesa o el aburrimiento, que es la madre de las ideas creativas.

 

Nota: Carina Catalfamo

 

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