Pierino Dadomo: un comerciante multirrubros

Hace 86 años que en Santa Rosa del Conlara existe un negocio polirrubro dedicado a la venta de bicicletas, almacén, vidriería, restauración de autos antiguos y también de servicios fúnebres. Además hace 28 años impulsa una bicicleteada recreativa denominada “Don Pipo”. La actividad se realiza el primer domingo después de la noche de  Reyes Magos, y es organizada por Pierino Dadomo en homenaje a su padre Giuseppe, quien llegó de Italia el 6 de noviembre de 1931 a bordo del barco Giulio Cesare.

Su hijo Pierino de 70 años dice: “Mi padre llegó a la Argentina  porque Europa estaba en guerra y él no quería saber nada. Entusiasmado por ganar dinero, viajó. Los familiares le habían dicho que acá “se juntaba la plata con palas”, aunque no fue así. Mi padre no tenía ni idea dónde venía, no tenía dinero, no conocía y tampoco hablaba  el idioma. Fue un audaz”. 

“Mi padre era un ciclista profesional y mostraba con orgullo una medalla de plata que decía, ‘III Giro della provincia de Piacenza 1921’. Era como un salvoconducto. Se enteró que en Pozo del Molle había una pariente y se vino para acá. Pero no la encontró. La tía estaba en Pozo del Molle de San Luis, no de Córdoba, de donde tenía referencias. Así  llegó a Santa Rosa  con la necesidad de encontrar trabajo. Se contactó con Marino Buscarolo, un paisano que le dio trabajo en su herrería. Hacían de todo, carros, carruajes, tornería, taller mecánico, malacates, etcétera". afirmó. 

"Años después, mi padre se casó con una hija de Buscarolo,  Lorenza, y de esa unión nacieron cinco hijos; Lily, Francisco, Miguel, José y yo”. Marino Buscarolo, mi abuelo, era un visionario, tenía en su herrería el único torno de la zona. Fue quien hizo instalar el  puente de hierro sobre el río Conlara y también fue intendente”, manifestó orgulloso.

“En 1932, mi padre abrió su propio negocio en Aviador Franco y Pringles. Ya cumplimos 86 años al servicio del cliente. El comercio era chico, humilde, apenas podíamos vender uno que otro repuesto. El sabía decir que costaba mucho sacrificio mantenerlo, pero comenzaron a salir las primeras bicicletas y la situación cambió. Era un suceso, ¿Quién no quería tener una bicicleta? Mandó a mis tres hermanos mayores a estudiar a Córdoba y yo me quedé a ayudado en el negocio, tenía 12 años. Me hizo un trato: ‘Vos arreglás las bicicletas y lo que hacés de mano de obra es tuyo, ese será tu sueldo’ me dijo. Y así fue. Cuando mi hermano regresó con el título de profesor de Educación Física ingresó al Instituto de Santa Rosa. Fue el primero, entonces yo tenía que ir a estudiar. Pero me atraía el negocio, y cuando escuché que mi hermano, con título ganaba 17 pesos por mes y yo 25 en la bicicletería, no quise saber nada, hasta una moto me compré en esos años”, afirmó.

Pierino dice que su padre, que de ciclismo sabía mucho, corría en todas las carreras de la zona. “Era el rival a vencer”, se enorgullece hoy su hijo. Los caminos eran de tierra y con bicicletas muy pesadas. Muestra una llanta de madera para bicicleta, que debe ser una de las pocas que hay en la actualidad. “Es como un tesoro, como la medalla”, aseguró.

El negocio de los Dadomo está ubicado en Pringles y San Luis, en Santa Rosa. De afuera no dice mucho, pero es limpio, pulcro y está recién pintado. Sólo se ve  un cartel que dice “Bicicletería Pierino”. La columna de sostén se eleva alta y arriba de todo una bicicleta soporta las inclemencias del tiempo.

De 1932 a la fecha, la familia ha  incursionado en varios rubros comerciales con singular éxito. La vidriería, la empresa de servicios fúnebres, la bicicletería, la restauración de autos y el almacén de ramos generales que funciona a pleno, con libreta, como se hacía antes.

