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Mientras el otoño cae, la ganadería quiere levantar

Por redacción
| 18 de junio de 2017
La hacienda gorda tuvo precios muy sostenidos y la invernada se destacó por los grandes lotes de terneros recién salidos del destete.

Mientras el otoño deja caer las últimas hojas de los árboles, los establecimientos ganaderos abren sus tranqueras para enviar a subasta los terneros que salen del destete y cierran la actual época de zafra. Una vez más, el remate mensual de la consignataria ‘Alfredo S. Mondino’ en Buena Esperanza fue el termómetro que permitió medir la temperatura del negocio y el ánimo de los productores. Así, en estas coordenadas del país, el mercado de hacienda intenta superar el frío de los precios, que suben de a poco pero que no llegan a despegar, con un optimismo que aún alimenta la esperanza de un futuro promisorio.

 


Como marca la costumbre, el segundo viernes de mes los corrales del predio recostado sobre la autopista Nº 55 se llenaron con la hacienda de remitentes de todo el Departamento Dupuy, de otras localidades cercanas y de  provincias como Córdoba, La Pampa y Mendoza. Roberto Mondino, martillero de la firma, dijo que la plaza del sur de San Luis se ha convertido casi en un “mercado concentrador”. Por eso, no es extraño que hayan juntado nuevamente un encierre numeroso y parejo. Unas 1.415 cabezas de gordos y unas 3.103 de invernada y cría armaron el plato que atrajo compradores de todo el centro del país.

 


La subasta de animales para faena, que siempre se realiza a la mañana y entre los establos, fue el testimonio de que el mercado del gordo viene en levantada y en pleno intento de recuperar el terreno perdido. Una muestra de ello fue que se sumaron algunos clientes más de los habituales, quienes tuvieron que soportar un viento helado que levantaba la polvareda de los lotes. "Sáquense el frío ofertando”, alentó, con picardía y creatividad Alfredo Mondino sobre la caja de una camioneta para empezar las ventas.

 


El vehículo inició su recorrido frente a los corrales de las vaquillonas para consumo, que obtuvieron valores a la altura de los del mercado. Las livianas fueron vendidas entre $30,30 y $32,70, las medianas entre $33,20 y $33,50 y las pesadas entre $33 y $34. Los novillos tuvieron precios similares: los livianos entre $33,60 y $33,80, los medianos entre $30,20 y $31 y los más pesados de $29 a $29,80.

 


“Fueron precios muy sostenidos. Sólo se notó un poco marcada la diferencia cuando la hacienda era demasiado buena y estaba bien terminada. Pero en general, los valores fueron buenos en todas las categorías porque hoy tenemos un mercado mucho más estabilizado”, analizó Francisco Garín, gerente de la compañía cordobesa.

 


Es que a diferencia de los inicios del año pasado, cuando los precios dieron saltos bien pronunciados por el entusiasmo que generaban las políticas del gobierno nacional para el campo, hoy nadie quiere regalar nada. Y quedó demostrado en las arduas negociaciones entre los clientes y el martillero, que se extendieron durante casi dos horas.

 


"Estamos ante un otoño muy bueno para todos los campos. Se está terminando de levantar la cosecha y en las zonas que se ha podido cosechar, han sido grandes cantidades. Creemos que ya ha salido el 70% de los terneros y  probablemente nos vayan a faltar novillos. Tenemos muy buenas expectativas con los novillos de exportación en los mercados que se abren. Por eso en la ganadería siempre somos optimistas,  el que compra vacas hace buen negocio", instó Roberto Mondino cuando le tocó hacerse cargo del martillo en la segunda parte de la jornada.

 


Como durante todo el tiempo de destete, los terneros fueron los grandes protagonistas del encierre y las ventas de invernada y cría que se realizaron bajo la pista techada. Incluso la tendencia fue que aparecieran sobre la pista muchos lotes bien numerosos, de entre 70 y 100 ejemplares. "Estamos casi terminando la salida de terneros y por eso todavía hay tropas de jaulas completas de muy buena calidad. En poco tiempo, posiblemente empiezan a faltar", explicó Garín.

 


Los primeros en ponerse a la vista de los compradores fueron los machos y fueron también los que despertaron mayor interés y obtuvieron mejores ofertas. Los terneros de hasta 150 kilos oscilaron entre $36,20 y $43,20 por cada kilo de carne del animal en pie. Mientras que los que pesaron entre 150 y 200 kilos, se pagaron desde $33.70 hasta $40,90. En el caso de los novillos, los de 200 a 250 kilos registraron entre $29,80 y $36,70, los de 250 a 300 se pagaron entre $28 y $30 y los más pesados, de entre 300 y 350 kilos, rondaron entre los $24 y los $28,50.

