Personas tratadas como cosas

El infame negocio del tráfico de personas vuelve a su apogeo doscientos años después. Los derechos humanos aparecen triturados de la misma manera que la esperanza de que esas atrocidades remitan en lo inmediato. La civilización humana, capaz de los más grandes logros técnicos y científicos, muestra que también puede ser irracional, salvaje y déspota.
Traficantes de personas lanzaron a unos 300 migrantes por la borda frente a las costas de Yemen, y se teme que muchos de los que permanecen desaparecidos estén muertos, denunció la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Los sobrevivientes contaron que los tiraron al mar cuando creyeron ver a las autoridades cerca de la costa. Luego, los traficantes regresaron a Somalia para seguir su negocio y recoger más migrantes para llevar a Yemen por la misma ruta.
Es impactante e inhumano. El sufrimiento de los migrantes en esa ruta es enorme. Demasiados jóvenes les pagan a los contrabandistas, que les ofrecen la falsa esperanza de un futuro mejor. Los delincuentes habrían lanzado a unas 180 personas al mar el viernes 11. Cinco cuerpos fueron recuperados y hay unos 50 de-saparecidos, informó la OIM.
Este último incidente ocurrió apenas 24 horas después que otros traficantes lanzaran al mar a unos 120 somalíes y etíopes al acercarse a la costa de Shabwa, la gobernación yemení sobre el mar Arábigo, que dejó 50 personas muertas. Las personas buscaban llegar a países del Golfo a través de Yemen.
El personal de la OIM también encontró 29 tumbas al ras de la tierra en una playa de Shabwa durante una patrulla de rutina. Los muertos fueron rápidamente enterrados por los sobrevivientes, que promediaban los 16 años. La ONU sigue subrayando que la comunidad internacional debe priorizar la prevención y la resolución de varias situaciones que generan movimientos masivos y expone a los que ya están en movimiento a un peligro significativo. Parece una declaración de rutina.
Desde enero, la OIM estimó que unas 55.000 personas se fueron del Cuerno de África hacia Yemen, la mayoría con el fin de encontrar mejores oportunidades en los países del Golfo, de los cuales más de 30.000 son menores de 18 y proceden de Somalia y Etiopía, y casi una de cada tres, es mujer. La travesía es especialmente peligrosa en esta época ventosa en el océano Índico. Los traficantes están activos en el mar Rojo y el golfo de Adén; ofrecen falsas promesas a migrantes vulnerables.
La OIM y sus colaboradores operan en la región para respaldar a las personas y ofrecerles asistencia vital a los que sufren abusos y quedan varados en el camino.
La agencia también informó que todos los años, miles de personas arriesgan sus vidas en rutas peligrosas para emigrar a los países del Golfo a través de Yemen, un país en guerra. La travesía y la situación en ese país son extremadamente peligrosas. Los efectos psicológicos que esas experiencias tienen en los niños son enormes.
Los relatos de los sobrevivientes son escalofriantes: No podían moverse dentro del barco. No tenían un espacio privado o separado para ir al baño y tenían que orinarse encima. En algunos casos, los traficantes les ataban las manos por si algo pasaba, no podrían correr ni nadar ni salvar sus vidas. Si uno se movía por accidente, lo golpeaban o hasta lo mataban.
Hay algo esencialmente mal en el mundo si innumerables niños pueden ahogarse de forma deliberada y sin piedad en el océano, cuando ya no son una fuente de ingresos fácil, y no se hace nada para evitar que vuelva a pasar. Se trata de personas, pero son tratadas como cosas. Como una simple mercancía de contrabando.