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La obra "eterna" de la Illia genera enojo en vecinos y comerciantes

En algunos locales las ventas cayeron hasta un 70%. Los que viven en los edificios de la zona dicen que entrar con sus autos es una tarea casi imposible.

Por redacción
| 15 de febrero de 2018
Un nuevo retoque. Los dueños de locales, restaurantes, bares y hoteles piden que se terminen los cambios en el bulevar, ya van por la tercer modificación en dos años. Foto: Alejandro Lorda.

Avanzan las obras, pero también las protestas. Vecinos y comerciantes de la avenida Illia siguen enojados con las tareas que realiza la Municipalidad de San Luis para reemplazar el asfalto y pavimentar con adoquines todo el bulevar. Los dueños de los negocios aseguran que la refacción los perjudica económicamente y subrayan que esta consiste sólo en tareas “estéticas” que no solucionan problemas de gravedad. Los que viven en los edificios de la zona señalan que ingresar con sus vehículos por los cortes, escombros, y pozos se convirtió en un verdadero Via Crucis. 

 

El proyecto, que consiste en el adoquinado total de la calle desde Lafinur hasta San Martín, comenzó el 11 de setiembre desde avenida Lafinur hacia el este y cuenta con un plazo de ejecución de 310 días corridos. 

 

Ante las quejas y el malestar de los comerciantes, la Intendencia aclaró que sólo se demorará entre 30 y 40 días por cuadra.

 

Una de las quejas que la mayoría comparte es la falta de previsión de la Comuna, ya que con el adoquinado, es la tercera instancia en la que se hacen refacciones en la calle en dos años: primero se realizaron las obras de desagüe, luego se cambiaron las veredas y ahora se efectúa la modificación total del asfalto.

 

Otra protesta generalizada se vincula con el momento del año en que el Municipio decidió iniciar la colocación de los adoquines. La mayoría de las personas que tienen comercios se quejan porque se ven afectados en el pico de la temporada turística, cuando más afluencia tienen los locales.

 

Bruno es un joven que tiene un departamento en el edificio de Illia y Chacabuco. Está muy enojado por los perjuicios que le provocan los trabajos en particular, y en general por el gasto innecesario que para él genera un cambio sobre una calle, que ya estaba en excelentes condiciones.

 

"La verdad que salir y entrar con el auto al edificio se ha convertido en una peripecia. Primero porque tengo que hacer como seis cuadras más, después porque hay que sortear el tránsito caótico que se genera justamente porque están todas las calles de la zona cortadas. La verdad que lejos de simplificarnos la vida, nos complican todo", aseguró. 

 

Otras de las quejas tiene que ver con las maquinarías que realizan los trabajos. "A veces uno quiere llegar a descansar y el ruido que hacen es insoportable, no hay respeto para los que quieren tomarse un respiro. Francamente, esto me hace poner muy nervioso", aseguró.
La polémica se vive en las calles y también en las redes sociales. En la página de Facebook de El Diario de la República, Suri Díaz dijo que "no podía entender la obra" y pidió explicaciones al intendente Enrique Ponce. "¿No rompieron toda esa avenida? Ahora otra vez, con la incomodidad que eso implica. En época de pleno turismo. A poco tiempo de empezar las clases todo se convierte en caos para llegar a los establecimientos escolares ¿Era necesario?", preguntó.

 

"La obra es un problema para transitar. No veo la necesidad de gastar en remodelar lo que ya estaba lindo. Esa plata se puede destinar a cosas más importantes", agregó Valeria Sosa. 

 

Diego Astudillo, el presidente de la Cámara de Bares y Boliches de San Luis, dijo que las quejas de los dueños de los locales se concentran principalmente en la imposibilidad que existe para que los clientes se muevan con libertad por la avenida, lo que les provoca una "enorme pérdida".
 

 

Astudillo aseguró que el desplome en las ventas se mantiene en los mismos márgenes que a principios de enero, cuando los comerciantes aseguraban que las ventas se habían contraído hasta en un 70 por ciento.

 

“No hay posibilidad que los clientes tengan estacionamiento cerca y lleguen hasta los bares de la zona. Es complicado, por lo que muchas personas optan por marcharse a otros lugares de la ciudad. Está claro que esto causa un perjuicio”, explicó.

 

También señaló que “muchos de los potenciales clientes de la Illia son pasajeros de los grandes hoteles ubicados en la avenida. Ellos, ante la imposibilidad de moverse con normalidad, optan por elegir otros lugares en donde comer o salir”. 

 

“Reclamamos que se tenga previsibilidad. No puede ser que en menos de dos años hayan roto la calle para poner los desagües.  Luego volvieron a romper para cambiar las veredas y ahora están nuevamente sacando todo porque les parece que los adoquines son más lindos", remarcó.
 

 

Astudillo dijo que en una de las remodelaciones encaradas por la Intendencia las baldosas se colocaron de manera compulsiva. “Todos los cambios no los pagó el Municipio, se los hicieron pagar a los comerciantes. No sólo que no vendieron como lo hacían sino que también les provocaron un gasto”, afirmó y agregó: "Cómo puede ser que decidan realizar esta obra cuando se sabe que en la ciudad de San Luis durante estos meses llueve continuamente  y por esa razón seguramente las tareas se atrasarán bastante".

 

Las quejas de Astudillo son compartidas por la mayoría de los comerciantes de la zona. Los primeros en sufrir el párate fueron los que tenían sus locales hacia el extremo oeste de la avenida, el sector por el que se empezó a colocar el adoquinado. Ahora en la zona se puede ver como se cambió el asfalto de la mano sur de la avenida, y como los trabajos se concentran a la altura de las calles Mitre y Chacabuco, donde el mismo se encaró en ambos márgenes. 

 

Lo concreto es que ahora como en septiembre, cuando comenzaron las obras, los comerciantes aseguran que se ven afectados porque los gastos fijos son altísimos y no logran ser compensados con ventas que van en picada por la falta de clientes.

 

Aseguran que en la temporada alta es cuando los comerciantes "hacen una diferencia" y recordaron que cuando se ensancharon las veredas, la Comuna señaló que todo iba a demorar un mes y medio, pero tardaron casi seis. Los dueños de los negocios temen que, de acuerdo a estos antecedentes, el proyecto se demore más de los plazos anunciados. 

 

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