 


Las hembras más jóvenes también tuvieron un rendimiento parejo. De modo que las terneras livianas anduvieron entre los $34,50 y los $40,50, y las más pesadas entre $32,30 y los $35,70. Las vaquillonas alcanzaron entre $27,30 y $30. Sin embargo, en el turno de los vientres se desaceleró un poco el ritmo vertiginoso que traían las ventas. Y, al igual de lo que viene sucediendo en los últimos remates, hubo menos manos levantadas por las madres que por los terneros machos. "Posiblemente haya un poco de retención de hembras. Hoy (por el viernes pasado), por ejemplo, la mayoría del encierre fueron machos, lo que quiere decir que la gente va guardando para reposición o se va dejando sus terneras para futuras madres", arriesgó Garín. Mondino fue más directo y admitió que al mercado de vientres "le falta reaccionar todavía. Además había varios lotes de vacas CUT (cría último ternero), que siempre son un poco más difíciles de vender. Pero a pesar de ello, los precios fueron muy buenos y al nivel del mercado".

 


Fue así que la vaquillona preñada osciló entre los $11.400 y los $13.500 y la vaquillona para entorar, entre los $9.000 y los $10.100.

 


La espera continúa
El remate fue tan ágil que terminó antes de las cinco de la tarde, a pesar de que por el número de cabezas ofertado se podría haber prolongado un poco más. Al finalizar, hubo gestos de conformidad entre los compradores y los vendedores, pero sin la euforia que se palpaba en las subastas del año pasado, cuando los precios treparon con mayor holgura. Es que si bien entre los ganaderos hay buenos ánimos por el presente del negocio, muchos esperaban una reactivación mucho más grande de la que verdaderamente se ha dado.

 


Dario Engraff, productor de General Pico, La Pampa, opinó que la ganadería tiene un buen andar pero "siempre estamos esperando un futuro mejor". Para el hombre de la firma 'El Empuje', que desarrolla el ciclo completo de la producción de carne, los precios han despegado,  "pero los costos fijos argentinos son muy altos. El gasoil y los impuestos también despegaron, y la vaca que se vende ahora, el año pasado valía exactamente lo mismo pero en el acumulado tenemos una inflación del 40%. Es cuestión de esperar, pero esta es la realidad que tenemos", sostuvo.

 


Garín coincidió en que la inflación "no ha acompañado como uno esperaba", pero sostuvo que los valores "de a poquito van subiendo. No pega los saltos tan pronunciados de un mes hacia el otro como se venía dando el año pasado, sino que está todo más estabilizado. De todas maneras, el productor no afloja, acompaña siempre y la parte anímica viene muy bien".

 


Ese espíritu optimista que todavía reina en el paño ganadero y que ayuda a mantener la calma, tiene su correspondencia en la voluntad de nuevos actores que quieren ingresar al negocio de las vacas, que sigue siendo atractivo.

 


Eduardo Lloret e Isabel Mansilla son un matrimonio que el viernes pasado asistió por primera vez al remate de Mondino en calidad de remitentes. Son de Victorica, La Pampa, y tienen una empresa como contratistas rurales llamada 'El andariego', y ahora decidieron invertir en hacienda. "El año pasado cambiamos algunas herramientas por animales porque creemos que ha mejorado bastante y hoy en día se puede apostar", expresó la mujer.

 


Motivados por el prestigio que la consignataria cordobesa tiene en el sur puntano, llevaron vaquillonas y novillitos para vender y quedaron satisfechos con el resultado. "Nos fue muy bien, pero recién estamos empezando. Creemos que los precios no han despegado mucho aún, pero tenemos fe de que va a mejorar", valoró el hombre.

 


Roberto Mondino se mostró conforme con los valores que obtuvieron y si bien sabe que todavía puede crecer más, confía en que "más allá de los números, hay otro ánimo". Y tras el paso fuerte de la ternerada, empiezan a prepararse para la temporada de reproductores. "Vamos a esperar el resultado de las sequías y hay que ver qué financiación presentan los bancos. Pero siempre somos optimistas de que el camino hacia adelante es bueno", concluyó.

 


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