30°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

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San Luis vuelve a dar el clima en tiempo real

Por redacción
| 19 de marzo de 2017
Fernando Digiovanni, Nicolás Gatica, Guillermo Concha y Alejandro Vides en la estación meteorológica de Potrero de los Funes. Salen todos los días a recorrer la provincia y a mantenerla en perfecto estado.

La Red de Estaciones Meteorológicas (REM) volvió a funcionar a pleno la semana pasada. Creada en 2007 cuando la Universidad de La Punta (ULP) estaba bajo el mando de Alicia Bañuelos, fue ahora la propia funcionaria, hoy ministra de Ciencia y Tecnología, la que puso manos a la obra para recuperar esa fuente de datos que había decaído en su funcionamiento en los últimos años.

 

La diferencia básica con los servicios nacionales e internacionales es el detalle por localidad. En una provincia con desniveles geográficos, eso se vuelve fundamental.


Falta de mantenimiento, presupuestos más acotados o direccionados hacia otras prioridades, y sobre todo una ausencia de calibración de los elementos básicos, llevaron a las REM a dejar de ser la referencia en materia de clima para los sanluiseños. Y fue una ausencia dolorosa para quienes estaban acostumbrados a tener la temperatura, la humedad o los datos sobre precipitaciones a un click de distancia y en tiempo real. Sobre todo para la gente de campo, que utiliza esos parámetros de manera continua para anticiparse a los problemas que el cielo le puede traer a su producción agropecuaria.

 


A partir del viernes 10, las 56 estaciones meteorológicas distribuidas estratégicamente en todos los rincones de San Luis volvieron a brindar datos confiables del clima en la provincia, con un margen de detalle mucho más ajustado del que puede dar el Servicio Meteorológico Nacional, que sólo mide tres grandes regiones. Y además lo hace con una web (www.clima.sanluis.gov.ar) renovada, con gráficos más claros y sencillos de comprender.

 



Ya de entrada el usuario puede observar un gran mapa de San Luis, con la temperatura minuto a minuto en cada uno de los puntos de medición, que además de las estaciones de la REM incluyen una en Villa Mercedes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que en realidad es una estación agro meteorológica ya que entrega variables más completas como temperatura de suelo, radiación, vientos o índice de frío; y otras 19 de San Luis Agua, dedicadas al estudio de las variables hidrológicas, como niveles de ríos y diques.

 


En el mapa están diferenciadas las estaciones de acuerdo a su origen, y muestran la temperatura en tiempo real. Si ésta supera los 30 grados, van a aparecer en rojo, si es menor, estarán en verde. La ventaja que otorgan las REM es su carácter local y detallado. Sólo en el perímetro cercano a la capital provincial uno puede chequear todos los datos climáticos de La Punta, Potrero de los Funes, El Trapiche, La Cumbre, el Aeropuerto de San Luis, Las Chacras, Estancia Grande y una estación denominada San Luis Rural para la periferia urbana. Lo mismo ocurre en Villa Mercedes, que tiene dos estaciones en la ciudad (una es la del INTA), pero además hay otras que miden en Villa Reynolds (base aérea), Coronel Alzogaray, Justo Daract y, un poco más al noroeste, Fraga.

 


En el sur pasa lo mismo, en lugar de un pronóstico vago y extendido a toda la región, muchas veces compartido con La Pampa como tienen los sitios internacionales; la ULP publica datos concretos con sus estaciones extendidas de manera estratégica. Bajando por la autopista 55 hay centros de medición en Soven, La Angelina, Buena Esperanza, Nueva Galia y Anchorena. Por el centro del Departamento Dupuy miden en Batavia y Unión; y en el oeste, en el límite con Mendoza, hay estaciones en Navia, Bajada Nueva y Martín de Loyola.

