15°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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"Hay chistes míos que tampoco entiendo"

Entre lápices, bosquejos y libros, rodeado de un bosque espectacular cuyos sonidos alcanzan a escucharse en los audios de la entrevista, Liniers pasa sus días en Vermont, Estados Unidos. El historietista habló con Cooltura sobre cómo fue dedicarse de lleno al dibujo en tiempos actuales, su vida en el país del norte y sus continuas publicaciones para medios argentinos.

Por Noelia Barroso
| 14 de agosto de 2017
Fotos: Juampi Correa - Rafael Calviño

Ricardo Siri heredó su segundo nombre en honor a su abuelo, pariente de virrey del Río de la Plata Santiago de Liniers. Y aunque intentó seguir la tradición familiar de estudiantes y practicantes de Derecho, no logró finalizar la carrera. Simplemente no era lo suyo. También probó con Ciencias de la Comunicación y luego terminó Publicidad, aunque no la ejerce.

 

Su vida cambió por completo cuando decidió dar “un salto al vacío”, como él lo llama, y se dedicó a dibujar. Aunque al principio –e incluso hasta hoy- algunos editores y ocasionales lectores no lograban entender sus creaciones, consiguió que publicaran semanalmente en 1999 su tira Bonjour en el suplemento NO! de Página/12. Pero fue en 2001 cuando publicó su famosa tira “Macanudo” y a partir de ahí fue un éxito tras otro. Actualmente, tiene editados más de veinte libros. Fellini, los pingüinos, Madariada y Enriqueta, -emblema de #NiUnaMenos-, son algunos de los tantos personajes que lograron imponerse en diarios y revistas. El humor que caracteriza las tiras de Liniers, que se dibuja como un conejo, es fresco, inteligente, inocente y por momentos algo duro.

 

Realizó novedosas giras por Europa y América Latina junto a su amigo Kevin Johansen y mientras el músico cantaba, él pintaba en vivo. Y quizás uno de sus mayores logros es haber ilustrado la portada de la prestigiosa revista The New Yorker, cinco veces. Pero él considera que su mejor momento profesional aún no ha llegado.

 

¿Estás radicado en USA? ¿Por qué razón te fuiste?

 

Estoy viviendo en Estados Unidos hace un par de años porque me invitaron de una universidad de historietas que se llama "The center for cartoon studies" y que fue hecha con dinero de Charles M. Schulz, el señor que hacía Snoopy. La universidad me invitó con un fellowship (beca universitaria) para estar un año acá en Vermont y me parece que a las aventuras cuando aparecen hay que tomarlas, así que durante este año estaré viviendo acá en Vermont posiblemente el año próximo también, con la familia. Ya volveremos.

 

¿Cómo impactó en tu entorno y en tu vida dedicarte de lleno al dibujo?

 

Cuando decidí dedicarme a la historieta fue medio un salto al vacío porque empecé estudiando Derecho, que era un salto al lleno, después estudié Publicidad que también fue un salto al lleno pero en algún momento descubrí que lo que tenía y lo que quería hacer y que disfrutaba era hacer historietas. Fue en la década del 90 antes de que existiese inter net, los blogs y todas esas cosas.
Justo después de que cerraran las revistas como Fierro, Humor, la Editorial La Urraca, así que literalmente era el vacío, no había nadie publicando historietas salvo los dos o tres diarios que todos conocemos y dentro de esos diarios hay diez, quince dibujantes... así que fue un salto al vacío y en mi familia hubo una mezcla de angustia y comprensión. Como en todas las familias que tienen un hijo artista medio raro, dijeron: 'Bueno, es lo que él disfruta, vamos a hacerle el aguante pero ¿de qué va a vivir este muchacho?'.

 

¿Cómo fue el origen de Macanudo?

