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Carriqueo: el boxeo llora su muerte

El ex boxeador nadaba en el dique de Nogolí y desapareció.

Por Johnny Díaz
| 11 de febrero de 2018
En su salsa. Con Claudio "El Serpiente" Echegaray. Daniel Carriqueo fue su primer entrenador. Fotos: Archivo.

Daniel, qué quiere decir tu apellido en idioma Mapuche? Con su paciencia de descendiente de originarios de las tierras sureñas me dijo tímidamente, “Agua entre las piedras”. Y ahí quedó todo. Ese día compartíamos un café aprovechando su viaje a San Luis.

 

Hoy increíblemente Daniel Benito Carriqueo, ex boxeador y entrenador de ese deporte, encontró una trágica muerte. De-sapareció de la superficie cuando nadaba en el dique Nogolí, donde había elegido para vivir junto a su esposa y sus pequeños hijos. El hecho ocurrió el jueves, el ex púgil, había concurrido junto a su familia también su madre y su hermano Jairo que vinieron de vacaciones a San Luis.

 

Daniel Carriqueo, “El Negro” o “El Cacique” como lo conocíamos era un acérrimo defensor del boxeo, siempre se lo veía con jóvenes promesas del deporte de los puños sanluiseños, incluso tuvo activa participación en varias escuelas de boxeo, El Trapiche, Juana Koslay, San Francisco y en Nogolí supieron de su docencia. También fue entrenador de varios boxeadores que representaban a Sociedad Española.

 

“El Negro”, que tenía 45 años, nunca sobresalió en su condición de boxeador profesional, de hecho tuvo más peleas perdidas que ganadas, pero a eso a él no le preocupaba, estaba más pendiente de los amateurs que de su carrera pugilística.

 

En su carrera como boxeador tuvo un hecho trascendental que lo marcó para siempre. Fue cuando combatió con Marcos René “El Chino” Maidana y perdió por puntos después de seis intensos round. Carriqueo fue el único argentino que le aguantó los golpes al que fuera años después un inmenso campeón mundial. Ese era su gran orgullo.

 

En rueda de amigos, Carrriqueo decía; “Me llamaron y acepté, me ofrecieron una pelea televisada y buena plata. Acepté porque era lindo y podía viajar. “Te van a matar, negro. Te van a matar. Vos estás loco, a ese pibe le están haciendo la carrera. Ganó siempre por nocaut”, le dijeron. Carriqueo contaba que cuando se vio frente a Maidana no lo quería mirar a los ojos, “EL Chino” venía de ganar todas sus peleas –al momento eran 9 y todas por nocaut- antes de que terminara el tercer round.

 

“Fuimos semifondistas, un amigo me acompañó porque ni para un entrenador tenía. El primer round, fue el clásico, de estudio, me miraba y yo hacía el paso atrás y cuando me tiraba arriba hacía cintura. Lo que habíamos planeado, nos estaba dando resultado.

 

“En el segundo asalto, me rompió una costilla (se levantaba la remera y mostraba orgulloso una cicatriz que lo marcó para siempre). No podía respirar, la situación se me complicó bastante pero pensaba que no debía quedar mal, tenía que aguantar, además me estaban mirando en mi pueblo a través de la televisión”.

 

“La pelea estaba pactada a seis asaltos, en el cuarto y quinto, Maidana mostró lo mucho que pegaba, aguanté todo y en el último asalto, me animé a tirar un par de manos que a mi juicio, “El Chino” sintió, creo que fue el único que gané”.

 

Carriqueo orgulloso siempre contaba lo mismo y se ponía ancho cuando le decían que habían visto el video y aplaudían su performance.

 

Cuando se retiró, se dedicó a la organización de festivales amateurs y en tal calidad hizo varios, hay cientos de anécdotas para reconocer su trabajo genuino, abajo y arriba de ring.

 

Un colega contaba que en una oportunidad, faltó un boxeador para un festival que había organizado, ni lerdo ni perezoso, se calzó los guantes y subió al ring con el púgil que había cumplido e hicieron una exhibición.

 

En otra, había prometido que haría pelear a un boxeador de un pueblo vecino; Fraga. El intendente fletó dos ómnibus con hinchas del crédito fraguense y todo estaba listo para el gran  debut del muchacho de Fraga. Pero el boxeador no aparecía hasta que llego el técnico, ante la pregunta  respondió que “venía en camino”. Nunca llegó. Los fraguenses que habían copado la tribuna mayor se enfurecieron y  Carriqueo tuvo que devolver la plata.

 

“El Negro” siempre estaba acompañado por su esposa y una cuñada en las boleterías pero sus festivales eran humildes y llenos de baches. Recuerdo que en una oportunidad, el público le reclamaba cervezas para la venta y el que no tenía ni un peso, mandaba a comprar un cajón “bien fresco” cuando vendía un par de entradas.

 

Ese era Carriqueo, siempre buscaba la solución a los problemas. En el boxeo hizo de todo, en Nogolí donde estaba radicado tenía un gimnasio a cielo abierto. “Para que la gente cuando pase se entusiasme” decía. En su paso por la Secretaría de Deportes de San Luis, ideó y puso en marcha un proyecto muy ambicioso. Un ring móvil. Y lo logró con ideas propias y mucho sacrificio. La muerte lo encontró cuanto tenía mucho para dar. “El Daniel” se ganó el respeto de todos, no a los golpes como lo hubiera hecho otro boxeador, se lo ganó con respeto, humildad y seriedad. Dios lo tenga en la gloria.

 

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