 


Las que pertenecen exclusivamente a la REM miden en el cuadro ubicado arriba a la izquierda, bajo el título “Condiciones de la hora”, temperatura al instante (son automáticas); precipitaciones caídas en el día, en las últimas 24 horas, en el mes y hasta el acumulado anual; humedad; dirección e intensidad (en kilómetros por hora y en nudos) del viento; presión en hectopascales y radiación solar. Para los puntillosos, el cuadro del centro brinda la ubicación de la estación, con un mapa satelital más datos de latitud, longitud y altura en la que está ubicada. El de la derecha, bajo la denominación de “Condiciones extremas”, indica la hora en la que se dio la temperatura máxima del día, la mínima, cuando sopló más fuerte el viento, y los mismos datos, pero del día anterior.

 


El panel inferior también tiene tres esquemas informativos. A la izquierda, la página indica las condiciones astronómicas: hora de salida y puesta del sol, hora en la que amanece y anochece, duración del día y horas de luz. Al centro hay un gráfico que mide la temperatura hora por hora y a la derecha uno similar con la presión atmosférica.

 


Con el mismo esquema, la estación agro meteorológica del INTA agrega temperatura del suelo a 5, 20, 50 centímetros y un metro de profundidad, un dato vital para los productores de granos, que así pueden anticipar la reacción de los cultivos. También radiación solar, evapotranspiración y humedad del suelo. Si logran conectividad, las autoridades del instituto nacional están dispuestas a poner en red otra estación que tienen en La Angelina, aunque no ofrece datos tan avanzados para el campo como la de Villa Mercedes.

 


Las de San Luis Agua están ubicadas en Adeco (al oeste de Quines, siguiendo la ruta 20 rumbo a Santa Rosa del Cantantal, en Balde de Quines, los diques La Huertita, Las Palmeras y Luján, El Arenal, Estancia Samay Huasi, Frías, La Brea, La Estancia, La Porota, Laguna Larga, Las Chacras (San Martín), Los Ruartes, Mesilla del Cura, Pozo La Porota, Río San Francisco, San Martín y Tala Verde.

 


 Entre las ventanas que puede abrir el usuario, además de las de las estaciones de la REM, San Luis Agua y el INTA, hay una destinada a Informes en la que la página informa Hora e Índices de Frío, datos del mes, del año y del período deseado sobre lluvias y temperatura, gráficos de temperatura, humedad y precipitaciones acumuladas en los cuales el usuario puede pedir información hasta de los últimos 60 meses, e informes completos sobre qué pasa con los vientos a partir de la medición de 19 estaciones, que pronto serán más, hasta cubrir las 56 instaladas.

 


Finalmente hay una ventana en la que se pueden abrir dos libros: uno sobre la historia de las REM y otro que contiene los escenarios climáticos de San Luis. Y la última, bajo el título NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, por sus siglas en inglés), permite acceder a un mapa de lluvia sobre todo el planeta que confecciona el Centro de Predicción del Clima (CPC) del Servicio Meteorológico de Estados Unidos
(http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/Global_Monsoons/gl_obs.shtml)

 


Para ello utiliza varios satélites meteorológicos que brindan información sobre las distintas características de las nubes que están asociadas con la ocurrencia e intensidad de la precipitación. Esta información se complementa con los datos de precipitación medidos en superficie para elaborar el mapa mundial de la lluvia de cada día. En este proceso, el CPC utiliza solamente los datos de lluvia de estaciones que han mostrado ser confiables en cuanto a que reportan la lluvia observada en forma constante y con calidad y detalle horario.

 


Debido a este alto nivel de exigencia, las estaciones que se utilizan en América del Sur son relativamente muy pocas, lo que afecta la calidad del producto final en las regiones con escasa información. En la figura del link, si se marca ¨stations¨, la localización de esas estaciones se muestra con puntos marrones. Sólo en gran parte de la región costera de Brasil, la densidad de estaciones es la deseable, como lo es también, en la provincia de San Luis, lo que representa toda una distinción para el sistema de estaciones que tiene la ULP, que en su etapa anterior ya recibió un premio de la Sociedad del Conocimiento por su labor informativa.

 


Una voz autorizada

 


Vicente Barros siente la REM como propia. Fue él, como parte de una empresa privada contratada por la ULP, quien ideó el sistema, aconsejó la compra de los equipos y armó, junto con Bañuelos, la plataforma que ahora vuelve a ser una  herramienta clave para medir el clima en San Luis y armar un archivo de datos como pocas provincias pueden darse el lujo de mostrar al mundo.

