18°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

18°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

EN VIVO

Vanesa, una venezolana que eligió a San Luis para huir de la violencia

Tiene 22 años y nació en Maracaibo. Después de viajar diez días en colectivo, llegó a la provincia. 

Por Ayelen Anzulovich
| 20 de agosto de 2017
Ilusión. los ojos de Vanesa encierran la nostalgia de lo que dejó, pero también la esperanza de lo nuevo por construir. Foto: Alejandro Lorda.

Vanesa Alexandra Graterol Romero es venezolana; nació en Maracaibo. El viernes pasado festejó su cumpleaños 22. Pero no fue en su tierra: en medio del caos político y económico que vive su país, decidió escapar de toda esa violencia junto a su hermana Liset Graterol (28 años) y su prima Adriana Romero (25). Y por lazos familiares, eligió San Luis. Hace una semana llegó a la provincia.

 

A casi veinte días de salir de Venezuela, muy emocionada y con lágrimas en los ojos, recuerda su travesía, que duró 10 días.

 

“Sabía que del otro lado del colectivo estaba dejando toda mi vida. Salir de Venezuela fue muy duro, pero lo hice por mi papá, mi mamá y mis tres hermanos. Porque cuando uno sale es para trabajar y mandar dinero. Me vine a continuar con mi vida y también para poder ayudar a mi familia”.

 

La crisis en Venezuela impacta seriamente en la vida cotidiana de sus ciudadanos y varios eligen irse debido a la inseguridad, a la falta de medicamentos y de artículos de consumo básicos.

 

La joven relata qué la llevó a decidirse para abandonar su ciudad. “Los venezolanos vivimos con miedo, miedo de quedarse en la calle, de que te maten por nada. Una tarde salí con una amiga y nos asaltaron. Yo en ese momento les entregué mi celular; a mi compañera, como no tenía nada para darles, le quebraron el brazo”.

 

“Me fui de Venezuela porque estoy en la parte más bonita de mi vida, que es mi juventud, y no la estoy viviendo en mi país. No puedo estudiar, no puedo salir con mis amigos. Los jóvenes nos cansamos. Yo salí mil veces a la calle; salí en el 2014 y este año también. Recibí golpes de colectivos (grupos paraoficialistas) que venían con tablas a agredirnos porque sí. Lamentablemente ése es el país en el que vivimos”. 

 

Vanesa eligió la Argentina porque por suerte su tía Maryorit Romero vive en San Luis hace 10 años. “Mi tía está casada con Pedro Furnari, él es sanluiseño y se conocieron en mi país. Vinieron aquí por elección propia y no porque tuvieran que huir”.  Sin embargo aclara: “Estoy agradecida de tener un lugar dónde venir, me siento cómoda, pero no es lo mismo. No es mi hogar”.

 

Su travesía por todo el continente fue un duro viaje, pero la crisis en su país no dejaba muchas alternativas: muchos venezolanos de entre 18 y 22 años toman la decisión de buscar una salida. Con mucho dolor dejan atrás su vida. “Es triste, pero mi país se está quedando sin futuro”.

 

En el viaje no sufrieron demasiados problemas. “La primera parada que hicimos fue en San Cristóbal (frontera con Colombia). No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar y si nos iban a dejar pasar. Por suerte no tuvimos problemas y seguimos camino. Llegamos hasta la frontera de Colombia con Ecuador y luego fuimos hasta Perú. En el mismo micro venían otros venezolanos; dos de ellos venían solos, se nos acercaron y nos hicimos compañía mutuamente. Llegamos hasta Lima (Perú) y tuvimos que quedarnos en un hostal. Dormimos las tres en una cama, fue bastante incómodo. Pero lo tuvimos que hacer: no nos alcanzaba el dinero y no queríamos llegar sin nada a Argentina. Después de recorrer más de 9.000 kilómetros y atravesar tres países finalmente llegamos a San Luis”.

 

Aquí la esperaban brazos llenos de amor. “Nos estaba esperando mi tía. Pasaron 10 años de la última vez que la vi”. Viven en el centro, en el pasaje 20 de Junio.

 

Alejada de la difícil situación, pero no ajena a la crisis que atraviesa su país, enumera los problemas que le tocó vivir en los últimos meses en Caracas.

 

“Mi hermana es médica y trabajaba en un hospital. Se vino conmigo porque le frustraba ver a sus pacientes morir al lado de ella, porque no había medicamentos, no tenían camillas a donde poner los enfermos y los tenían que atender en el piso. Así se vive en Venezuela: no conseguís insumos, ni alimentos”.

 

“Una canasta básica cuesta aproximadamente once sueldos promedio, hay que trabajar once meses para vivir un mes o te ves obligado a comprar esos mismos productos en el mercado negro de los 'bachaqueros”, cuenta.

 

El drama sigue. “En los supermercados, si tú compras un día, no puedes comprar hasta el próximo mes, no te alcanza. El mismo gobierno te vende las cajas de clap (cajas de comida), que en realidad son donaciones que entregó México. Los chavistas roban los donativos. Allá es muy difícil conseguir leche y la caja trae 4; ellos sacan dos y las revenden”.

 

Sobre el presidente Nicolás Maduro,  Vanesa dice que lo ve como una persona inmoral, inhumana, con muchos prejuicios hacia su propio pueblo. “No creemos que una persona que tenga buenos sentimientos vaya a hacer todo lo que está haciendo, mandar a los guardias a matar al pueblo. Lo peor es que hay personas que todavía lo siguen apoyando. El gobierno le ha hecho creer a las personas que no están capacitadas para trabajar”, asegura.

 

Los jóvenes se sienten solos en esta lucha, que comenzó en abril y ya dejó 140 muertos. “La oposición, después de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, se ha calmado. Están pensando en las próximas elecciones regionales (gobernadores) que las adelantaron para octubre, y eso da rabia. ¿De qué sirven las elecciones si la Asamblea Constituyente es la que domina y manda todo? Quieren ver destruido al país”.

 

“Mis amigos salieron casi todos del país; algunos se fueron para Estados Unidos, otros a Chile y Buenos Aires”. Piensa ayudar a escapar a otra compañera porque vive una situación muy difícil: “Ya no come las tres comidas, y cuando puede hacerlo se siente rica”.

 

“Uno allá está expuesto a todo: a que te maten, te roben y hasta que te expropien tu casa, solamente por pensar distinto”, relata.

 

Vanesa disfruta de la paz puntana, pero no olvida a los suyos, a su tierra. Y prende una luz de esperanza por ellos. “Es difícil ver un país destruido, que aunque quiera levantarse no puede porque no lo dejan. Yo deseo con toda mi alma y mi corazón que mi país esté mejor”.

 

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo