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Por la recuperación de la Cuenca

El Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción ya aprobó 250 planes de manejo sustentable de suelos para las superficies productivas de la zona cercana a Villa Mercedes. Estiman que en cuatro años se plantarán alrededor de un millón de especies arbóreas beneficiosas.  

Por redacción
| 23 de julio de 2017

Hay una Ley de Emergencia para solucionar los problemas hídricos que tiene la Cuenca del Morro. Para empezar a remediar esos suelos, el gobierno de San Luis les solicitó a los productores que informen cómo será la forma en la que cultivarán de aquí a cinco años. Deben incluir en la planificación de cada establecimiento la forestación del 5% del total de sus lotes. Cerca del 60% de los campos han presentado sus planes y empezaron a plantar sauces y álamos.

 

Algunos establecimientos arrancaron a toda marcha con los árboles. El Quebrachal es uno de ellos. Está ubicado a 30 kilómetros de Villa Mercedes por la autopista Nº 55, en dirección a Merlo. Patricio Fabbri es uno de los agrónomos que lleva adelante el plan de forestación, que no sólo incluye la plantación de especies de raíces profundas, sino también la rotación de los cultivos que ayude a recuperar el balance hídrico.

 

La idea de que cada productor arme un proyecto se basa en que los problemas no son iguales para todos ni de la misma gravedad. No es lo mismo un campo ubicado en la cuenca baja que otro que se encuentra en la media o en la alta. Lo mismo sucede con los tipos de árboles a implantar. El jefe del Programa Forestal y Frutihortícola, Juan Lavandeira, contó a la revista El Campo sobre un dilema que se presenta a la hora de hacer estos trabajos. “Siempre hablamos de nativas versus exóticas. Los suelos de la Cuenca ya no son más los de antes, algunos se han vuelto medanosos y una especie autóctona ya no funcionaría, pero sí un álamo para ayudar a recuperar la superficie. Es decir que en cada establecimiento decidirán cual es la planta que mejor se dará y eso va a depender del problema específico que tengan”.

 

“Hasta el momento 250 establecimientos presentaron un plan elaborado por ingenieros que especifican cuales serán las formas en las que tratarán los suelos. Calculamos que en la zona se plantarán cerca de un millón de árboles. El Estado también brindará una pequeña colaboración con hasta 400 estacas de álamos y sauces por campo, para que puedan iniciar sus labores. Parte de esa producción saldrá de los viveros que tiene San Luis en la ex Colonia Hogar y en Villa Mercedes”, destacó, y aclaró que los profesionales tienen tiempo hasta fines de agosto para implantar ambas especies.

 

En cuanto a los requerimientos que el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción impuso, el funcionario explicó: “Aquí se hace el análisis de lo que presenta el productor en su plan, tanto para el manejo productivo como el de la forestación. A partir de allí, en caso de ser necesario, comienza un trabajo conjunto con el productor. Una vez que es aprobado el proyecto, comienza el seguimiento para saber si las tareas realizadas las cumplen en tiempo y forma”, aseguró, y explicó que la implantación se hará en un período de cuatro años, tiempo que está determinado por el momento de siembra que cada especie requiere.

 

El ingeniero Fabbri comentó que en El Quebrachal hicieron su pico de gravedad hace cuatro años. “Lo que venimos viendo es que la erosión eólica es un gran problema en la Cuenca, diríamos que es la precursora de la erosión hídrica. El viento en esta época del año genera cauces ficticios, y cuando comienzan las lluvias el agua se estanca ahí. Es en ese momento cuando se hacen las cárcavas más importantes. Hoy, por muchas de las que ya tenemos en el campo, no corre agua, no obstante en las partes bajas donde antes había bañados las napas han subido. Y todas ellas terminan su recorrido en el río Nuevo”, detalló el especialista sobre el estado de algunos de los establecimientos en los que él es asesor.

