¿Dónde deberíamos comprar el vino?

El vino es un producto absolutamente natural ya que proviene de un racimo de uvas que posee todo lo necesario para transformar el jugo azucarado llamado mosto en la bebida equilibrada con fino alcohol que mejor armoniza con las comidas.

Y como si esto fuera poco, tiene un alto valor nutricional ya que es bueno para la salud, si bebemos entre 10 y 35 gramos de alcohol de vino tinto por día, lo que equivale a una copa en el almuerzo y otra en la cena, nos mejora la función digestiva, nos ayuda a limpiar las arterias y nos brinda potentes antioxidantes.

También hemos señalado que es materia orgánica, que está vivo y que se encuentra en constante evolución, produciendo cambios de manera permanente que van mejorando su condición durante un cierto tiempo hasta que envejece y “muere”.

Sin embargo, para que sus cualidades, es decir para que sus características organolépticas se mantengan plenas y disfrutables, es necesario prestar especial atención a las condiciones de conservación antes de ser descorchado.

Estas condiciones se refieren a mantener las botellas en estiba horizontal para que el vino esté siempre en contacto con el corcho y de esta manera se mantenga húmedo y dilatado y así evitamos que ingrese oxígeno y lo deteriore.

Además, las botellas deben estar en lo posible a temperatura constante, no superior a los 16°, con una humedad por encima del 60% y sin estar expuestas a la luz de manera directa. En nuestra casa un lugar similar sería la parte inferior de un placar o un cuarto que se use poco.

Todos estos cuidados que tenemos nosotros suceden desde la llegada del vino a casa, pero, ¿recibirá los mismos cuidados desde que salió de la bodega con destino a la góndola?

Largos viajes en camiones, estadías en depósitos muchas veces expuestos a las peores condiciones (léase sol directo o temperaturas extremas) podrían haber generado un deterioro anticipado.

Y entonces, ¿cómo saber si fue cuidado? La respuesta quizás también resuelva el interrogante que planteo en esta nota.

Me atrevo a aseverar categóricamente que sólo en las vinotecas los cuidados son por demás puntillosos, o al menos deberían serlo, como sucede y me consta en Vinería San Luis, donde te espera un enófilo apasionado como vos, que siempre te recibe de buen humor y, claro está, disfruta de lo que hace y por lo tanto quiere, respeta y cuida al vino igual que vos.

Queridos enófilos, sean curiosos cuando lleguen a la vinería, consulten por las novedades tanto de varietales como de bodegas nuevas y háganle caso a las sugerencias del asesor, él disfruta el vino tanto como ustedes y, además, seguro que antes ya lo probó ¡Salud!