 


“El nuevo diseño es más cómodo, más dúctil y más vistoso. Todas las estaciones miden temperatura y varias, además, humedad y viento, que son datos no tan comunes pero de mucha importancia, sobre todo en el ámbito rural”, asegura este hombre canoso, apasionado por la meteorología. Con un gráfico a mano, explica que la red puntana  “actualiza minuto a minuto mientras las demás, con suerte y sólo las mejores, lo hacen cada hora. Además tenemos un equipo que hace monitoreo y mantenimiento, son profesionales que salen todos los días a revisar las estaciones porque están expuestas, hay pluviómetros que se caen o rompen, tormentas eléctricas que provocan daños o animales que pueden meterse sin querer y alterar datos. Y finalmente no puedo dejar de destacar la conectividad de San Luis, la REM tiene el prestigio actual porque los datos llegan en tiempo real gracias a la Autopista de la Información”.

 


Barros cree en la importancia de que la información sea pública y accesible: “Tenemos una web en la que pueden consultar el tiempo en cualquier sitio de San Luis desde Japón o Australia, más una base de datos para aplicaciones y damos la posibilidad de que aquellos que hacen pronósticos del tiempo puedan mejorar la precisión gracias a los datos que proporciona la REM”. Para el futuro, el meteorólogo ya trabaja en la confección de un Atlas Climático de la provincia y en agregar un registro de granizo, algo que “va a llevar tiempo”, según afirmó.

 


“Hoy las aseguradoras son las únicas que tienen datos sobre granizo, al menos es lo que dicen, así que cobran lo que les parece y la gente de campo debe pagar para asegurar sus cosechas. Es un déficit muy acentuado en todo el país, porque este fenómeno climático es muy localizado y las estaciones que lo miden están a 200 kilómetros una de otra, o aún más lejos”, advierte. Para llevar adelante el proyecto de medir el granizo piensa en la colocación de cámaras de video en las estaciones.

 


Durante el año pasado, de a 10 estaciones, fueron calibrándolas con la ayuda del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Es indispensable cuidar la información acumulada, que hoy lleva 110 meses relevados y podría ser de mejor calidad si no se hubieran perdido muchos datos entre 2014 y 2015, cuando 28 mil datos quedaron en la nebulosa debido a una decisión del gobierno anterior de instalar un software que no funcionó. “Ya recuperamos 7 mil datos, un 25%, pero realmente 2015 fue un año nefasto para las REM”, reconoció Barros, quien prefiere hacer borrón y cuenta nueva.

 


Con una sonrisa, el meteorólogo recuerda algunos errores que fueron solucionando con trabajo y esfuerzo. “En  una estación la radiación solar no daba cero, ¡y era de noche! Otra vez la cola de una lagartija quedó enredada en un pluviómetro y hubo que hacer 300 kilómetros para sacarla. También nos pasó que una estación comenzó a marcar temperaturas por encima de los 80 grados, un calor que no hace ni en el Sahara…”.

 


Los pronósticos meteorológicos se basan en modelos físico-matemáticos, con una ventaja que es la disponibilidad a un click de computadora y una gran desventaja: no hay verificación local ni informan a corto plazo, sino a partir de las 3 ó 4 horas siguientes, lo que los hace perder efectividad e interés. “Con la REM vamos a verificar modelos y corregir los errores sistemáticos”, asegura Barros, quien pretende “pronósticos más locales, por ejemplo en el caso de las heladas, ya que San Luis tiene mucho relieve y no es lo mismo arriba que abajo en una misma región”. Y sobre la inmediatez, buscará tener esos pronósticos a menos de 3 ó 4 horas, con detalle de tormentas y alertas en cuanto a inundaciones, granizo y tornados, por ejemplo. Es un trabajo arduo y a largo plazo, pero con la base de la red establecida, ahora el tándem que construyó con Bañuelos le permite ir por más, ya que San Luis apoya este tipo de planes que siempre pusieron a la provincia a la vanguardia en materia tecnológica.

