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Ricardo Gustavo Barrio: "El Correcaminos" de Concarán

Hijo de un ex trabajador en la mina Los Cóndores, y ex boxeador, encontró en el atletismo la forma de sentirse bien. Tiene 48 años y una mueblería. Integra el "Concarán Run". Participa en todas las carreras que puede.

Por Johnny Díaz
| 19 de enero de 2018
Ricardo Gustavo Barrio: "Encontré en el atletismo mi cable a tierra, me cuesta mucho pero lo hago con seriedad y responsabilidad; y voy a todos lados".

Ricardo Gustavo Barrio es un comerciante de 48 años que vive y sueña en su Concarán natal. Trabaja junto a su esposa Mirtha, su hijo Augusto, de 15 años, y unos empleados que le hacen “el aguante”.

 

Barrio, que hizo toda su carrera educativa en su pueblo, casi una futura ciudad, pensando en ser un próspero comerciante. Le puso mucho esfuerzo a su emprendimiento, que fue heredado de su padre Ricardo, un ex boxeador y ex minero de la mina Los Cóndores, cerca del lugar. El comerciante, con ojo profesional, vio con acierto que su negocio debía tener otro perfil, fiel a su estilo empujó para que de un minimercado, pasara a un negocio de venta de electrodomésticos y muebles: "El Progreso".

 

Barrio tiene entre sus berretines el correr. A su edad se transformó en un atleta que sigue firme su carrera contra los años en busca de un gran objetivo en su vida: sentirse bien.

 

El atletismo es el arte de superar el rendimiento de los adversarios en velocidad. Es considerado el deporte más antiguo del mundo abarcando varias disciplinas. Y el vocablo atletismo procede de la palabra griega “atletes” y está relacionada con el vocablo aethos que es sinónimo de “esfuerzo”.

 

Tal vez eso haya sido el empuje que Barrio necesitaba para hoy ser un referente del atletismo del Valle del Conlara y uno de los pilares del "Concarán Run" que reúne a grandes y chicos, y participan de todas las pruebas atléticas que pueden.

 

El calor agobiaba la tarde concaranaense. La columna mercurial marca 36 grados y la sensación térmica era otra, lógicamente. Pero Ricardo estaba ahí, esperando que llegáramos y nos recibió con la simpleza que tiene toda la gente del interior. Sabía que estábamos ahí por su amor al atletismo y por ser una persona seria y responsable en todo lo que encara. Y además porque la seguidilla de triunfos llena sus vitrinas.

 

“El atletismo es una cosa que me puede y lo practico cada vez con más dedicación, siempre que el tiempo me lo permita. No vivo del atletismo, y entreno todos los días a veces a la noche y otras a la siesta, después de comer".

 

"Mi actividad comercial -agregó- no me permite, muchas veces, entrenar con normalidad. A veces lo hago a la mañana bien temprano, después de un baño reparador y del desayuno abro el negocio que está acá cerca”.

 

Para un hombre de su edad, cuando llega el invierno se hace más difícil. "Entreno a la siesta y por las noches voy a un gimnasio donde están varios compañeros de ruta”, revela parte de su éxito.

 

“Concarán Run' es un grupo de atletas, somos como 30, donde se destaca hoy por hoy Eduardo Correa, un chico de 18 años que es una promesa del atletismo provincial”, Una gema a la que hay que cuidar y desarrollar". Señala.

 

“Correíta, siempre quiere salir primero, no se conforma ser segundo o tercero, creo que no hay que apurarlo. Nosotros le vemos mucho futuro, corre entre los mejores y siempre está mezclado en los primeros puestos. Le decimos que no se apure, que los triunfos vienen solos”, sostiene.

 

Barrio es uno de los integrantes de ese equipo, que tiene varias competencias corridas. Obviamente quiere destacar que no hace mucho corrieron una prueba de más de 250 kilómetros en postas, partiendo de la ciudad de San Luis (frente a la nueva terminal de ómnibus) en un grupo de 10 atletas pero que después fueron haciendo postas de dos o tres atletas casi 10 kilómetros.

 

“Se llamó 'Posta Solidaria', fue en diciembre, durante tres días. La primera jornada fue de la capital provincial a La Toma, 80 kilómetros bajo la lluvia y con un  intenso frío.  Eduardo Correa y yo hicimos el tramo de Saladillo a La Toma, fueron 15 kilómetros”.

