28°SAN LUIS - Viernes 29 de Marzo de 2024

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A pesar de la desconfianza, el campo seguirá apostando

Después de haber analizado lo que puede pasar en materia de área de siembra y volumen de producción en nuestra edición anterior, en esta segunda entrega vamos a referirnos al escenario económico que se les presenta a los productores. De esta manera, analizar los cambios en materia de política comercial, y especialmente la suba en los derechos de exportación, es absolutamente imperioso. 
Estos cambios generaron modificaciones en los diferenciales de los distintos cultivos respecto de los que teníamos con las alícuotas anteriores. Ahora trigo, maíz y el resto de los cereales han visto incrementada la alícuota del derecho de exportación en 10,3%, mientras que el poroto de soja lo hizo en 2,3% y los subproductos del complejo oleaginoso en 5,3%. Y hay mucha incertidumbre respecto a la futura evolución de los derechos de exportación luego de comprobar que el proyecto de ley del Poder Ejecutivo contempla la posibilidad de elevarlos hasta el 33% sin pasar por el Congreso Nacional.
Por lo tanto, en términos relativos la soja recorta 8 puntos porcentuales respecto al diferencial tributario que tiene con los cereales y esto genera un impacto en las señales que tienen los productores y en las decisiones que pueden adoptar. Impacto que posiblemente no se consolide totalmente en este ciclo. Sobre todo por el momento en el que llega el  anuncio, con las decisiones de siembra mayoritariamente tomadas, pero que sí tendrá más peso en campañas siguientes.
En cuanto a los incentivos desde el punto de vista de los precios, la Bolsa de Cereales destaca que, tanto en soja como en maíz, los precios de los tres meses de precampaña se encuentran 5% por encima de los que teníamos en la misma época del año pasado. Situación que hasta el momento fue aprovechada por los productores, por lo que los volúmenes comercializados en el Mercado a Término de Buenos Aires (MatBA), duplican los negociados en la campaña previa. 
Entonces, con estos valores que nos muestra el mercado, con el precio de los insumos ya determinado y con los niveles tecnológicos relevados para cada una de las zonas productivas del país, podemos determinar los márgenes brutos para cada región rural. En este contexto, el resultado nos arroja que las perspectivas son, en promedio, de mayores márgenes brutos en la campaña 2018/19, respecto de la 2017/18. 
¿Alcanza este resultado para dejar contento al productor? Seguramente no. Menos cuando al momento de levantar la cosecha considere que sus márgenes podrían ser mayores si el aporte que hace a la recaudación del Estado a través de los derechos de exportación no se hubieran modificado, como había prometido el presidente Mauricio Macri durante tanto tiempo. 

 

El peso de la cosecha en la economía
Para entender cuál será el aporte de la cosecha 2018/19 a la economía nacional, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires lo primero que hace es la elaboración del Producto Bruto Agrícola (PBA), que contempla la simulación de las cuatro principales cadenas de valor agrícolas de nuestro país: soja, maíz, trigo y girasol, hasta la industria de primera transformación. Es decir que se contemplan insumos, proveedores de servicios, comercialización, servicios profesionales, recaudación fiscal, producción primaria, industria de primera transformación y todo lo que se destina a consumo interno y a la exportación.
¿Qué pasó con el Producto Bruto Agropecuario en los últimos años? Veníamos de una campaña 2016/17 en la cual el PBA crecía, y después tuvimos el ciclo 2017/18 que, por efecto de la sequía, generó un nuevo retroceso en el PBA, que cayó casi 21%. Para este nuevo ciclo, lo que proyecta la Bolsa es que se registre una recuperación del PBA, alcanzando un número en torno a los 30.400 millones de dólares, lo que marcaría un incremento del 33,4% respecto de 2017/18 y del 5,8% si la comparación la hacemos contra el período 2016/17. Lo que sin duda se traduce en un gran aporte del sector a la economía nacional en 2019. 
Si a este PBA total lo dividimos por cadena, lo que podemos observar es que a lo largo de las últimas campañas tuvimos un fuerte incremento en cada una de ellas, con trigo y maíz liderando el ranking. Hablando exclusivamente de la campaña 2018/19, el PBA del trigo será de 3.700 millones de dólares, el de maíz 10.400 millones, el de girasol 1.100 millones de dólares y el de soja 15.100 millones. Aunque de mantenerse esta política de derechos de exportación, la tendencia podría cambiar, ralentizando el crecimiento del PBA de los cereales e incrementando el de la soja.
En cuanto a los números de la campaña 2018/19 que le importan a la economía nacional, hay que destacar que el Valor Bruto de Producción superará los 76.000 millones de dólares. En el caso del Valor Agregado, como decíamos arriba, el numero alcanzaría los 30.400 millones de dólares, es decir 7.600 millones más que la campaña 2017/18. Si hablamos de la inversión proyectada, el número final totalizaría los 10.700 millones de dólares y acá se contempla desde compra de insumos hasta gastos de laboreo.
En cuanto a exportaciones, tanto de cereales como de oleaginosas, el número de la Bolsa de Cereales es de 25.900 millones de dólares, superando en 5.200 millones el período previo. En cuanto al último número, el de recaudación fiscal, los expertos de la Bolsa pronostican un gran incremento debido al nuevo esquema de derechos de exportación. De esta manera, la recaudación fiscal aumentaría en 2.900 millones de dólares hasta alcanzar una totalidad de 10.100 millones. Es el rubro que se lleva una gran parte del dinero de los productores.  
De esta manera, con el último dato subrayado, al momento de analizar la distribución de la torta del Producto Bruto Agropecuario durante el nuevo ciclo productivo vemos que el principal ganador será el gobierno nacional con el 33%, seguido por los productores, que se van a quedar con el 26% del total. 
Por otro lado, sobre los números generales de la economía nacional hay que destacar que este PBA, que solo incluye a los granos, explica el 6,6% del Producto Bruto total de la Argentina. Además significará el 8,5% del total de recaudación del gobierno nacional y el 38% de las exportaciones de bienes. Porcentajes que por supuesto son mayores si contemplamos al resto del sector agroindustrial. 
Estos números no hacen otra cosa que volver a demostrarnos que el sector agropecuario otra vez va a ser el gran motor de la economía nacional. Será, posiblemente, el único sector que crecerá en 2019, sosteniendo el nivel de actividad general, el cual de no ser por el campo caería 2,1% 

