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Padre e hija, "escuderos" de un sueño ganadero

Más allá de la sangre, tienen un vínculo irrompible: juntos manejan un rodeo de cría Hereford. Combinan la experiencia de él y la formación de ella para  mejorar y crecer.

Por Juan Luna
| 27 de agosto de 2017
En equipo. En el campo no tienen empleados, se reparten las tareas sólo entre los dos.

Cuando Erika Escudero era una pequeña niña, no le interesaba jugar con muñecas (de hecho las odiaba) u otros juguetes que tanto entusiasmaban a otras chicas de su edad. Ella prefería ensuciarse en el campo, subirse a los bretes, dejar correr a los terneros y perseguir a los caballos por el paisaje serrano. Hoy, a sus 27 años, la joven mercedina ya se hace cargo de un rodeo de cría junto a su padre José, de quien heredó la pasión por la ganadería y con quien comparte un sueño que los une y los vuelve inseparables. Codo a codo, padre e hija intentan combinar la experiencia de él con las ganas y los estudios de ella, para perfeccionar su plantel y sacar cada vez mejores terneros.

 

La historia de José Cergio, (así con 'C', “un error de tipeo que quedó para siempre”, admitió entre risas), y su hija se parece un poco a la de muchas familias que se transmiten el gusto por el sector agropecuario de generación en generación. Pero tiene un condimento especial que la vuelve única. Erika es la menor de cinco hermanos, tres mujeres y dos varones. Es la única del quinteto que sigue a su padre a sol y sombra en su proyecto ganadero, y quien además desafía a ese machismo que suele reinar en el ambiente campero al ponerle el cuerpo y el alma a las tareas con la hacienda. “Ella trabaja más duro que cualquier varón”, aseguró el papá orgulloso.

 

El hombre, que ya peina canas, nació hace 58 años en una estancia llamada "La Angélica", a unos 50 kilómetros de La Toma. Hace unas tres décadas se instaló en Villa Mercedes, donde formó su familia y pasó por distintos empleos, no tan vinculados a la vida de campo. Sin embargo, los recuerdos de su primera infancia lo marcaron tanto que siempre se las ingenió para mantenerse ligado al sector. “Siempre me gustó y traté de tener algo de hacienda para criar, por más que trabajaba en otro lado. Salía a las cinco de la tarde y a las seis ya estaba en el campo”, contó.

 

Desde hace unos siete años, Escudero empezó a meterse de lleno en la ganadería para darle forma a un sueño que había perseguido durante mucho tiempo. Para ello, arrienda un establecimiento ubicado sobre la ruta Nº 19, a unos 19 kilómetros de La Florida y a unos 4 de donde se emplaza la imagen de la Virgen de la Cobrera. En esa zona serrana, de caminos ondulados y terrenos pedregosos, el hombre emprendió la cría de terneros de la raza británica Hereford, que se adaptan a las duras condiciones del ambiente que los rodean.

 

Pero para hacerlo, José cuenta con una ayuda cada vez más grande. Erika empezó a acompañarlo desde pequeña, pero con el tiempo fue asumiendo más responsabilidades hasta el punto de haber tomado las riendas del rodeo desde este año. La muchacha, además, está en las instancias finales de la carrera de ingeniería agronómica.

 

Busca sacarle todo el jugo posible a su formación para aplicarla al establecimiento y tecnificar, cada vez un poco más, el manejo de la hacienda.

 

Con la reposición que hicieron este año, el plantel tiene alrededor de 60 madres en producción. Como cualquier criador, el objetivo de los Escudero es producir un ternero por año por cada una de las vacas que poseen. Pero para lograrlo, las madres tienen que preñarse, parir y recuperarse rápidamente para ser entoradas nuevamente. Y eso requiere pulir cada vez más los sistemas. "Antes teníamos un protocolo de servicio estacionado, concentrando las pariciones en la época de la primavera. Pero hace como dos años, como estamos los dos solos y por cuestiones de salud de mi papá, nos pasamos en un sistema continuo y concentrar un porcentaje en el invierno. Pero nuestro objetivo es poder volver a los servicios por estación", describió Erika.

 

Los datos que han registrado arrojan un índice de preñez que se ha mantenido entre el 88% y el 90%, números muy buenos para cualquier rodeo. "Nunca tuvimos problemas de fertilidad. Pero mi papá suele encariñarse mucho con  las vacas y dejarlas en el campo si no se preñan. Mi condición, cuando decidí trabajar con él, fue aceptarle que las perdone pero solo una vez, para que entienda lo que son las pérdidas que representan si no paren", contó.

 

Su principal producto es el ternero de unos cinco o seis meses, recién destetado, que venden a través de la feria de la consignataria "Bressan y Cía." en la ciudad de San Luis.

 

Como el campo donde hacen las crías, bautizado como "'Luz del Alba", está ubicado en una zona serrana, con un promedio de precipitaciones anual de 500 milímetros, y de tierras duras, los Escudero destacan que sus ejemplares tienen una gran virtud: la rusticidad. "Hemos sacado terneros de 180 kilos con seis meses, y se adaptan a donde vayan. Además son animales mansos, manejables", valoró José. 

 

De todas maneras, las 110 hectáreas que alquilan están en una explanada más favorable que su alrededor. "Tenemos varias zonas más llanas, donde se puede tener la hacienda, y todo el campo está rodeado por un arroyo que nos garantiza el agua para los animales", describió la joven. Allí realizan un manejo rotativo en tres lotes de pastizales naturales, mientras dejan una parcela en descanso durante todo el año. Una quinta chacra está destinada al ganado equino que Erika amansa para poder usar en el campo y recorrer las desiguales latitudes de esa zona de montañas. "La idea es hacer ahora un pastoreo por categoría, poder seleccionar los diferentes tipos de hacienda y separarlos", adelantó.

 

Uno de los principales desafíos que se puso Erika al ponerse al frente de la cría, fue ser muy puntillosa con el plan sanitario de la hacienda. "Vamos a incorporar una vacuna reproductiva contra la fasciola y la IBR, dos enfermedades bovinas muy comunes. Nosotros inmunizamos todo el plantel para disminuir la dispersión en el pastizal, ya que se pueden contagiar a través de las heces. Hace dos años hicimos análisis y nos dieron negativos. Pero ahora vamos a volver a tomar muestras", aseguró.

 

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