 

El objetivo de esa cruzada -organizada a puro pulmón por 'Concarán Run'- fue juntar juguetes y golosinas para que fueran repartidos entre las organizaciones sin fines de lucro de la zona. "Tuvimos un gran éxito pese a que no fue muy difundida. El objetivo se cumplió de la mejor manera pese a que no tuvimos mucho apoyo de las organizaciones oficiales”, se queja.

 

"Pasamos por Saladillo, La Toma, Naschel, Tilisarao hasta la entrada a Concarán, por ruta 1 fuimos a Carpintería, Los Molles, Merlo, Santa Rosa, y el punto final fue Concarán, donde nos recibieron en la entrada al pueblo los bomberos y la policía. Entramos todos juntos porque la verdad, no era una carrera, era una cruzada. Así completamos los 250 kilómetros con atletas de hasta 53 años y otros de 18”, aclara.

 

Ricardo cruza sus manos y añade: “Comencé a correr de grande, antes lo había hecho en el colegio secundario, no más de eso. Trato de entrenar como mínimo tres veces por semana, se me hace un poco cuesta arriba pero es lo que necesito. Hago 10 kilómetros por el camino a San Martín".

 

"Al tramo, lo tengo marcado, me cuesta sólo los primeros 3 kilómetros, el resto es más llevadero. Después voy al gimnasio municipal donde hay varios chicos y completo una rutina basada en abdominales y lumbares cuando tenemos carrera de montaña. Y está muy bueno porque la presencia de los más jóvenes motiva más y también a ellos porque los sacamos un poco de la calle. No tienen mucho tiempo ni ganas de hacer otra cosa que no sea entrenar, se hace como una adicción”.

 

Dice que para correr hay que estar muy bien entrenado y eso es lo que él intenta. Agrega que el atletismo ha crecido tanto que hay competencia todos los fines de semana, especialmente en el sur  de Córdoba, y que siempre va acompañado de su esposa, que es la que organiza los viajes que se transforman en unas “minivacaciones”. De paso, conocen esos lugares. Y agrega que su categoría es la de "veteranos B", de 45 a 49 años, donde hay muy buenos corredores de la zona.

 

“Mi debut como atleta fue en 2016, en la carrera aniversario de la fundación de Tilisarao. Fui décimo, demoré como una hora, me faltaba experiencia. Y en 2017 estuve de nuevo y fui segundo detrás de Ramón Cabáñez de San Luis que venía de ganar el Master en Chile. Un corredor increíble. Y mi primer triunfo fue en una prueba corrida en Potrero de los Funes. Ahí sumé mi primera medalla, fue una emoción enorme porque me incentivó a seguir entrenando”, describe.

 

Puntualiza que con los años, su categoría se ha ido haciendo muy competitiva donde están los mejores atletas de la zona y que él no se achica ante la adversidad. “En octubre del año pasado corrí una prueba de 21 kilómetros en Alpa Corral y no desentoné. Me tengo mucha fe porque no me guardo nada”.

 

"Los chicos que trabajan en 'Concarán Run' lo hacen muy bien y se cuidan, ellos son el futuro del atletismo de nuestro pueblo. No hace mucho fueron a correr a Yacanto, Córdoba, una prueba de 60 kilómetros y siempre estuvieron entre los mejores", vuelve a sacar pecho cuando habla de su agrupación.

 

“Mi futuro dentro del atletismo es complicado porque cada día cuesta más. No hace mucho durante una cena, muchos me pusieron como ejemplo a seguir y que si hubiera empezado antes, otro hubiera sido mi destino. Pero ya está, hago lo que me gusta, y disfruto con mi señora y mis amigos", expresa.

 

Por último asevera: “En mi familia no hay antecedentes de a-tletas, ni de grandes deportistas. Solo mi padre Víctor Barrio fue boxeador, siempre cuenta de sus peleas, de las que ganó y de las que perdió y de su trabajo en la mina Los Cóndores. Fue un referente en el ambiente boxístico y dicen que era muy bueno".

 

Son poco más de las 16:30, el horario de comercio apura la charla.Afuera el calor es agobiante, pero Ricardo cierra la charla con un mensaje: "En mi juventud también practiqué karate-do, y dejé porque estudiaba Ciencias Económicas y había quedado solo en el gimnasio. Por eso le digo a los más jóvenes que un deportista tiene la mente abierta, el corazón caliente, que aprovechan que el tren de la vida pasa una sola vez. El deporte cambia la vida y saca a los niños de la calle. Practicar cualquier deporte es lo más sano que hay en la vida”, sentencia.

 

Toma un juego de llaves y cruza la calle para abrir su mueblería, "El Progreso", la que encierra su pasión comercial.

 

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