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Esperan que la carne baje en San Luis entre un 15% y 20% con el nuevo plan

Por redacción
| 23 de abril de 2017
A partir de una fuerte inversión y un precio de referencia para San Luis, el gobierno quiere carne más barata en la góndola.

El anuncio del Gobierno de reactivar los frigoríficos provinciales despertó expectativas en la sociedad de San Luis. Por un lado porque está la chance de recuperar puestos de trabajo en pueblos y ciudades del interior en los que están instaladas las plantas, y por el otro porque los funcionarios esperan que realizando la faena directamente, se podría llegar a bajar el precio con el que la carne llega a la góndola, que es el verdadero termómetro del bolsillo de los consumidores.
Según los primeros cálculos, los responsables de llevar adelante el Plan Maestro "Carnes de San Luis", que será presentado mañana en sociedad en un acto que se llevará a cabo desde las 17:30 en Terrazas del Portezuelo, creen que el precio de la media res al gancho puede bajar entre un 15% y un 20% a partir del desarrollo de este ambicioso proyecto.
Aunque el Gobierno guarda bajo siete llaves los aspectos más salientes, El Diario pudo saber que ya no habrá concesiones como en la etapa anterior, sino un manejo integral de parte del Estado para darle más valor económico al plan y generar producción de carne a una escala superior.  Si bien son seis los frigoríficos que recuperarán la actividad, en un primer momento abrirán los ubicados en Unión, Beazley y el Pueblo Ranquel, una planta con dinámica propia, ya que volvería a tener una administración independiente. Los que están en Quines, San Martín y la escuela agrotécnica de San Luis serán puestos en funcionamiento en una segunda etapa.
Cuando fueron pensadas, la capacidad de faena era reducida, de alrededor de 80 cabezas por día, con un pico en la planta de Unión, la más grande de todas y la única autorizada por entonces para tránsito federal de la mercadería, que podría matar hasta 120 animales. Esos números, según los analistas, conspiraron contra el proyecto original, porque no eran viables para que un privado a cargo de la concesión pudiera obtener márgenes de ganancia suficientes para mantener el negocio con vida. Eso sin contar que quienes se hicieron cargo no cumplieron nada de lo prometido y tampoco tuvieron control de parte de la administración política anterior, lo que derivó en plantas abandonadas y casi destruidas.

 

"El 60% de la carne que comen los puntanos viene de otro lado. Este plan llegó para terminar con eso"


De punta a punta
Ahora el Estado piensa intervenir en toda la cadena cárnica. Armará un espacio para recría y engorde en tierra Ranquel, se ocupará de la faena y, un aspecto muy importante, también tendrá las cámaras de frío suficientes como para hacer un acopio de al menos dos días de faena completos de todas las plantas. De esa manera podrá manejar el precio sin presiones del mercado, siempre pensando en los consumidores de San Luis. El plan también prevé un acuerdo con abasteros y comerciantes minoristas para que ayuden en el objetivo de bajar los valores al público.
Las dos claves para tener éxito pasarán por aumentar la capacidad de frío y la de faena. El primero se resolverá con la planta de acopio, que posiblemente esté en el Parque Industrial de San Luis. En cuanto a la capacidad de faena, requiere de reformas de fondo en las plantas, porque hay que alargar los rieles y las gancheras, sumar maquinaria y también mano de obra, un alivio para varios pueblos del interior provincial. El Gobierno pretende comercializar toda la carne producida dentro de San Luis, crear el precio de referencia y defenderlo de la especulación y los intermediarios.
El aprovechamiento de los subproductos que surgen de la matanza bovina también entrará en la ecuación para bajar los precios, ya que sin este ingreso sería imposible lograrlo. Las achuras las venderá el ente administrador de las plantas (todavía no está definida la figura legal) como parte del recupero, integrará la media res con la producción de harina de carne y hueso, que es muy usada para fabricar alimentos balanceados, y hará un acopio y conservación de los cueros para venderlos estacionalmente. Se sabe, en verano el precio viene a pique y las curtiembres hacen su negocio, pero en invierno suelen recobrar valor, por lo que teniéndolos guardados, se les podrá sacar el mejor provecho.

 


El pulso de la calle
Con estos datos en la mano, El Diario consultó a la gente involucrada en el comercio de carne de San Luis. Es un ambiente muy particular, en el que todos ruegan que su nombre no salga publicado, lo que da para pensar que todavía quedan muchos nichos en ‘negro’ a pesar de que el gobierno nacional ya puso en marcha la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario, que está tratando de que todo aquel que participe de la compra, faena y comercialización esté debidamente registrado y al día con la AFIP.
Por supuesto, como pasa luego de cada movida oficial, hay creyentes y ateos respecto de los resultados finales. Por eso lo mejor era consultar a distintos eslabones del comercio cárnico para conocer las opiniones y algunos datos fundamentales que permitan saber más sobre las consecuencias que puede arrastrar el plan.
Asegurado el "off", uno de los abasteros más grandes de la provincia desgranó algunos números del negocio. El hombre es escéptico de lo que pueda lograr el Plan Maestro "Carnes San Luis", aunque confía en los esfuerzos que hará el Gobierno. “Seguro que van a hacer lo imposible por bajar el precio de la carne que llega a la gente, pero con voluntad no alcanza, hay un precio de la hacienda en todo el país y contra eso no se puede. Veremos si acortan la cadena”, dijo.
Quizá el punto sobre el que más va a trabajar el Gobierno es el negocio de los comisionistas, sin dudas, el más redituable y menos riesgoso de todos. “Ellos trabajan de dateros, son los que te marcan dónde hay hacienda buena y a qué precio la podés conseguir. Sentados en una oficina, le cobran el 3% al vendedor y otro 3%  al comprador. Imaginate que una jaula de novillos, en la que entran entre 38 y 40 animales, está 500 mil pesos. El 6% de eso da 30 mil pesos sin poner un centavo de su capital”, describe el abastecedor, que está obligado a trabajar con él, a menos que también dedique tiempo a recorrer campos y remates. “Ahí tenés otra diferencia, siempre conviene comprar directamente al productor, porque el rematador se queda con otro 3%, y algunos un poco más”, agrega.

 


El flete, un gran problema
Otro abastecedor de carnicerías, en este caso de Villa Mercedes, también cree que el problema es que la carne ya está cara desde el origen, cuando el animal aún está en pie. “Un kilo de ternero liviano está arriba de los 45 pesos, cuando lo subiste a la jaula ya comenzás a pagar el flete, que son $28 por kilómetro. Sin haber faenado, ya el kilo está cerca de $60. Y ahora todos los frigoríficos cobran servicio de faena, ya no cierra el negocio sólo con las achuras y los cueros. Y si encima decidís llevar la hacienda a Buenos Aires, cada camión te sale cerca de 21 mil pesos”, cuenta.
La suma es larga entonces: lleva su tajada el rematador (3%), cobra el comisionista (6%), recibe su parte el fletero, el frigorífico está cobrando $600 por cabeza faenada cuando hasta hace unos años atrás sólo se quedaba con los subproductos y el abastecedor debe recargar su parte antes de bajar las medias reses al carnicero, que también tiene que conservar su margen de ganancia, que es cada vez más estrecho según arrojó una recorrida por las carnicerías de la capital puntana. Muchas manos en el mismo plato.
“Una media res llega a la carnicería a unos $70 el kilo, pero hay que tener en cuenta la merma, que es de entre un 25% y un 30%, porque encima en San Luis no hay compradores de sebo como en Buenos Aires, así que la grasa hay que tirarla junto con los huesos que no van con la carne. Lo que está recargando el comerciante es un 100% en los cortes de blanda y un 80% en los que llevan hueso, como el asado. Pero ni aún así cierra, por los costos fijos como la luz y los impuestos, así que muchos ya están pensando ponerle un 120% arriba en los próximos días”, aseguró un importante repartidor, que además tiene varias carnicerías distribuidas por la capital.
¿Qué podría solucionar la faena en frigoríficos provinciales? Seguramente el costo de matanza será el primero que intentarán bajar. Está el ejemplo del único frigorífico provincial, el de Justo Daract, que está concesionado a una firma de Coronel Moldes. Al igual que el privado ubicado en San Jerónimo, allí también cobran $600 por cabeza faenada más los subproductos. Eso sí, la empresa cordobesa está reconocida en el ambiente por su seriedad, las normas sanitarias y el cumplimiento de todas las pautas comerciales. Por algo fue el único frigorífico exitoso de los siete que construyó San Luis.
El frigorífico de Justo Daract tiene ventajas adicionales. La primera es un mercado grande cerca para abastecer, como el de Villa Mercedes. Y la otra es que cuenta con hacienda gorda, que es la ideal para faenar, a muy pocos kilómetros, ya que es la ciudad sanluiseña más cercana a la Pampa Húmeda. Y por si no alcanzara con los novillos cordobeses, también está el sur provincial, cuya ganadería es de primer nivel y reconocida en todo el país.
Algunos productores podrían eliminar al comisionista llevando hacienda propia a las plantas remozadas por el Estado, pero necesitan cerrar el círculo y convertirse en abastecedores, lo que no es fácil si no se conoce el negocio. Otra baja podría darse en el flete, ya que un productor de Quines o San Martín hoy no tiene una planta cerca y debe cargar hacienda en pie hasta San Luis. Lo mismo para los de Buena Esperanza o Nueva Galia en el sur, que deben llegarse hasta Daract; o los de Zanjitas y todo el corredor de la ruta 3 al sur, que se verían beneficiados contando con la planta de Beazley o la de Unión.
En cuestiones de mercado radica otra de las dudas que deberá despejar el Gobierno con la reapertura de las plantas. ¿Alcanza el consumo de Beazley, Unión, Quines o San Martín, más sus zonas de influencia, para sostener una faena redituable? “Con un chasis por día llevás carne suficiente para pueblos de 5.000 habitantes, un frigorífico necesita más movimiento para ser rentable y dar trabajo a la gente”, arriesga el abastecedor puntano, que mata entre cuatro y cinco jaulas por semana entre Justo Daract y San Jerónimo, toda hacienda que compra en San Luis. En este punto entrarán en juego el acopio y la distribución para mantener los márgenes positivos.
Los casos del Pueblo Ranquel y la agrotécnica de San Luis tienen otras aristas. El frigorífico para el pueblo originario siempre estuvo pensado como una salida laboral más para su gente, y además para faenar lo que puedan llevar otros productores de la zona, bajando los costos de flete. El de la escuela ubicada en cercanías del autódromo tiene una excelente ubicación, porque está cerca de la capital, pero se armó sólo para faenar cerdos, por lo que habría que modificar su infraestructura si pretenden incluir también bovinos. Por empezar, hay que subir los rieles y las gancheras al menos un metro, ya que las vacas son mucho más altas que los porcinos.
A partir de solucionar estos detalles, que no son menores pero al parecer están todos pensados, el Gobierno podrá cumplir con el objetivo de llevar la carne del campo a la mesa sin que sufran tanto los bolsillos de los puntanos.

 


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