 

Crecimiento limitado a mediano plazo
Pero no sólo en lo que pasará en la próxima campaña piensan en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. También consideran que es necesario pararnos y mirar el largo plazo. Por eso, en este análisis que estuvimos desarrollando durante las últimas dos ediciones de la revista El Campo, también vamos a mirar detenidamente las proyecciones para la agroindustria que elabora la Fundación INAI de cara a la campaña 2027/28.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que existe un contexto de incertidumbre y por lo tanto se deben determinar algunas variables que sirvan como eje rector de las proyecciones que se hacen. Este contexto de incertidumbre pasa por cinco puntos: 
El primero serian las tensiones comerciales. En este contexto se deben considerar dos cosas, la guerra comercial de China y Estados Unidos y el recrudecimiento del proteccionismo a nivel global. El segundo factor es el de las negociaciones internacionales y el estancamiento de procesos multilaterales y regionales. El tercero de los factores que hace al contexto de incertidumbre global es lo que pueda pasar con el cambio climático y la implementación del Acuerdo de París. El cuarto punto es la seguridad alimentaria. Y el último es la volatilidad de precios vinculados a cuestiones climáticas y también a sucesos geopolíticos y sociales.  
Así, teniendo en cuenta todos estos factores de riesgo es que debemos analizar cuál puede ser el escenario de referencia a 2027/28 para la agroindustria argentina según la Fundación INAI.
Por otro lado, en ese escenario “de continuación” que elabora la Fundación INAI, también tenemos que considerar la eliminación de los derechos de exportación, ya que según la normativa dejarían de existir en 2020. Por otro lado, en el escenario elaborado por el INAI, la guerra comercial entre China y Estados Unidos también estaría resuelta.
Lo primero a tener en cuenta es qué pasa con la tasa de importaciones a nivel mundial. Según el INAI, el comercio mundial de productos agroindustriales representa una oportunidad para nuestro país, aunque cada vez más pequeña, ya que la tasa de crecimiento del comercio agroindustrial a nivel global sigue decreciendo. Es decir, hacia 2028 el mundo todavía demandará los productos del sector pero a una menor tasa que en los años anteriores.
Y en este contexto, el informe considera que es esperable que la producción de cereales y oleaginosas de nuestro país se ubique en torno a los 152 millones de toneladas, lo que significaría un 17% más que la producción proyectada para el ciclo 2018/19. En cuanto a la composición de esta producción, el resultado sería el siguiente: el maíz alcanzaría las 55 millones de toneladas (+28% respecto de 2018/19), la soja llegaría a 60 MT (+10%) y el trigo casi 22 MT. 
En cuanto a las exportaciones, también crecerían respecto de las actuales. En el caso del maíz las ventas externas podrían llegar en 2027/28 a las 41MT, en trigo 14MT, en poroto de soja 13MT, en aceite de soja 5MT y en harina de soja 31MT. 
El último punto que plantea el INAI para proyectar lo que puede pasar con la vista puesta en 2027/28 tiene que ver con los acuerdos comerciales. Hay que destacar que nuestro país tiene acuerdos solamente con el 9,2% del PBI mundial, en tanto que países competidores de Argentina tienen acuerdos ampliamente superiores. De todas maneras debemos destacar que los acuerdos que se encuentra negociando la Argentina a través del Mercosur o vía comercio bilateral le podrían permitir participar de casi el 35% del PBI global.    
En conclusión, en el escenario de referencia elaborado por la Fundación INAI se puede observar que se consolida el crecimiento de la producción y de las exportaciones. Aunque el impacto de medidas de políticas, tanto internas como externas, puede generar efectos negativos. Un ejemplo es la guerra comercial, que traería beneficios en el corto plazo, pero que si se profundiza traería complicaciones en el comercio mundial. Por último, en el caso de los acuerdos comerciales, si bien aún falta mucho se pude decir que la Argentina va por el buen camino.  
Es verdad que el productor por el momento está mirando lo que va a pasar en unos meses y no en 10 años. Pero también es cierto que si no empezamos a planificar de cara a futuro, si no dejamos de atender solo la coyuntura, si no generamos políticas de previsibilidad para el sector, los cambios en las reglas de juego van a seguir existiendo y siempre pareciera que  van a continuar perjudicando al mismo sector. 

 

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