 

A Macanudo empecé a publicarla en 2002 en el diario La Nación gracias a Maitena, que fue la que empujó bastante para que la publicaran en un gesto muy generoso que no lo he olvidado. En ese año el país estaba en un caos absoluto; veníamos de los cinco presidentes, del corralito, de Cavallo, De La Rúa... en Estados Unidos habían caído las Torres Gemelas, George Bush invadía países de onda... y lo único que venía en el diario era pesimismo, parecía que se había acabado lo que se daba y me pareció que era un buen acto de resistencia o de no apuntar a ese pesimismo, sino entrar con algo que fuese un esfuerzo por ser optimista en medio del caos. Ahí empezó Macanudo, puse un pingüino, una trompeta y traté de remar a favor, en vez de remar en contra y Macanudo tiene un poco eso, es un espacio donde yo intento que cuando está todo el mundo hundiéndose no tirarles un yunque, sino un salvavidas.

 

¿Por qué creés que los lectores se enojan cuando no entienden alguno de tus chistes?

 

Descubrí que la gente se enoja más con un chiste que no entiende que con un chiste malo, si a mí me cuentan un chiste malo nadie se enoja, pero cuando alguien cuenta algo y no entienden por dónde va la gracia se lo toman como una ofensa, como si uno estuviese diciendo que no son inteligentes. Creo que muchas veces hay gente que está acostumbrada a leer los chistes en el diario de una manera, como se hicieron siempre, con un remate en el último cuadrito, y a mí a veces eso no me interesa. No me interesa rematar con un chistonto solamente porque el final es el último cuadrito, hay una ley que tiene que hacer eso. Pero me di cuenta de que la gente cuando se frustra se enoja, pero no tiene que enojarse. Hay un montón de chistes míos que tampoco entiendo, me pasó de mandar al diario y preguntarme ¿qué fue esto que acabo de hacer? Así que no está mal, no hay que entender todo ni tampoco hay que hacer todo tan fácil de entender.

 

Ahora, tenés un montón de fanáticos y seguidores...

 

Estoy muy contento, son más de los que esperaba tener cuando empecé a dibujar en los 90. Estoy muy contento con que haya funcionado así Macanudo pero no es algo que uno esté prestando tanta atención porque si no se vuelve loco. Yo trato de hacer la mejor tira cada día, lo que sale ese día. Macanudo es mi techo, no es que me da el cerebro para más. Y si funciona y si hay gente que se engancha con eso mejor. Pero la verdad es que trato de hacer algo que me ponga bien a mí.

 

¿Cómo fue salir de gira con Kevin Johansen y cómo tomó la gente de distintos países la idea de la música y la pintura en vivo?

 

Lo de Kevin se dio primero por una amistad, cuando empezamos a hacer el show con él ya éramos muy amigos, lo que lo hizo más fácil. Lo que tuvo de interesante fue la sorpresa, porque no se hacían shows así. Tiene medio como el vértigo de hacer algo que no sabés bien qué va a ser y al mismo tiempo uno va con la seguridad de que cuando hace algo por primera vez nadie te puede decir que lo estás haciendo mal. Así que creo que con Kevin nos salió hacer un show bastante personal que se parece a nuestro sentido del humor, la amistad que tenemos la subimos arriba del escenario y que lo que él hace entra por los oídos, lo que yo hago entra por los ojos y me parece que era un buen maridaje. Es algo que disfrutamos mucho y seguramente vamos a seguir haciendo. Aunque estoy lejos eso está siempre en el horizonte.

 

¿En qué momentos dibujás?

 

La tira Macanudo la dibujo generalmente a la mañana, salvo que tenga que adelantar trabajo por algún viaje o algo así. Suelo ir al día, dibujo para lo que se publicará al día siguiente y a la mañana.
Por la tarde hago los proyectos paralelos como lo libros o alguna ilustración que me piden. Cosas que uno hace por placer no más, va más a la tarde y en el medio juego con mis hijas todo el tiempo.

 

¿Usás papel o computadora para crear?

