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El momento ideal para hablar de carne y de maíz

El gigante industrial reunió a técnicos agrícolas y ganaderos para analizar el momento del campo, mostrar nuevas tecnologías y aceitar el proceso de recría.

Por Marcelo Dettoni
| 17 de septiembre de 2017

El maíz es el insumo vital que mueve la maquinaria de Glucovil, el gigante que tiene su sede en Villa Mercedes y es uno de los jugadores de peso en los grandes negocios agroindustriales que tiene la Argentina. Pero además de participar en forma concreta con un jarabe en base al cereal en productos como la fórmula de la Coca Cola (ésa que es súper secreta según se comenta en el mundo), también tiene un pie colocado sobre otra gran industria, la de la nutrición animal, con subproductos surgidos de la molienda húmeda de maíz.

 

Glucovil fabrica gluten meal, gluten feed húmedo, pellet, harina de germen, aceite crudo de maíz y también refinado. Son ingredientes para piensos de animales provenientes de granos procesados, previamente seleccionados, controlados en cada etapa productiva para garantizar un resultado de calidad. Entonces agro y ganadería se funden en esta conjunción, como lo hacen maíz y carne para obtener agregado de valor en los campos.

 

La introducción vale para consignar por qué desde hace siete años la firma, que ahora está fusionada con Cargill, realiza una interesante jornada técnica, en la que tratan de presentar los “Nuevos desafíos en la producción de carne y maíz”, según el título que le dieron a una serie de disertaciones que tuvieron lugar en el hotel Epic, en Villa Mercedes.

 

Ingenieros agrónomos, veterinarios, diseñadores de aplicaciones web, consultores y analistas de mercado explicaron, ante un nutrido auditorio que llenó el Salón Laffue, cómo viene el mercado del maíz para la campaña 2017/18, que dejó la anterior, hacia dónde se dirigen los últimos estudios en agricultura de precisión, cuál es la ventana correcta para sembrar el cereal en el semiárido, cuál es el mejor método de recría y, muy importante para los productores, qué puede pasar en los volátiles mercados internacionales. Todo ese combo en casi seis horas de disertaciones imperdibles, con gráficos, estadísticas, consejos y pormenorizados estudios.

 

La revista El Campo, por la extensión de las charlas, decidió publicarlas en dos entregas. En ésta, la primera, están las nuevas tecnologías y la actualidad ganadera.

 

Como las charlas fueron ocho y el espacio de la revista El Campo es limitado, decidimos brindarlas en dos partes. En esta primera desarrollaremos las disertaciones referidas a comunicaciones en el agro y las que tuvieron que ver con la ganadería. Y la semana que viene continuaremos con agricultura y la temperatura de los mercados locales e internacionales.

 

 

Comunicación en el agro

 

 Las primeras dos charlas estuvieron a cargo de profesionales de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA). Valeria Tosselli se refirió a la comunicación en el agro y Nicolle Pisani Claro presentó una nueva aplicación para celulares que advierte cuál es el estado de los caminos rurales, para evitar retrasos, atascos y, al mismo tiempo, que los camiones puedan circular más tranquilos con su carga.

 

Tosselli apuntó a una serie de condimentos que ayudarían a mejorar la comunicación del agro con el resto de la sociedad, que a veces sufre cortocircuitos. “Hay que estar día a día, mostrar lo que se hace, marcar presencia en redes sociales, televisión, radio y cuanto medio esté al alcance de la mano”, aconsejó. Otras claves pasan por profesionalizarse a través de especialistas en estética y diseño, universalizar la actividad, informar, igualar, sacar a relucir las emociones (mostró videos con inundaciones e incendios, que destacaban el trabajo de la gente de campo en esas condiciones difíciles) y acudir a una base científica: “Tienen que sostener sus mensajes con argumentos exactos”, cerró.

 

Pisani Claro, por su parte, mostró una nueva aplicación para celulares desarrollada por FADA que alerta sobre el estado de los caminos rurales. Tuvieron participación algunos gobiernos provinciales, los encargados del mantenimiento de esas vías de comunicación terrestres e incluso los usuarios, porque pueden ingresar y cargar datos -positivos o negativos- sobre los caminos que van transitando.

 

Es una app compatible con todos los dispositivos móviles que se puede bajar desde Google Play y contó con el apoyo de los gobiernos de Buenos Aires y Córdoba. “Es muy fácil: se inicia sesión, se crean alertas y después es cuestión de mirar y valorar”, dijo. Los datos georreferenciados van siendo cargados por los usuarios y, como está destinada a la gente del campo que muchas veces no tiene señal en su celular, puede usarse off line.

 

“Es de gran utilidad porque canaliza de manera constructiva los problemas, los visibiliza cuando antes nadie se enteraba y alcanza un rango de hasta 300 kilómetros a la redonda de la alerta que se carga”, agregó la especialista en digitalización.