 



Curso de pronosticadores

 


Claro, para tener un equipo preparado se necesita capacitar gente. Hoy la tarea de mantenimiento y calibración de las estaciones recae en cuatro personas. El jefe del Subprograma REM, Guillermo Concha, tiene a su cargo un equipo compuesto por dos expertos en telecomunicaciones, Nicolás Gatica y Alejandro Vides; y un estudiante avanzado de Ingeniería electrónica, Fernando Digiovanni. Todos los días salen a recorrer las rutas de San Luis con un cronograma preestablecido para monitorear las estaciones y evitar problemas con la carga de datos.

 


El mes que viene comenzará un curso para formar nuevos pronosticadores meteorológicos, cuyo director será el propio Barros, con la organización de la ULP. Será gratuito, pero con un cupo limitado a 30 inscriptos, por lo que es posible que haya examen de ingreso ya que el interés es enorme y creen que van a superar con creces ese número. No es para cualquiera: exigen egresados o estudiantes de Ciencias Exactas o carreras afines con materias aprobadas como Análisis Matemático y las vinculadas con físicas básicas (Mecánica y Termodinámica). La duración será de tres cuatrimestres.

 


Bañuelos también anunció, sin dar muchas precisiones, que lanzará un concurso para programadores que quieran hacer aplicaciones usando datos proporcionados por la REM. Podrán crear nuevas app en dos categorías, una urbana y otra rural.

 



Las estaciones por dentro

 


La revista El Campo hizo una recorrida por dos estaciones meteorológicas con el equipo técnico del suprograma REM. Visitamos la de Potrero de Funes, ubicada en el Parque Nativo, y la que se conoce como San Luis Rural, que queda dentro del predio de Sol Puntano.

 


"Hay asistencia de dos tipos, preventiva y correctiva. La primera es de mantenimiento, casi siempre para destapar los pluviómetros. La correctiva la hacemos cuando se presenta algún problema, ya sea de medición o de conectividad", cuenta Nicolás Gatica.

 


En el caso de Potrero la visita fue preventiva. La estación está dentro de un cerco de alambrado olímpico de 4 metros por 4. Sobresalen dos aparatos y una caja con dos entradas. Son el pluviómetro y el sensor de temperatura y humedad. La caja es el 'data loguer', donde se almacenan los datos que luego, por medio de un enlace enganchado en el mástil que contiene el medidor de vientos, viaja por un nodo de fibra óptica hasta el Data Center de la ULP. Ese sensor de vientos cuenta con un anemómetro (mide la velocidad) y un sensor de dirección, conocido como veleta.

 


Hay estaciones más espaciosas. La de Villa Reynolds está en un terreno de 12x6 y la del aeropuerto de San Luis, de uno de 18x18, pero son excepciones. Todas funcionan con 220 voltios y algunas tienen un panel solar con batería para seguir activas aún ante un corte de electricidad. Tiene un doble anillo de puerta a tierra para minimizar los daños que pueda causar una descarga.

 


"El peor enemigo son los rayos", aseguran los muchachos, que hacen en promedio 450 kilómetros por día sobre recorridos pretedeterminados que arreglan con su jefe, Guillermo Concha. Lograron ajustar el monitoreo al punto que ahora pasan por cada estación cada 20 días, cuando antes lo hacían cada 25.

 


Ahora se les agregó más trabajo porque están bajo su órbita las 19 estaciones de San Luis Agua, que también entraron en la REM con datos específicos sobre el comportamiento de ríos y diques de San Luis.

 


En San Luis Rural los esperaba más trabajo. La estación funcionaba perfecta, pero no estaba transmitiendo bien al data center. "Cada cinco o seis paquetes de datos hay uno que no sale", determina Gatica tras observar una computadora que previamente conectó al data loguer de la estación. Rápidamente pusieron manos a la obra, Concha llamó al Data Center y entre todos la volvieron a poner en red.

 


Mientras tanto, Fernando Digiovanni y Alejandro Vides se encargaron de destapar el pluviómetro y ajustar el sensor de temperatura. Si tienen que cortar el pasto o arreglar un alambrado, también lo hacen, porque forma parte de la rutina de mantenimiento.

 


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