"La Mona" Jiménez: "Tengo el alma llena de alegría"

Más de una década pasó desde que Carlos “La Mona” Jiménez se presentó en vivo en San Luis. Hoy romperá ese silencio con un show en Villa Mercedes. En exclusiva, el cantante cordobés le contó a Etc qué significa salir de su provincia, la celebración de sus 50 años de carrera con la edición del disco número 89, el cariño de los fans puntanos y de la operación en las cuerdas vocales que lo asustó.

Los diagnósticos en Argentina y Miami antes de operarse no eran buenos: le pidieron que hiciera dos shows y se despidiera, ya que por su rutina de dar dos funciones de viernes (las históricas sesiones en el Club Sargento Baigorria) y sábado en salones podría dejar de cantar durante un tiempo. Por suerte la operación fue un éxito, aunque tuvo que estar callado 15 días.

—Mucho tiempo en silencio

—Sí, parecía una maestra. Andaba con papeles y lapiceras por todos lados, escribiendo para hacerme entender, en mi casa, en la oficina, por todos lados.

—Eso confirma que no te podes quedar callado

—No ¡no me puedo quedar callado! Me dieron reposo de 4 meses y les pedí que lo sacaran, entonces hice rehabilitación dos veces por día y en 2 meses volví a cantar. Y acá estoy: esperando volver a San Luis, una provincia a la que hace muchos años que no iba.

—¿Te sentís bien?

—La operación me ayudó a llegar a los agudos: antes tenía graves y medios. Si escuchan mi último disco, “50 Años” y el anterior van a notar la diferencia, van a ver como tengo la voz. Lo canté sufriendo, no podía terminar los temas, tenía la garganta castigada, paraba por horas, descansaba, así durante tres meses. Por ahí un tema lo grababa en dos días: ahora en los bailes estoy cantando muy bien y la gente se dio cuenta del cambio.

—Además no dejaste de hacer ejercicio

—Nado dos veces al día en una pileta cubierta, hago fierros y cuando puedo salgo a andar en bicicleta, sino hago en la fija.

—¿Y jugar al futbol?

—Al fútbol no puedo: tengo las rodillas rotas de tanto tirarme al suelo cuando hacia el baile girando la mano. Los que habrán visto un video viejo se pueden acordar. Ya no puedo tirarme más, no puedo jugar al fútbol y me prohibieron el tenis. Igual: yo no vivo del fútbol ni del tenis, me dedico a cantar, así que ando en bicicleta y nado. Entre el ejercicio y la operación me rejuvenecieron la voz.

—¿El espíritu tiene que ver con eso?

—Claro: soy joven porque tengo el alma llena de alegría y juventud. He hecho bailar a cuatro generaciones. Los viernes en el Club Sargento Cabral no dejan pasar a menores pero si no, irían hasta los de 12 años. Cuando las chicas cumplen 15 van a bailar el vals, con su vestido de quinceañera y toda la familia, es un rito cordobés.

—¿A qué lo atribuís?

—Hay muy pocos que hayan llegado… pero llegaron hasta ahí, llegaron al tope. Me preguntaron: "¿Cuál es tu techo, Mona?" Y todavía no lo tengo. Van a hacer dos películas de mi vida, y después de la operación de las cuerdas vocales estoy por repuntar. Conclusión: llegar a los 50 años de carrera con 89 discos es record mundial, ni los Rolling Stones… no me voy a comparar pero si el cuarteto hubiera nacido en México sería reconocido mundialmente.

—Hace mucho que no salís de tu provincia ¿El Sargento Cabral te va a extrañar?

—Y sí ¡y hace cuanto que no voy por aquella zona, muchos años! Es un gusto y un placer. Que salga de Córdoba un sábado es muy difícil pero pasa que dijimos "salgamos un poco" porque hace muchos años que estoy ahí. Igual, vienen de todas las clases y de todo el país a los bailes, y de San Luis muchos.

—¿Y ahora los puntanos te van a ver en su ciudad?

—Me voy para allá a encontrarme con un montón de amigos. Hay un pibe que iba a verme y me traía regalos porque es artesano, me dio un velador, una tabla para comer asado y un perchero.

—Ahora le toca ser el anfitrión

—Claro, y con un montón de chicos y chicas de San Luis y de toda la zona: así que vamos a tener un sábado lleno de alegría y me voy a sentir muy contento y muy feliz de volver a verlos.