 

“En un país donde más del 90% de la producción se moviliza por transporte carretero, sólo el 12% de los caminos están pavimentados, el 82% son de tierra y el 6% están mejorados. Sólo en la Pampa Húmeda hay cerca de 270.000 kilómetros de caminos de tierra. Las consecuencias recaen sobre todos, no sólo entre los que viven del campo sino en todos como consumidores, ya que el mal estado de los caminos termina impactando en el precio que pagamos en la góndola”, reflexionó Pisani Claro.

 

Para los gobiernos la utilidad también está a la vista: pueden ver en tiempo real el estado de sus vías terrestres y así priorizar su plan de obras, reciben información certera que les llevaría mucho tiempo relevar y pueden darles una respuesta on line a los usuarios. “La lanzamos hace un mes y ya tenemos 1.400 usuarios y 360 alertas cargadas. Y ojo, no todas son negativas, a veces los conductores ponen que un camino está mejor de lo esperado o de lo que estaba hace un tiempo. O marcan variantes por donde ir con más seguridad”, completó.

 

Según el estudio de FADA, el 80% de los caminos terciarios se concentran en la Pampa Húmeda, atendiendo a 330.000 establecimientos agropecuarios. Al no poder garantizar un óptimo tránsito por ellos, hay una pérdida de competitividad y caída en el ingreso de los productores.  Según la Asociación Argentinas de Carreteras, las pérdidas ascienden a 519 millones de dólares por año.

 

 

Expectativas y mitos ganaderos

 

Aníbal Pordomingo, un especialista del INTA-Anguil (La Pampa), se refirió a la realidad de la ganadería argentina, con condimentos que apuntaron a lo que se espera de aquí en más y a ciertos mitos que circulan y que se encargó de desmitificar, sobre todo en la relación del productor con el mercado. “El rol del corral y el encierre es cada vez más importante, pero no es lo único que debemos tener en cuenta, porque nadie va a producir más kilos por animal de lo que el mercado está dispuesto a pagar”, sentenció luego de aclarar que, según datos del Senasa la cantidad de bovinos para carne en la Argentina asciende en este momento a 53.353.787 cabezas, y va creciendo tras la etapa de liquidación que vivió el país durante el kirchnerismo, cuando ninguna política benefició al campo.

 

A raíz de las medidas que desalentaron a los productores para que dejen de exportar y concentren sus ventas en el mercado interno, “fuimos perdiendo novillos de 400 kilos o más, los cambiamos por un modelo más oportunista y zafrero”, aseguró. “Hoy los grandes exportadores son India, Brasil, Estados Unidos y Australia, que produce lo mismo que nosotros, pero vende en el exterior el 75% de su producción”, dijo Pordomingo, que de todas maneras ve oportunidades “porque hay una fuerte demanda de China y los países árabes”.

 

“Pero ¿cuál es la excusa de Argentina para no aprovechar este envión?”, se preguntó: “Que el precio internacional compite con el interno, que hay más costos logísticos y gastos que en otros países, que acá consumimos 58 kilos por habitante y es mucho para abastecer”, fue su propia respuesta. De todas formas cree que hay que volver a jugar en las grandes ligas internacionales, porque “hay una oportunidad de liberar carne para exportación a partir del crecimiento del consumo de pollos, que ya está en 47 kilos y medio por habitante y por año, y de cerdos”.

 

La quietud de la Argentina enciende una luz de alarma, por ahora amarilla. “Si el Gobierno confía sólo en el mercado interno no alcanzará el desarrollo, con el crecimiento vegetativo no es suficiente”, alertó, porque cree que las nuevas generaciones llegan con otro paradigma: “Los jóvenes comen más carne de pollo, la vacuna no está bien vista por motivos de salud”.

 

Otra cuestión que frena las exportaciones es el bajo peso de faena que tiene la ganadería nacional, sobre todo porque así son los gustos del mercado interno, que prefiere carne de ternero o novillito. “El corral ya se instaló y el gran actor es el maíz, también para aves y cerdos, pero seremos más vulnerables si sólo hacemos animales de 350 a 380 kilos”, reflexionó, para agregar que “se debe mirar más allá del peso de faena, con animales grandes hay un buen rendimiento, la misma terneza y más durabilidad en góndola. Con la foto sola, a la Argentina no le alcanza para competir en mercados de alto valor”.

 

Sobre los márgenes brutos en dólares, que es como se miden en el ámbito de la exportación, Pordomingo consideró que con el encierre en feedlot y nada más “van bien”, pero si se suma el engorde y la recría a pasto (que produce carne más barata) ese margen es todavía mejor, porque sube el peso de faena. “Les aclaro que la suplementación en pastoreo no murió, decían que ocupaba mucha superficie, pero se sigue haciendo y deja un buen margen en las regiones extra pampeanas como San Luis. Hay otros modelos exitosos”, aseguró.

 

Volviendo al tema del peso de faena, informó que “el novillo de calidad en Estados Unidos está en 650 kilos, con una conversión de 7 a 1, un frame más alto, anabólicos, lo que quieran, pero así lo prefiere ese mercado. En cambio en Argentina la conversión es muy pobre, lo común son 900 gramos por día, hasta 1,1 kilo es frecuente, 1,3 kilo ya es raro. Tenemos el "síndrome de la costillita", vamos por terneros y novillitos livianos porque creemos que la carne grande es mala. Y eso atenta contra la exportación y el sector en general, cuando está comprobado que las reses pesadas pueden ser tan tiernas como las livianas”, criticó.

