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Juzgan a un joven por asesinar a su hermano y a su abuelo

Por redacción
| 13 de marzo de 2017
No quiso hablar. Marco Moreno, de 24 años, se negó a declarar. Foto: Facebook.

Sólo tres personas acompañan anímicamente a Marco Guillermo Moreno en la sala de la Cámara Penal 2 de Villa Mercedes, su novia y sus suegros. Su familia, por el contrario, no puede verlo, pues él es el símbolo de aquello que la destruyó en cuerpo y alma: es el acusado de haber matado a golpes a su hermano Carlos y a su abuelo Eduardo, la madrugada del 9 de enero de 2015. En la primera audiencia del juicio oral que afronta por el doble crimen, el joven, a diferencia de lo que hizo en la primera etapa de la investigación, no quiso declarar. Pero un tío suyo, Sergio del Valle, hijo del anciano asesinado, sí lo hizo. Dijo que la relación entre Marco, Carlos y Eduardo estaba trazada por un único problema: la plata.

 


La novia del acusado, Silvana Marisol, y su madre, Marcelina Sombra, dijeron lo opuesto. La chica declaró que no estaba al tanto de lo que su pareja había hecho los días previos al homicidio, porque, por ejemplo, no sabía que había viajado a Córdoba. Pero subrayó que no cree que haya matado a su propio hermano, ya que la relación con el adolescente de 17 años era relativamente buena, resumió Miguel Agundez, el abogado contratado por Sergio del Valle Moreno para representar a las víctimas.

 


También declaró una alférez de Policía. Ratificó algo que, en su momento, al juez instructor Leandro Estrada le había llamado poderosamente la atención: el hecho de que el 9 de enero en cuestión, alrededor de las 6 de la mañana, apenas un rato después de los homicidios, el imputado se allegó a la Comisaría 9ª, para pedir un certificado de supervivencia.

 


Aunque la relación entre el acusado y las víctimas no haya sido ejemplar, para el abogado de la familia es desacertado pensar que el joven de 24 años cometió los crímenes. El hecho de que en la causa hayan declarado testigos que confirmaron que Moreno había estado buscando a una persona capaz de matar al adolescente y al jubilado demuestra que, si bien tenía la intención de deshacerse de ellos, no quería hacer el trabajo sucio con sus propias manos. Según Agundez, al acusado puede caberle el rol de autor intelectual de los homicidios, pero no de autor material. “Mi presunción es de que el rumor de que él estaba buscando un sicario llegó a oídos del verdadero o de los verdaderos asesinos. Éstos se enteraron de eso y le metieron fichas al acusado para que los contratara para cometer los homicidios. Este chico (Marco) les pagó por eso y los otros los mataron”, estimó.

 


El 27 de febrero de 2015, cuando Marco fue indagado por el juez de instrucción Penal 2, se mostró tranquilo y negó haber asesinado a su hermano y a su abuelo. Contó que una semana antes de ver a Eduardo y a Carlos por última vez había viajado a Córdoba. Según él, había ido a cuidar a un tío diabético, hermano de su madre, que estaba internado en un hospital de esa ciudad.

 


Relató que el jueves 8 de enero, pasadas las 22, volvió a Villa Mercedes. Visitó a su novia, estuvo un rato en su casa y después se fue hasta lo de su abuelo y su hermano, en Italia 1767.

 


Según él, los acompañó, charlaron, jugaron y, luego, fue a comprarle unos sánguches. Contó que Carlos se fue a dormir y él se pasó la noche frente a la computadora y viendo la televisión. Después, a las seis de la mañana, fue a la Comisaría 9ª.

 


Pero, como tenía que sacar su moto, salió por la puerta del garaje. Ese portón sólo puede cerrarse desde adentro, por lo que al retirarse por allí esa puerta quedó sin llave. Precisó que al salir lo único que le llamó la atención fue un auto que estaba estacionado al frente, de color beige.

 


Dijo que fue a la seccional, a retirar un certificado de supervivencia que necesitaba para cobrar un dinero que recibe por terminar sus estudios. Según él, terminó ese trámite y se fue hasta la casa de Silvana. Trabajó en un negocio que tiene la familia de la chica y el fin de semana en un videoclub. La próxima vez que volvió a saber algo sobre el jubilado de 81 años y su hermano fue el domingo, pasadas las 18, cuando su novia le avisó que en Facebook sus contactos habían publicado que en el living de su domicilio, del barrio Rafael Origone, habían hallado sus cadáveres.

 


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