18°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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La producción de carnes sigue viento en popa

La faena de las principales carnes registra una tendencia creciente que permite un abastecimiento interno muy alto, pese a que también aumentan las exportaciones de carne de pollos y de carne vacuna.

 

Según las estadísticas del Senasa, en el período enero-julio la producción de carne de cerdos aumentó 8%. En tanto, en julio el proceso se aceleró y el crecimiento fue del 12% interanual. También crece la faena de pollos. En enero-julio subió un 5%, mientras que en julio la producción subió 8% respecto de igual mes del año pasado.

 

En el caso de la producción porcina, todo hace prever que la tendencia será creciente en los meses que vienen; en cambio en el caso de los polleros habrá que esperar a las estadísticas para corroborar la reducción deliberada de pollitos bebé que el sector anunció para la segunda parte del año como medida para reducir la oferta e intentar una mayor reacción en el precio. Por ahora la tendencia es a una producción mayor.

 

Entre ambas carnes aportan un volumen al mercado interno que permite un consumo promedio ponderado de 60 kilos, lo que empata al consumo de carne vacuna. Entre las tres, cada argentino dispondrá de un consumo estimado en 120 kilos este año.

 

Esa mayor producción encuentra una demanda interna que perdió poder de compra, lo que presiona los precios. Un ejemplo está en la venta de pollos, cuyos valores al público aumentaron sólo 10% interanual, muy por debajo de la inflación.

 

En el caso de la faena vacuna, el aumento interanual que se registró en julio también fue alto y llegó al 12%, lo que elevó el porcentaje promedio del acumulado en los primeros 7 meses del año a 6,6%.

 

En el desagregado se observan estas variaciones: la faena de vacas aumenta sólo 4%, lo que indica que el productor está reteniendo vientres que ya le dieron buenos resultados; pero aumenta 30% la faena de vaquillonas, un símbolo de la menor retención y la mayor salida de hacienda de los feedlots, lo que a su vez queda confirmado por el incremento del 10% en terneros. Un dato importante es que la faena de novillos y novillitos aumentó 10% en julio y en forma interanual. Es el segundo mes en el que se registran más envíos de machos (con más kilaje) a los frigoríficos.

 

Tampoco los precios del sector vacuno se actualizaron en línea con la inflación. En los últimos 12 meses el promedio de los valores de los cortes en la góndola, según la estadística que difunde le IPCVA, fue de $128 y el incremento de 14%. Por su parte, las cotizaciones de la hacienda aumentaron todavía menos: el precio del novillo en julio de este año fue 8% superior al que tuvo en igual mes del año pasado, y el del ternero fue 10% mayor, esto da cuenta también de que la caída en los ingresos por venta de subproductos (por cueros principalmente) que en los últimos dos años viene afectando a la industria recortó su poder de compra de hacienda.

 

El retraso en el sector avícola es mayor y continúa ampliando la brecha entre el pollo y el asado. También hay variaciones en las relaciones de precios entre el asado y el pechito de cerdo. Así lo explica el informe mensual de precios del IPCVA: “En los últimos doce meses, la carne vacuna tuvo un precio relativo moderadamente superior (+5,4%) al registrado un año atrás frente a la carne aviar. En julio de 2016 podían adquirirse 3,32 kilogramos de pollo fresco entero con un kilogramo de asado, y en el último mes de julio la capacidad de compra del corte asado (carne vacuna) en términos de carne aviar se incrementó a 3,50 kilos. Sin embargo, frente al corte de carne porcina pechito de cerdo, el asado mostró un precio relativo significativamente más bajo (-11,3%) y el poder de compra de la carne vacuna pasó de 1,27 a 1,12 kilos de carne de cerdo comparando los meses de julio de 2016 y 2017”.

 

El consumo de carnes de nuestra población sigue muy alto, en los mismos niveles que había en los años del kirchnerismo, pero ahora con mejores condiciones para exportar pese a que la competitividad sigue siendo baja aún cuando se tomaron algunas medidas para revertir el problema. Medido de este modo, se podría decir que hay un empate entre el consumo de la carne vacuna (60 kilos) y la sumatoria de pollos y carne de cerdo (45 y 15 kilos respectivamente), sin embargo cuando se lo mide en función del gasto, la relación es muy desigual. Los 60 kilos de consumo de carne vacuna a un promedio de $128 implican un gasto de $7.700 pesos al año, en tanto en pollos el consumo es de $1.600 y en carne de cerdo (tomando como referencia el valor del pechito) también es de $1.600. El ingreso a las cadenas avícola y porcina, o el gasto del ciudadano en esas carnes, es el 40% del dinero que recibe la vacuna.

