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"Tengo la urgencia de dibujar lo que la gente necesita"

Amigo de Fontanarrosa y de Quino, muestra su ojo crítico del momento político actual con la misma seguridad con la que habla de vinos, fútbol y tango. Retrato íntimo de un artista que pone en ilustraciones todo lo que tiene para decir.

Por Miguel Garro
| 29 de enero de 2018
Fotos: Alejandro Lorda.

Cuando trabaja frente al síndrome de la pared en blanco, Rep cuenta el tiempo en jornadas. Y siempre son de varias horas y muy intensas. Sobre el final llegan los detalles, los retoques y el armado definitivo de la obra que presentará en un cuadro, en un libro, en una historieta o en un mural. Cuando Cooltura lo visitó hace unos meses en la biblioteca del

 

Congreso de la Nación, el dibujante estaba terminando un mural de Ricardo Piglia, el escritor con el que compartió un programa de radio y con el que había armado una incipiente amistad. Esa convivencia le ahorró a Rep (cuyo nombre original es Miguel Repiso) un escalón fundamental cuando empieza una obra: la investigación previa a comenzar a dibujar.

 

La desaparición física de Piglia sorprendió a medias al dibujante porque sabía de su enfermedad. Algo parecido a lo que le pasó con otro amigo y colega, Roberto Fontanarrosa.

 

"Con ‘El Negro’ fuimos primero colegas y después amigos. Nunca fui un seguidor ni un admirador de su obra como dibujante pero sí como cuentista. Me gustaba su forma de encarar el humor, pero sobre todo me encantaba el modo que tenía de hablarle al público", dijo Rep, quien compartió con el rosarino presentaciones en ferias del libro de todo el mundo.

 

Sin embargo, el dibujante con el que más se identifica el hombre que hace 30 años dibuja la contratapa de Página 12 es Quino, a quien considera un maestro. "También es un amigo -anunció Miguel-, más distante generacionalmente porque tiene la edad que tendría mi padre si viviera, pero con el que he compartido muchas cosas".

 

Los acercamientos más notorios entre Rep y Quino se dieron por el vino, reconocido mundialmente por su condición de acortar las distancias entre los hombres. El dibujante recordó que su colega le contó que, mendocino al fin, de chiquito le daban vino en la cena y que de adulto le sirvió mucho para vencer la timidez en las reuniones sociales.

 

La relación de Rep con el vino tuvo su máximo pico el año pasado gracias a un libro que el dibujante editó contratado por el Fondo Vitivinícola Argentino. La obra fue el resultado de los viajes del artista por tres provincias productoras, las bodegas, las catas y el mundo de los sommeliers, más otro recorrido que había hecho años atrás por la ruta del vino de Francia.

 

“De chico me daban vino con soda y después en las reuniones sociales lo utilicé para relacionarme con chicas, con novias y con amigos, con quienes pedíamos vinos en común para empatar el gusto”, recordó Miguel, quien durante los 90 viajó mucho a Mendoza y siguió paso a paso el desarrollo de la industria.

 

Así como nunca fue un bebedor para embriagarse, sino para degustar al momento de hacer humor, Rep evitó con cintura y muñeca relacionar el vino con la borrachera. “Hacer eso es un golpe bajo, lo digo pese a que muchos colegas lo hacen. El vino es otra cosa. Con el vino se habla de arte, de música, de todo”.

 

Asiduo visitante de San Luis en vacaciones, el historietista lamentó haber trabajado poco en la provincia. Sin embargo, se ilusionó con la posibilidad de filmar una película animada sobre una historia que le ronda en la cabeza hace mucho tiempo. “Con mi trabajo estoy al borde del cine de animación y en San Luis están todos los equipos. Además me vendría bien para salir

 

un poco de Buenos Aires”.

 

La paz que busca Rep con sus posibles idas y vueltas entre su lugar de residencia y San Luis podría tomar forma con la historia que tiene sobre Don Quijote de la Mancha, un personaje que ya dibujó y que, en la posible película, emprendería un paso por Latinoamérica. El autor editó en Argentina y España un libro de 850 páginas y 300 dibujos con el alocado luchador que creó

 

Miguel de Cervantes Saavedra.

 

Un día en Buenos Aires para Rep implica inauguraciones, dibujos, clases de tango, entrevistas, visitas al médico y la preparación de un programa de radio que tiene los viernes, sábados y domingos en el que entrevista a personalidades de la cultura y que lo obliga a leer a los escritores que invita o ver las películas de los directores que aceptan ir a la emisora. Dijo el dibujante que le gustaría concentrarse sólo en dos cosas a la vez, pero que con pensar que tiene que entregar diariamente la tira de Página 12, se le hace imposible.

 

Miguel entrega en el día la historieta que saldrá en la contratapa la jornada siguiente. Rara vez adelanta trabajo porque le gusta trabajar sobre la actualidad.

 

“Hay dos maneras de encarar el día a día con la historieta –dijo-. Una es seguir la dictadura mediática, continuar lo que los medios implantan en la agenda. Yo no lo hago. Yo sigo lo que pasa en la calle, porque es permanente la secuencia social”.

 

Los temas libres, sin tanta relación con la actualidad, ya no son tan frecuentes en los trabajos de Rep, quien prefiere definir su actividad con algo de épica: “Tengo la urgencia de ser un factor que dibuja lo que la gente necesita”.

