Esos jóvenes que mantienen el legado

Un hombre no está completo sin un hijo. Lo mismo podría pensarse para un superhéroe que desde los albores de la edad dorada de los cómics siempre recibieron ayuda de adolescentes “adoptados” bajo su tutela o el concepto atribuido en inglés “sidekick”. La versión “chica” de personajes como Batman, Aquaman, Superman o Wonder Woman suponen un golpe de efecto para que los nenes y adolescentes se incentiven con la lectura. El primero en ser considerado bajo esta denominación es Bucky Barnes, ayudante del Capitán América y que ahora es conocido en las películas como el Soldado de Invierno. Fue en “Capitán América Cómics N° 1”, publicado en marzo de 1941. Que el defensor de rojo, azul y blanco haya tenido un compañero a su lado fue la inspiración para el resto de los creadores.

“En aquel momento se planteó que los primeros privilegiados eran los chicos. Así como Julio Verne se adelantó al conocimiento científico, los cómics se adelantan a los conocimientos sociales”, analiza el psicólogo Alberto Jaimez. Consideró que la creación de los artistas, cuyas energías fluyen de su mundo interno y experiencia social, permiten adelantarse a estos fenómenos como, por ejemplo, que en la actualidad los niños son considerados elementos principales para el futuro.

 “Los creadores sacan de su mundo interno lo que imaginan. Tienen una visión más clara de lo que va a venir. Por eso existe un doble efecto y causa, ya que se anticipan a lo siguiente y la gente sigue lo que anticipan”, explica.

A finales de los cuarenta se decía que la delincuencia juvenil era producida por la violencia de los cómics. Si bien cada publicación debía ser aprobada por el sello “Aprobación del cómics”, las editoriales buscaban la vuelta para seguir publicando material en el que siempre ganaran los buenos, tal cual la exigencia. Incontables héroes con un metro de altura empezaron a pulular por las calles de esas ciudades imaginarias. “La crítica a los cómics tiene que ver con la carencia de líderes reales. No se dan cuenta que otorgan una formación muy importante y que es distinta a la tradicional”, manifiesta el psicólogo y recuerda que durante su juventud leía Nippur de Lagash, cuyas aventuras en lugares históricos le permitían la avidez informativa de buscar en los libros aquellos lugares.

Más allá del alzamiento de los menores, como luchadores de la justicia, también es necesario pensar en las influencias de cada generación. “Ahora los niños son más inteligentes, han evolucionado: su cerebro, su atención, por eso nos encontramos desorientados ante la niñez y la juventud. Si no nos aggiornamos, nos pasan por encima”, destaca. Los cómics no educan, pero orientan.