Buscaron a Rubilar en pozos; una vidente dijo que lo vio allí

Los policías a cargo de la búsqueda de Juan Carlos Rubilar no dejan de lado ninguna hipótesis sobre lo que pudo sucederle, ni mucho menos los posibles lugares donde pueda estar. A tal punto que ayer, durante la mañana, recorrieron a pie y en moto, los alrededores de las instalaciones de Arcor. No fueron allí porque las averiguaciones, alguna pista o un testigo les hayan indicado que “Pupi” podría estar ahí. Lo hicieron porque los familiares del joven les insistieron con que tomaran en cuenta lo que les señaló una vidente, que se contactó con ellos y les aseguró que en una visión que experimentó había percibido a Juan Carlos. Estaba, según la mujer, en un pozo, como los tantos que hay detrás de la fábrica.

Los investigadores rastrillaron las inmediaciones de Arcor, en el kilómetro 756 de la autopista 55, hasta cerca de las tres de la tarde. Revisaron una por una las zanjas que hay en esa zona, donde suelen tirar desechos. Los policías partieron desde la parte posterior de la fábrica y se extendieron hacia el norte, donde está el río.

Pero en ese sector, en el que supieron funcionar industrias de las que sólo quedan sus viejas y abandonadas instalaciones, no hallaron ni rastros del joven de 29 años, resumió el oficial principal Juan Zavala, jefe de la Subcomisaría 24ª.

Al margen de esa búsqueda, otro grupo de policías sondeaba las vías del ferrocarril que están en las cercanías a Las Isletas, paralelas a la ruta provincial 11, poco antes de llegar al campo “La Patricia”. A diferencia de los que buscaban detrás de Arcor, estos efectivos lo hacían con los perros de la división Canes de Villa Mercedes y San Luis y con los del destacado adiestrador de Viedma, Marcos Herrero.

Ayer era el último día que los investigadores locales contarían con la ayuda de “Halcón” y “Duke”. El ovejero alemán y el sabueso, que fueron cruciales en los hallazgos de los cuerpos de Micaela Ortega y Araceli Fulles y en la detección de pistas en la investigación de otras  desapariciones, se sumaron a los rastreos el martes. 

Los efectivos rastrillarían ambos lados de las vías. Insistieron con esa zona porque la tarde del martes, antes de allanar la casa del campo “El Indio”, uno de los perros entrenados por el subcomisario Ramón Escudero señaló una bolsa con bombitas de agua. El paquete estaba atado con un cordón, del que colgaba una especie de medalla o dije con el rostro de una Virgen.

El can lo marcó porque su olfato le indicó que esa bolsa estuvo en contacto con Rubilar. Las posibilidades de que así haya sido son muchas, pues los investigadores lo relacionan con el hecho de que el chico se extravió luego de participar en “Los Corsos del Pueblo”, donde seguramente muchos tenían bombitas de agua.

Zavala aclaró que aún el cordón con la medalla no les fue exhibido a los familiares de “Pupi”, para que ver si podrían reconocerlo como del chico. Eso es algo que podrían hacer en los próximos días.

El día del hallazgo de la bolsa, uno de los perros de Herrero apuntó a un billete de diez pesos. El papel estaba semienterrado en “El Indio”, de donde la Policía secuestró una camioneta, dos colchones, un par de frazadas, una alfombra y unas medias, que pudieron tener contacto con Rubilar.

De todas formas, los investigadores no están esperanzados en que ese billete pueda estar ligado al joven, dado que los canes del reconocido adiestrador están capacitados para localizar, además de cadáveres, billetes y explosivos.

Es por eso que el miércoles cuando uno de ellos apuntó a un viejo cartucho, que estaba tirado en ese campo, no le dieron mayor importancia. Sobre todo porque estaba oxidado y eso daba cuenta de que estaba allí desde hacía tiempo, mucho más que el que lleva desaparecido “Pupi”.

“Lo veo bajo el agua”

No es la primera vez que una vidente, que se comunica con la familia, guía parte de las averiguaciones. La mañana del miércoles los policías regresaron a “El Jagüel”, un campo que colinda con “El Indio”, al suroeste de Las Isletas. Querían rastrillar con los canes una laguna llamada “La Eva”. Lo hacían en parte porque pretendían sondear esa zona con la ayuda de los animales y, por otra parte, porque una vidente les dijo a los Rubilar que había visto a Juan Carlos “bajo el agua”. Esa búsqueda también desmintió a la adivina.

Reclamo frente a la jefatura

El miércoles, pasadas las 21, un grupo de personas autoconvocadas marchó por calle Mitre hasta la Unidad Regional II, ubicada en Balcarce 517. Con bombos y palmas,  entraron al hall de la jefatura. “¡Queremos a Juan!”, gritaban. El interventor Víctor Videla les pidió que, por favor, se calmaran y los manifestantes se tranquilizaron. Después recibió en su despacho a una tía de “Pupi” y a una vecina que la acompañaba.

Hablaron durante una hora y media, dijo el comisario general retirado. “Las puse al tanto de la investigación y creo que se fueron conformes”, comentó Videla. Además dijo que las mujeres reconocieron el incansable trabajo que realizan desde el domingo 4, cuando desapareció el chico, pero a la vez esperan que esa búsqueda no muera.