 

Soy muy inútil con la computadora, la verdad es que no es por una cuestión de estar en contra de la tecnología, sino porque nunca conseguí sacarle algo sutil a la computadora y sí consigo sacárselo a la acuarela y a la tinta. Así que soy medio a la vieja usanza, necesito que el original exista, me gusta saber que en algún lado del mundo el dibujo ese de Mafalda esperando a la tortuga es un dibujo, un objeto que existe y me parece que Mafalda existe ahí. Cuando está todo tan en digital siento que me da rabia que no exista un dibujo que quizás me guste mucho. Pero hay gente que labura en digital y es una herramienta tan increíble que me da bastante envidia y me hubiese gustado manejarla pero soy un analfabeto.

 

Llegaste a ilustrar la tapa del New Yorker, ¿Qué sentiste al respecto?

 

La tapa del New Yorker es algo que disfruto mucho cuando la hago. Cada tanto mando ideas a ver si muerden de nuevo, salieron ya cinco tapas así que la verdad no me quejo. Es algo que no estaba ni en mis planes, pero a veces uno tiene la suerte de aparecer en el lugar correcto en el momento indicado y la editora del New Yorker te dice: '¿Por qué no nos mandás unos bocetos?' y uno manda porque qué otra cosa va a hacer.
La verdad es que para nosotros los dibujantes publicar ahí es el Barça... cuando leo la lista de los otros dibujantes que publican ahí me da la sensación de que voy muy de atrás pero que me anoté en la fila.

 

¿Cómo surgió el dibujo para la marcha #NiUnaMenos?

 

El dibujo para #NiUnaMenos surgió porque me lo pidió Florencia Etcheves, una de organizadoras de la marcha junto con un colectivo de periodistas y escritoras que estaban en eso. Me lo pidió y la verdad es que lo hice pensando en que ojalá que la gente que lee Macanudo vea el dibujo y se enganche con el tema y vayan a la marcha. En ese momento yo estaba en Barcelona, no sabía ni cuándo iba a ser la convocatoria. Mandé el dibujo con esa expectativa y de repente empezó a rebotar por todos lados. Uno como dibujante quiere que lo que uno hace tenga esa aceptación pero en el caso de este dibujo es algo que duele mucho y que me da mucha rabia que exista eso y por consiguiente las marchas. No es que lo veo y me pongo contento, funciona más como una piña que como una caricia. Y la última vez que me lo crucé de sorpresa fue con la foto de Micaela García, que apareció muerta y estaba con la remera puesta con el dibujo de #NiUnaMenos. No tengo una relación fácil con ese dibujo porque me parece aberrante y repugnante que pase tan seguido, que siga pasando y que no pare de pasar que hombres maten a mujeres.

 

Publicaste un dibujo muy impactante por la muerte de Micaela García (N de la R: la joven asesinada en abril de este año) , ¿Cómo te afectó este caso?

 

Cuando pasó lo de Micaela García, mi hermana me mandó una foto con un texto que decía que la encontraron muerta y con la remera de Enriqueta puesta. Es muy doloroso, me pareció que el mínimo gesto que yo podía tener hacia ella como homenaje, ya que ella se había puesto mi remera era dibujarla, pero hacés eso y pensás que no sirve para una mierda, te querés matar. Hice el dibujo, lo publiqué en el diario y me enteré que a los padres les había gustado entonces se los mandé. Me parece horrible y doloroso.

 

¿Continuás trabajando para medios argentinos desde allá?

 

Sigo trabajando desde acá, desde Vermont, para La Nación sigo publicando todos los días Macanudo (estoy afuera en medio de un bosque en Vermont y me cruzo unos bichos rarísimos).
Desde el bosque sigo mandando estas pequeños macanudismos hacia el diario todos los días y también sigo trabajando en un par de libros que voy a publicar acá en Estados Unidos y en Argentina que se llama Buenas Noches Planeta. Lo lindo de trabajar en lo que a uno le gusta es eso, que no tenés ganas de parar.

 

¿Considerás que estás en tu mejor momento profesional?

 

No sé cuál va a ser mi mejor momento profesional, ojalá que no sea éste, ojalá que esté adelante. Pero estoy en un momento en que estoy disfrutando mucho.

 

 

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