 

Lo que siente el autor que debe retratar por estos días es “el ajuste perverso que estamos viviendo”, pero no como una abundancia de los que dice el periodismo a diario. “No quiero hacer una imagen más, necesito hacer una imagen distinta”.

 

El dibujante se mostró preocupado y pesimista respecto a la situación nacional (“los tiempos prometen ser peores”), sobre todo por “esta especie de suicidio social que ha tenido la población”. Repiso consideró que hay gente que no votó a Cambiemos para suicidarse, sino porque fue traicionada. “Creo que esa gente en algún momento tendrá que retirarle el apoyo a este gobierno casi dictatorial”.

 

Más allá de esa postura, Rep se sabe un ser político, aunque la vez que le ofrecieron una candidatura a diputado la rechazó convenientemente. Miguel aseguró que no está para la gestión, sino para ser parte de un elenco.

 

“Yo no quiero tener nada que ver con la farándula política. Yo vine a este mundo a dibujar y además creo que los políticos tienen que formarse, no tienen que venir de cualquier lado, al menos que se tenga una enorme vocación”, aseveró.

 

A excepción de la realización de la película animada, Rep cree que no tiene deudas internas con el arte y que se ha ganado un nombre tal que, si un día quiere hacer un libro, va a la editorial y lo negocia. De hecho, el dibujante considera que los libros son a su arte lo que son los discos al de los músicos. Por eso edita un libro por año.

 

Lee muchas novelas, menos cuentos y en los últimos años se inclinó hacia la lectura de ensayos, un género que considera olvidado por los medios y muy jugosos por el aporte político y cultural. En cuanto a la música que escucha cuando dibuja, Rep también es variado: un día se levanta con ganas de escuchar chamamé, resabio de un padre correntino; y el año pasado escuchó mucho a David Bowie, conmovido por la muerte del Duque Blanco. “Cuando muere un creador –sostuvo- me da por cerrar el rompecabezas”.

 

Sin embargo, el ritmo que lo entretiene desde hace un tiempo es el tango, aunque no por una cuestión de gustos, sino por lo que representa para la ciudad donde vive. “No son muchas las ciudades que tienen una música tan arraigada, tan absolutamente personal. Para mí es un misterio que permanezca”.

 

Parte de ese desconocimiento lo llevó a tomar clases de baile. “Estoy tratando de meterlo en el compás de mi vida, quiero entenderlo con el cuerpo”, explicó el ilustrador, quien señaló que cuando un arte popular alcanza la calidad vale la pena emocionarse. El tango, la historieta

 

y el fútbol llegaron –según Rep- a ese estadio.

 

Otra de las cosas que hace semanalmente es jugar al fútbol (mal, según confesó) con sus amigos. Hincha de Boca, en los últimos años, el dibujante perdió el fanatismo pero no el gusto por el juego y ve al equipo sólo por televisión. Parte de esa búsqueda de entender el fútbol, lo llevó a relacionarse con periodistas deportivos, jugadores como Juan Pablo Sorín y técnicos, como Marcelo Bielsa, con quien tiene un proyecto de trabajo que no quiso adelantar.

 

El año pasado pasó por San Luis la exposición Refugiarte, organizada por la agencia de la ONU para los refugiados. Allí hubo un dibujo de Rep –quien tiene mucha obra relacionada con el tema- inspirado en un hecho que conmovió al mundo como la aparición de Aylan Kurdi, un niño sirio de tres años, ahogado en la costa turca mientras huía de la guerra.

 

Como es su estilo, el autor sorprendió con un mensaje no usual y alejado de los medios. Mientras muchos de sus colegas retrataron al niño con alas o signos de inmortalidad,

 

Miguel dibujó los pies inertes del chico en la arena ante la mirada de un policía: el resto del cuerpo era el mapa de Europa.

 

“Todo lo que ha construido la cultura mediterránea está entrando en un período devaluatorio, como creo que está entrando el mundo todo, Argentina incluida”, abundó el artista, quien dijo que el modelo de Cambiemos de repartir más riqueza para los ricos y más pobreza para los pobres se mantendrá mientras no haya “algún tipo de rebelión”.

 

Rep está convencido de que “las derrotas populares se pagan a largo plazo. Cuando el campo popular está victorioso, aglutina; cuando está derrotado, dispersa. Y los traidores son muchos”.

 

Una de las cosas que irrita al dibujante, que no tiene más que la pluma y la palabra para manifestar su inconformismo, es la “mediocracia que estamos viviendo”. Para Repiso, los medios son quienes manejan las resoluciones de los jueces, las firmas de los políticos y las voluntades de la gente.

 

Eso es algo para lo que la dirigencia política nueva –entiende el autor- debe estar preparada y formada para defenderse. Para la gente tiene otra solución: “Ante el poder pacmánico, hay que politizar a la gente, no para que se afilien a un partido, sino para que tengan conciencia. Eso siempre estuvo presente en mi laburo”.

 

El hecho de haberse formado en plena dictadura militar en la revista Humor convirtió a Miguel en un ser político para todo, que tiene que elaborar un pensamiento profundo sin dedicarse a la política ni decir abiertamente a qué lado pertenece. Ni siquiera Rep quiere encasillarse en el humor político porque consideró que eso le traería algunas restricciones. “Yo creo que no estoy solo para hacer humor político, como artista necesito ser absolutamente libre”.

 

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