 

Para desagotar la alta oferta interna los empresarios avícolas y del sector de la carne vacuna están reclamando mejores condiciones para exportar y así desagotar el sobreabastecido mercado local. En esa línea, el Gobierno decidió la semana pasada aumentar los reintegros fiscales en 1% para alcanzar un porcentaje de hasta 6,5% sobre el valor Fob. Esa medida y la devaluación de las últimas semanas mejoraron el ánimo y las perspectivas de crecimiento en los embarques para este año. Además, funcionarios nacionales reconocieron que analizan incentivos fiscales a la producción de novillos para mejorar la oferta de vacunos que puedan abastecer la demanda mundial de carne.

 

Las medidas tomadas y en estudio fueron muy bienvenidas pero no compensan el atraso del dólar ni el costo argentino que implica tener alta carga fiscal, inflación en dólares y distorsiones de todo tipo en la cadena productiva. En eso hay que trabajar para volver a contar con una producción de ganados y carnes competitiva.

 

 

Perspectiva de oferta ganadera

 

En los meses que vienen la oferta de carne vacuna será alta. La salida de ganado de los feedlots se está demorando por varios motivos pero, antes o después, aparecerá en el mercado lo que se encerró en la primera parte del año, hacienda que mayormente promediará entre 300 y 380 kilos.

 

De acuerdo a las estadísticas de la Cámara de Feedlots, en julio los corrales seguían llenos y la ocupación logró niveles de los más altos de los últimos años. “La situación al inicio de julio presentó una ocupación que, luego de tres meses seguidos de crecimiento, alcanzó el 72%. Este es el segundo año con niveles de ocupación en valores que no se registraban desde 2011. El IRF (Índice de Reposición Feedlot) muestra una reposición de los corrales similar al mismo mes del año pasado, con un ingreso de 1,26 terneros por cada animal vendido a faena”, señala el informe.

 

El escenario que se presenta este año es similar al del segundo semestre del año pasado: altos niveles de encierre y problemas para terminar la hacienda a causa del clima excesivamente húmedo. Las lluvias por un lado beneficiaron a la zona de cría, lo que permitió que los productores retengan más tiempo los terneros, lo que alargó la zafra. Las temperaturas también colaboraron ya que no fueron muy bajas este año.

 

Por otra parte, para los engordadores y recriadores los altos registros de precipitaciones complicaron los procesos productivos. En los corrales el barro fue otra vez un serio problema que demora todavía la terminación del ganado. Además están los que prefieren  estirar la estadía en los corrales de la hacienda con el objetivo de seguir agregando kilos y evitar además la compra-venta con los gastos comerciales que implica.

 

Juan Eiras, directivo de la Cámara de Engordadores y del Feedlot, explicó lo que esperan que suceda con el mercado en los meses que vienen: “La oferta va a crecer, de a poco va a ir apareciendo en el mercado lo que se encerró en la primera parte del año, que fue mucho. Pero esperamos que los precios se sostengan en parte porque al haberse alargado la permanencia del ganado en los corrales por la menor conversión o por la inclusión de la recría, no habrá un pico tan marcado de oferta” consideró el productor y empresario, quien destacó la favorable relación maíz-carne, que ronda el 15 a 1 e impulsa el agregado de kilos. En esa relación radica la rentabilidad del engorde. Los feedloteros estiman que el costo promedio por kilo producido ronda los $24 y que la renta del ciclo será de entre el 8% y el 10%, lo que implica cerca de 20/22% calculando 2,5 ciclos al año. Es por demás positivo respecto de las pérdida de otros años, pero no con relación al interés que paga el sistema financiero y que desalienta la inversión, más cuando en actividades productivas como la ganadera o la agrícola la presión fiscal es alta y creciente.

 

 

Feedlots piden más controles en peso de faena

 

EL Gobierno decidió meses atrás dejar de lado el aumento en la caución, que había sido elevada a $10.000 para los que faenan con menos de 300 kilos. La medida fue postergada hasta tanto se instalen en las fábricas los controladores fiscales y las cámaras de seguridad en los palcos de faena. La Cámara de Feedlots pidió que se afiancen esos controles a la faena de livianos: “Esperamos que se retome el control del peso mínimo y que pongan en marcha las herramientas planteadas (balanza con controlador fiscal y cámaras en los palcos de faena)”. También dijeron que es necesario que la exportación continúe creciendo para que los incrementos de producción "puedan ser sostenibles".

 

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