 

Son varios los establecimientos que trabajan para poder controlar los desbordes hídricos que afectan las superficies productivas. Fabbri habló de otras medidas que hace tiempo tomaron los dueños de los campos. “Hace varios años que hacemos cultivos de cobertura en franjas. Los trabajos se hacen para fijar los rastrojos y ayudar a frenar el viento. También en algunos bañados hemos sembrado agropiro, en este caso para ayudar a la absorción del agua y evitar que los bajos se agranden”, dijo. También agregó que ya se han hecho tareas forestales. “Hace 15 años plantaron pinos, eucaliptus y álamos en alrededor de 10 hectáreas. En su momento se tomó esta decisión por la aparición de la primera cárcava”.

 

Productores no sólo que conocen la zona si no que tienen plena conciencia de qué es lo que hay que hacer para mejorar los suelos. Muchos de ellos se encuentra por la zona de El Quebrachal. “El año pasado plantamos unas cuantas especies, pero eran de mala calidad por lo que no dieron los resultados esperados", reconoció el ingeniero agrónomo.

 

"Eran estacas de álamos. Algunos estaban enfermos y no pudieron prosperar. Este año decidimos comprar 12 mil de la misma especie a raíz desnuda, en un vivero de Mendoza", continuó su relato Fabbri, quien dijo que se trata de un álamo denominado "Contidoce certificado".

 

Por supuesto que ya saben como irán dispuestos en los campos. “Vamos a hacer una forestación de seis por cuatro, con una densidad de 400 árboles por hectárea, lo que sumará un total de 30 hectáreas en esta primera etapa. Las tareas están pensadas para cuatro establecimientos: Buli Agropecuaria SA, El Alpataco SA, Los Mestizos SA y El Quebrachal”, expresó el ingeniero Fabbri, quien agregó que se trata de empresas familiares que vienen lidiando con el problema desde hace 60 años.

 

En esos campos se hace soja y maíz. “La rotación que hacemos es de un 70 por ciento de maíz y un 30 de soja, y lógicamente no hacemos monocultivo de la oleaginosa. Toda esta información la hemos plasmado en los planes presentados al Gobierno”, dijo para demostrar que existe un compromiso anterior que tuvo como broche de oro la presentación de los requerimientos de la Ley de Emergencia Ambiental en la Cuenca del Morro.

 

La elección de la especie está basada en la experiencia no sólo de los asesores sino también de lo que los dueños de los campos, que están allí desde hace años. “Ya hemos hecho trabajos de forestación en un campo al sur de la provincia llamado El Destino, en el que principalmente había médanos, y obtuvimos muy buenos resultados. Pudimos comprobar que el álamo tiene una tasa de crecimiento bastante alta y que se adapta a climas adversos. Es así que decidimos replicar la idea para fijar las cárcavas y en épocas de lluvia ayudar a la absorción de aguas profundas y superficiales”, destacó el ingeniero Fabbri. Al parecer, según contó el profesional, esto es solo una parte de un plan mucho más ambicioso que tienen en mente. “Queremos forestar alrededor de 400 hectáreas y seguir estudiando las mejores especies según la evolución que vayamos viendo en los suelos”, adelantó.

 

 

La realidad que los acompaña

 

Entre todos los establecimientos en los que Fabbri hace el asesoramiento para la planificación en el manejo de suelos suman alrededor de 300 hectáreas, que en algunos casos están en uso y otras no se podrán recuperar.”Como trabajo complementario hemos hecho defensas de las cárcavas. El dilema que tenemos en esa zona es que la pendiente coincide con la orientación predominante de los vientos, que son de noreste a noroeste, lo que produce la pelada de los lotes. Ese fenómeno, que se agrava con la llegada del agua, se puede ver bien marcado en la parte baja, donde ya se han roto los bañados”, dijo.

 

Es conocido que existe cierta reticencia a las nuevas labores que los productores deben llevar adelante desde el momento en que el río Nuevo irrumpió en la Cuenca. No obstante los técnicos del ministerio reconocen que la tendencia está cambiando y que todo será para el beneficio de los habitantes de San Luis. “Todos los cambios son difíciles y en algunos casos todavía no hay mucho convencimiento, pero de a poco la conciencia de que éste es un problema de todos va saliendo a la luz. Se trata de un desbalance ambiental grave y todos debemos formar parte de la solución con el acompañamiento del Estado”, aseguró Lavandeira, quien no sólo se hace cargo de los trabajos en la tierra sino que machaca sobre la concientización de todos los actores.

 

Por Magdalena Strongoli

 

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