Mendoza: remataron los productos confiscados por la Aduana, en medio de las quejas

La mayoría debió esperar varias horas en la fila para entrar a medida que se iba desocupando el lugar. Muchos pasaron toda la noche en la puerta y otro tanto llegó por la tarde, con reposeras y mate, para estar entre los primeros.

La subasta, que remata productos confiscados en la frontera de Mendoza y San Juan con Chile, hasta este jueves, despertó el interés no sólo de mendocinos, sino de puntanos, porteños, sanjuaninos y santafesinos, entre otros.

"Esto está mal organizado, recién nos dieron algo de información a las 9:00. Pero llevo varias horas esperando para entrar a comprar algo de electrónica, para el negocio de mi hijo", comentó Guillermo Celiberti, de 56 años, un marplatense que vive de la compra y venta de propiedades que se rematan judicialmente.

 El hombre mencionó que en el gobierno de De la Rúa perdió todo lo que tenía y tuvo que empezar de nuevo, " antes construía y vendía, pero ahora compro y vendo en subastas, porque ya no puedo pagar a los obreros para construir", dijo.

 Los organizadores de la subasta admitieron que la concurrencia los superó y se mostraron sorprendidos al ver entrar familias enteras en la Bodega Centenario, ubicada en Pedro Vargas al 2311, de Guaymallén, para ofertar unos pesos por alguno de los artículos y productos que se exhibían.

"Es la primera vez que se hace en Mendoza. Vino mucha gente, mucha acompañada por hijos y parientes, y el lugar sólo da para 500 personas, por eso se desbordó y se retrasó el inicio", explicó al Diario UNO Carlos Leiza, gerente de Ventas y Subastas del Banco Ciudad, entidad organizadora que busca recaudar 10 millones de pesos.  

El salón se colmó de gente que hizo largas filas para ingresar, la gran mayoría de los asistentes no habían presenciado nunca un remate, ya que en esta oportunidad se podía participar sólo presentando el DNI.

 "Tenemos un negocio con mi marido y queremos comprar algunos celulares. Somos de Guaymallén y es la primera vez que participamos en una subasta", dijo Angélica Nieto, de 42 años, que también utiliza internet para vender sus productos.

Los que compraron un artículo, debieron pagar una seña, que es la comisión del martillero, y luego la Aduana inicia los trámites internos de la subasta. Luego, en 15 días, el Banco convoca a los compradores para que depositen el dinero en una cuenta determinada, y la suma va a parar al Tesoro Nacional.

 Esta es la segunda subasta en el interior, ya que la primera se hizo en Córdoba. La idea es hacerla en Salta y Tucumán, en lugares donde hay sucursales del Banco Ciudad, explicaron los organizadores.

 Los artículos que se rematan hasta este jueves son los incautados hace 10 años, aunque la mayoría es del 2015 en adelante.

Fuente: NA