Eddie Bustos: trovador del asfalto

Con su libro “Yo estuve ahí” en mano y su último disco, Eddie Bustos esperó puntual en un bar de la peatonal su encuentro con ETC. El cantante es dueño de un sentido del humor no apto para todo público y en su vida tuvo más de una historia que merece ser contada.

Su padre, Enrique Bustos, quería ponerle Eddie cueste lo que cueste. No logró anotarlo en ningún Registro Civil con ese nombre por la rareza, hasta que finalmente logró tiempo después de su nacimiento que lo asienten en El Volcán. Por eso Eddie no sabe si su nacimiento ocurrió, como dice su documento, el 30 de enero de 1952.

El niño Eddie también le debe a su padre el primer contacto con la música. Enrique era un enamorado del tango que se hacía turnos con su hijo para poder tocar la guitarra que había en su casa. Así, entre ellos, se enseñaban canciones.

“Durante el colegio compuse mi primer canción", recordó Bustos, quien reconoció que aquella primera obra era un robo a una canción de Leo Dan. Para el santiagueño era "Normita linda", pero para el puntano era "Mamita linda".

"La toqué en un acto del colegio y lloraron todos”, recordó el cantante con seriedad, aunque la risa al final de la frase fuera inevitable.

Egresado de la Escuela Normal, Bustos viajó a Buenos Aires para estudiar Medicina. Algo que parecía una excusa, ya que su sueño era mostrar sus habilidades y seguir con la música. Además era militante de la Juventud Universitaria Peronista y tal vez, esa fusión entre música y militancia fue lo que le costó la vuelta a su pago.

“En dos ocasiones entraron al departamento donde vivía con un amigo y nos robaron todo, que no eran grandes cosas. La tercera vez sentí que los militares subían por la escalera y logré escaparme por el incinerador”, sostuvo el cantante.

En su vuelta a San Luis, Eddie empezó a trabajar en la biblioteca de la Universidad Nacional de San Luis. “Me dijeron que si me anotaba en una carrera tenía 28 días libres. Seguí a una compañera del coro donde cantaba y cuando ella se inscribió en Fonoaudiología también me inscribí, me podría haber inscripto en cualquier otra materia”.

Finalmente Bustos, sin descuidar su trabajo, se recibió un año antes de lo estipulado en el plan de estudios con promedio de 9,87. Eddie logró fusionar su profesión con la música y así creó una de las cátedras de "Foniatría especial" para docentes, locutores y cantantes. De esa carrera finalmente  se jubiló.

“Mi vida no ha cambiado mucho con la jubilación. Sigo tocando la guitarra, componiendo y estudiando. Lo único que no hice es tener un grupo de música que para mí es como tener otro trabajo”, agregó el músico.

Eddie editó su primer trabajo discográfico en el '88, “La ciudad está ardiendo” con excelentes críticas de la revista Pelo. En el '89 editó “La vida en un día”, al que le siguió “Material descartable” en el '95. Finalmente, en el 2000 lanzó un nuevo trabajo que se llamó simplemente “Bustos”. Pero la carrera musical del artista no se limita a sus discos. Siguió componiendo canciones hasta el día de hoy.

Luego de detallar el corto paso que tuvo en grupos musicales, con anécdotas de por medio y con la sabiduría del tiempo, remarcó: “Se empezó a forjar en mí la idea de no hacer de la música un laburo y creo que no me equivoqué. Si lo hacía iba a terminar odiándola, porque iba a terminar tocando cualquier cosa para poder vivir, así que preferí tener un laburo amorfo como el de la universidad y tocar cuando tuviera ganas”.

Junto a la docencia, la música y su oficio de bibliotecario, Bustos guarda en la galera cuatro libros editados. El primero lleva como nombre “Cuentos incompletos volumen II” y fue editado por la Universidad Nacional, el segundo es la novela “Última vez”, editado por San Luis Libro, el tercero es un trabajo académico sobre la materia que dictó en la universidad y, por último ”Yo estuve ahí”.

“Creo que éste va a ser el último libro, porque ya no tengo más nada que decir”, cerró Eddie con su libro en las manos y una taza de café vacía.