 

Pero el especialista del INTA cree que todavía estamos a tiempo. “Si queremos entrar en negocios más prolijos e importantes debemos mirar hacia adelante. Hay espacio para mejorar la genética, el proceso de cría y el de recría. El espejo a mirarnos es Australia, que tiende a una hacienda homogénea. Nosotros a veces le pedimos al frigorífico que haga maravillas porque estamos en un proceso que no conocemos bien”, cerró.

 

 

Estrategias de recría

 

Siguiendo con la ganadería, Atilio Ciuffolini, de la empresa Teknal, se refirió a la manera en la que la recría impacta en la performance posterior en el feedlot. Dirigiéndose a los productores presentes en la charla, les marcó sus objetivos obvios: “Ustedes quieren preñar más vacas, un índice que hoy está muy por debajo de lo que debería, y producir más kilos por animal en existencia. Pero para eso deben tener un contexto de lo que pasa fuera de sus campos, si no es imposible decidir. Y hoy tenemos una emergencia del proteccionismo en el mundo, sobre todo en Estados Unidos, y buenas noticias locales gracias a las nuevas reglas que estableció el Gobierno tras 12 años difíciles con el anterior”.

 

Entre esas “buenas noticias” nombró la transparencia, los reintegros a la exportación (“antes no sólo no existían, también había un 15% de retención”), la nivelación de las exigencias sanitarias y la llegada de los mercados de futuro en la ganadería. “Estamos en la línea de largada para exportar más, ya no son sólo negociaciones”, los entusiasmó, y agregó otro dato alentador: “Cada vez que pueda comprar 10 kilos de maíz con uno de carne tendré rentabilidad positiva y hoy esa ecuación está en 18 a 1, y la media es de 11 a 1. También en soja estamos bien, 9 a 1 con un promedio de 4,5-1”.

 

Específicamente sobre la recría, su especialidad, dijo que “debe producir muchos kilos para licuar las pérdidas comerciales”, y aconsejó “salir de la lógica que indica que hay que vender en zafra los terneros porque el 50% surgen de allí, y a la vez deben evitar vender novillos en primavera, que es la época en la que salen del feedlot”. Otros objetivos son vender más kilos sin destetar más pesado, licuar la diferencia entre compra y venta y estandarizar los animales que entran al corral.

 

Según Ciuffolini, “el animal primero produce más hueso y músculo, y luego grasa. Con más crecimiento que engorde aumentamos el frame. La eficiencia pasa por alterar la curva de crecimiento y se asienta en tres ejes: genética, donde influye el criador; implantes hormonales, que son ilegales por lo que no hay que tenerlos en cuenta; y en cambiar el estatus energético combinado con el tiempo”.

 

El especialista dijo que hay dos estrategias de recría: a campo o a corral, y que no existen modelos únicos en base a alfalfa, porque hay una “intensificación defensiva debido al crecimiento de la superficie agrícola, que corrió la recría del campo al corral. No fue por un crecimiento de la ganadería, sino por la extensión que ganaron el maíz y la soja en épocas de precios altos. Hoy se puede discutir la recría si no le quita al productor superficie para la campaña gruesa, te dicen "dame 200 hectáreas para alfalfa en verano", pero yo me permito dudar de esos conceptos que están tan arraigados”.

 

Sobre la recría a campo, aconsejó una suplementación proteica y energética, que puede hacerse en recurso natural, en diferidos o rastrojos: “Son muy eficientes, pero con ganancias de 500 gramos diarios. El costo por kilo es competitivo, aunque el agregado de peso es bajo”, aseveró, para agregar que “en pasturas y verdeos los costos son un poco más altos y el resultado está sujeto al perfil de humedad en la siembra”. Y en cuanto a los silajes con verdeos o autoconsumos, dijo que “les falta proteína, hay que sumar suplementación energética. Aspiramos a más ganancia de peso, pero los costos aumentaron mucho”.

 

Si la recría es a corral, la dieta es más balanceada, hay un frame alto y el animal es más cruza que mestizo, por lo que también hay una buena ganancia de peso. “En ambientes de baja digestibilidad forrajera, no tengo que dar más maíz”, aconsejó, antes de aclarar que “la recría a corral es más complicada, porque los animales tienden a engrasarse. Ahí surge un dilema, porque es más fácil terminar que recriar. Las recrías sobre verdeo y pasturas no maximizan la eficiencia física pero sí la económica. Con dietas de alta energía, hay más rendimiento carnicero. La ganadería es un traje a medida, un rompecabezas para armar”, evaluó.

 

Para el final dejó dos conceptos. Por un lado que “la ganadería es un negocio de buena sensación térmica y baja temperatura”, y además criticó que en el sector “faltan datos, los que sí tiene la agricultura. Ese retardo tecnológico nos lleva a que una vaca no dé siquiera 0,8 ternero en promedio y a que no ganemos 4 kilos por cada uno de ellos”.

 

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