Pierino no se guarda nada y para todo tiene una respuesta, en medio de los pedidos y los proveedores que llegan por doquier, dice: “Una de las primeras vidrierías que hubo acá, fue la de mi abuelo Marino Buscarolo. Mi madre la dejó como parte de su herencia, hoy no es nuestro fuerte, pero está al servicio del pueblo y nosotros todavía la hacemos funcionar y cortamos vidrios a nuestros clientes a pedido", señaló.

"El servicio fúnebre ya no es negocio, porque se utiliza otro sistema. Ahora es con socios y en cementerios privados. Antes se velaba en los domicilios y había que tener mucha aparatología y personal a cargo especializado", afirmó. “Tenemos un coche carroza modelo 1930. La restauramos y funciona muy bien. Tiene unos 10.800 kilómetros, esta nueva. Se la compramos a un señor de Sampacho, Córdoba”, agregó.

Como haciendo un racconto de lo mucho que ha progresado la empresa familiar agrega: "El almacén es atendido por toda la familia, tenemos seis empleados en total y no nos podemos quejar. Los clientes dicen que Pierino les da fiado con una libreta y pagan cada 30 días, por lo cual le están muy agradecidos. “Llevamos de todo, hasta bicicletas y pagamos cada 30 días”, señaló Don Juan Gómez mientras esperaba en la puerta del negocio.

 Dadomo y su familia dicen que utilizan un sistema romano muy simple. “Tenemos unos 60 clientes con libreta. Les damos anotado en un papel lo que compran,  que a su vez es anotado en otra  libreta. A fin de mes, cuando vienen a pagar, controlamos y la suma total es lo que deben. Así de simple. Lo implementó  mi padre y nunca falló, siempre agradecen. Puede que sea un poco lenta la atención, pero nunca cobramos de más”, aseguró.

En relación a su contacto con las bicicletas, Pierino que además de ciclista fue jugador de fútbol en el club San Martín (otra de sus pasiones), dice que desde la cuna sintió el afán de construir cosas nuevas o reinventar. “Al negocio lo armó mi padre y yo seguí sus pasos. Cuando llegan los cuadros, nosotros armamos todo, es mano de obra propia, de los pedales al manubrio, todo es ensamblado en el negocio”, dijo.

En uno de sus depósitos descansa una vieja moto Puma 98cc,  totalmente restaurada; un Ford '32 hecho a nuevo, una verdadera joya mecánica; un Ford Falcón y un Chevrolet. "Son vehículos comprados para restaurar. Con ellos vamos a las exhibiciones o a donde nos inviten", explicó.

Dadomo dice: "En homenaje a mi padre, que murió el 28 de diciembre de 1990, hacemos una bicicleteada llamada ‘Don Pipo’ para todos los que quieran participar. Fue declarada de interés municipal. Este año hubo 1.600 inscriptos, tenemos mucha convocatoria. En el primer año, hubo 40 ciclistas y fue ganada por Antonio Quiroga. Así fue creciendo. Recorremos varias calles del pueblo y volvemos a la puerta del negocio.

Se hace el primer domingo después de la noche de Los Reyes Magos, se sortea entre los presentes 15 regalos que van de una bicicleta a mesas de camping. En la última edición el primer premio-obsequio fue para Betiana Irusta de Córdoba, que estaba de vacaciones en el pueblo. Después obtuvieron distinciones: Ana Roldán, Valentina Riera, Graciela Salazar, Atilio Aldeco, Roxana Lucero, Leonora Aguilar, Uriel Salazar y Marcelo Llano entre otros.

Pierino es un agradecido a la vida y al pueblo de Santa Rosa. No olvida a la familia de Miguel Walter ‘Cuchipila’ Godoy, quien    hace la  locución durante la competencia y a sus hijos que filman toda la bicicleteada, sin cobrar un peso. Tampoco a los amigos, a los clientes y a todos aquellos que   apoyaron a la familia Dadomo.

Pierino Dadomo está casado con Nelly Sánchez (68) y tiene tres hijos; Pierino, Marcela y Susana. Además cinco nietos; Emanuel, Pablo, Julián, Mariano y Malena.