Date una nueva oportunidad

Te encontraste en algún momento de tu vida haciendo cosas que después de haberlas llevado a cabo te dijiste: ¿cómo pude hacer esto?, ¿cómo pude comer tanto?, ¿cómo pude aceptar este trabajo si en realidad no es lo que yo quería? ¿Cómo estoy con esta persona, con esta pareja que no tiene nada que ver conmigo?, ¿cómo pude abandonarme tanto?

Sin darnos cuenta, nos convertimos en nuestro propio enemigo, nos maltratamos a nosotros mismos más que lo que quizás lo pueda hacer una persona desde el afuera. Y ese trato que nos damos a nosotros mismos la mayoría de las veces sin darnos cuenta, es producto de la bronca que tenemos hacia “el otro”, hacia aquella persona que consciente o inconscientemente nos lastimó. Cuando comemos comida chatarra todo el tiempo, cuando dañamos nuestro cuerpo, cuando nos pegamos a nosotros mismos, cuando elegimos trabajos negativos, parejas controladoras, manipuladoras; lo que estamos expresando es la bronca contenida que hay en nuestro interior hacia los demás, o hacia nuestra propia persona y que aún no pudimos redireccionarla de la mejor manera posible, y así es como resultamos ser nosotros mismos los más lastimados y los más perjudicados.

Estamos cerrando una etapa, un ciclo, un año y uno nuevo está comenzando. Es tiempo de balance y qué mejor que este momento para mirarnos a nosotros mismos y averiguar qué cosas necesitamos sacar de nuestro corazón, de qué otras cosas necesitamos vaciarnos, de qué situaciones, de qué personas. Heridas, viejas ideas, viejos rencores, negativismo, chisme, egoísmo, viejos dolores.

Mientras vivamos con heridas, viviremos anestesiados, actuaremos como si estuviésemos dormidos. Si nuestro deseo es dejar en el pasado las broncas viejas, el resentimiento, el dolor que vivimos, necesitamos despegarnos de todas aquellas emociones que parecieran ser quedaron congeladas en el tiempo, es como seguir y seguir dando vueltas en una calesita con la misma música que nunca para. Podemos vivir dando vueltas siempre en el mismo tema, pero llegará un momento en el que nos quedaremos agotados, sin fuerzas, hasta nos aburriremos de conversar siempre de lo mismo. Es tiempo de estar sanos, es tiempo de perdonar.

El perdón es dejar de alquilarle nuestro tiempo mental y nuestra mente al que nos dañó. Es echar a ese inquilino de nuestra mente.

Es cambiar de canal, es bajarnos de esa calesita para terminar de dar vueltas siempre en el mismo lugar.

El perdón es un acto de la voluntad. Perdonar es liberarme de ese resentimiento, de esa bronca que “me lastima” porque aún ese momento vivido sigue presente con mucha fuerza.

El perdón es un acto terapéutico, sanador, es extraordinario, y no es algo que hacemos por el otro,  sino algo que hacemos por nosotros mismos. Perdonar quiere decir: no voy a dejar que mi pasado de dolor marque y determine mi presente y mi futuro. Mi presente y mi futuro tienen que ser con paz porque yo soy quien decide disfrutar de toda la vida que tengo por delante. Y para alcanzar un futuro de sueños, de metas, de anhelos necesitamos estar en paz y haber perdonado.

Y no sólo se trata de perdonar al otro, sino de poder también perdonarnos a nosotros mismos para así poder desafiarnos a todo lo nuevo que viene. No te pierdas este tiempo nuevo para dejar atrás lo viejo e ir por todas las nuevas oportunidades que están esperándote en este nuevo año.