La importante jerarquía de las prioridades

En la Argentina siempre el tiempo político es un tiempo electoral. La cortedad en la mirada de muchos dirigentes les impide pensar, decidir y actuar, en función de otra cosa que no sean los votos. Todas las medidas que impulsan responden a la lógica electoral. Se ven impedidos de hacer lo que entienden lealmente que deben hacer. Sólo los motivan razones electorales, y sólo actuarán una vez evaluado y medido el resultado en votos de su acción. Esta forma de entender la política retrasa y limita. El mediano y el largo plazo no existen. Obras imprescindibles, pero poco visibles y convocantes quedarán siempre postergadas (por ejemplo: cloacas). ¿Cómo cortar la cinta? ¿Cómo enhebrar un lindo discurso hablando de evitar la mugre? ¿Qué show montar para habilitar unos caños debajo de la tierra? Aunque genere algún ruido, así de mediocre es la mirada. Así de ruin puede ser el criterio de evaluación. El marketing electoral puede ser una herramienta interesante, no se puede vivir inmerso en él. No se puede gobernar, aceptando sólo su lógico. No se debe. No es serio, no es propio de gobernantes probos y sensatos.

Sería interesante poder determinar el momento en el que la agenda oficial le otorgue algún espacio a ciertas cuestiones. Al ojo mediático le resultan temas menores. Se podría señalar: política hídrica en la Argentina. El cuidado de las aguas. El futuro drama de su escasez. Economías regionales, en serio. Particularidades de cada región. Fortalezas, obstáculos, posibilidades, potencial. La cuenca hídrica. Situación de los ríos. Transporte fluvial. La energía en el futuro. Energías alternativas. Búsqueda, exploración. Litoral marítimo. Riqueza. Actividad pesquera. Protección, desarrollo, potencial. Bosques. Política forestal. Prevención de incendios. Depredación de los bosques. Flora, fauna, especies en extinción. Mercosur. Relaciones exteriores. Objetivos estratégicos, alianzas. Calidad educativa, en serio. Crisis educativa. Creatividad, innovación, posibilidades de cambio. Miradas sobre la educación en el mundo. Ciencia y tecnología. Mirar el mundo. Sostener la investigación y el desarrollo en todos los campos. Herramientas tecnológicas. Acceso, usos, generación. Aplicaciones en todos los ámbitos. Minería. Riquezas mineras. Exploración, explotación, protección, cuidados. Y tantos otros…

Un síntoma de que estas cuestiones nominalmente existen pero que no conmueven, lo da la presencia de comisiones legislativas del Congreso que se ocupan de todos estos temas. Pero son consideradas secundarias, se otorgan casi por descarte. Ocupan a algunos pocos senadores y diputados entusiastas en cada tema y lo suyo importa poco. Se les reservan los peores despachos, poco personal y ningún predicamento. Hay excepciones, hay momentos de particular relevancia. Lamentablemente son los menos.

Si se pretende argumentar que hay otros dramas más acuciantes, y otras situaciones para atender, sería importante reconocer que precisamente las áreas mencionadas son aquéllas con capacidad de resolución. La economía, el desempleo, la pobreza, el hambre, la exclusión, y muchos otros problemas podrían ser resueltos a partir del desarrollo de muchas de las actividades mencionadas, y de la atención de los problemas citados. Y no interesa cuánto rating generen, o cuánta adhesión conciten. Deben ser atendidos. Hacen al futuro. Comprometen a las futuras generaciones. Otro sería el presente argentino, si hubieran sido debidamente observados y resueltos estos asuntos. El mundo civilizado los contempla. Los desarrolla y los aprovecha. Genera producto bruto, riqueza, a partir de ellos. Luego la distribuye, y mejora la calidad de vida de la gente. Y se puede pensar en naciones que en muchas de las áreas mencionadas tienen un potencial absolutamente inferior al de la República Argentina. En muchos casos hay actividades que, por condiciones naturales, ni existen. Sin embargo exhiben realidades bastante más promisorias que la nacional. Y, siempre cabe rescatar la actualidad de San Luis en muchos de los rubros mencionados.