Turf en La Punta: llega el más grande del mundo

Jorge Ricardo, el mejor jockey de la historia del turf, estará mañana en La Punta. El astro brasileño que tiene 12.849 triunfos será la monta de "Mavericks" en el Gran Premio Vicente Dupuy. Con 56 años, Ricardinho se ríe del almanaque. Parece que fuera ayer cuando con 15 años, llevó a la victoria a "Taim", un caballo que estaba bajo el cuidado de su papá. Pasaron 46 años de ese 16 de noviembre de 1976 en su Río de Janeiro natal. Debut y triunfo, pero él nunca imaginó que a partir de ahí iba a empezar a escribir una rica historia hasta convertirse en el más grande del mundo. Por muchos años peleó palmo a palmo con el canadiense Baze para ver quién era el mejor. Y la película para Jorge Ricardo tuvo el final que merecía. Alcanzó el récord en Brasil y lo batió en Argentina. El país que lo vio nacer y el país que lo adoptó compartieron la gran emoción de un jinete de novela. Un tipazo, amable, simpático, siempre con una sonrisa a flor de piel. Pasó por muchas lesiones y hasta superó una enfermedad. Si le pudo ganar a la adversidad, cómo no iba a poder con Baze. Un grande.

—¿Qué sentiste cuando te convertiste en el jockey más ganador de todos los tiempos?
—Fue algo gratificante para mí, para mi familia y para mi país. Es algo inexplicable lo que sentí. Pensás en los seres queridos, en los que están siempre, en la gente que confió en vos, en los inicios. Mirás para atrás y se te cruzan un millón de imágenes.

—Cuándo te iniciaste en esta actividad, ¿se te cruzó por la cabeza que ibas a llegar tan lejos?
—No. Lo único que yo quería era ser jockey. Ganar varios Gran Premios. Disfrutar de esta pasión que me inculcó mi padre. Yo vengo de familia que está ligada a los caballos. Pensar que iba a tener este presente ni se me cruzó. De lo que sí estaba seguro es que quería ser jockey y disfrutar de esa pasión.

—Una pasión que viene de familia...
—Sí. Mi papá fue jockey y cuidador. Siempre estuve metido en el hipódromo. Lo tengo en la sangre.

—¿Te queda algún récord por batir?
—Creo que no. Ya logré lo que tenía que lograr. No puedo pedir más.  Igualé el récord en Río de Janeiro y lo superé en Buenos Aires. 

—Si te dan a elegir tres carreras que ganaste, ¿cuál sería el podio?
—Y... es complicado elegir. Gané muchas carreras y cada una tiene un sabor especial. Mi primer triunfo me marcó para siempre, porque tenía sólo 15 años y era mi debut. Cuando alcancé el récord en mi tierra también fue muy emotivo; y la que me impuse en Buenos Aires y me sirvió para ser el jockey más ganador, también tiene un gustito especial. Hay muchos Latinos, Pellegrini. La gran campaña que hice en Brasil en la temporada 1992/93. Son muchas. No me atrevería a darte un podio.

—¿El mejor caballo que corriste?
—"Much Better". Ahí no tengo dudas, fue el mejor. Un gran pingo, con el que gané el Gran Premio Brasil, el Gran Premio Sao Paulo, el Gran Premio Carlos Pellegrini y dos Latinoamericanos.

—¿Cuál es el termómetro para seguir con 56 años?
—El amor por lo que hago. La voluntad que tengo de seguir para adelante y el amor por mi profesión. La pasión es el mejor termómetro, después lo otro es consecuencia de. Si vos no disfrutás lo que hacés, de nada sirve lo otro.

—Ahora que conseguiste el objetivo, ¿le ponés fecha de vencimiento a tu carrera como jockey?
—No, para nada. Voy a seguir hasta que el cuerpo me aguante.

—El domingo estarás en La Punta, donde te esperan con los brazos abiertos. ¿Es especial correr en el interior?
—A mí me encanta correr en todas partes. Disfruto lo que hago. Soy feliz con el cariño de la gente. Trato de retribuirles todo ese afecto con victorias.

—¿En La Punta vas a correr a "Mavericks"?
—Sí. Es un caballo que viene bien. Espero hacer una gran carrera. Sé que hay ejemplares de fuste, pero siempre confío en poder salir adelante.

—De la camada nueva de jockey, ¿a quiénes ves con más futuro?
—Hay muchos, hay grandes jinetes, grandes jockeys. Sería injusto si te nombro alguno, porque hay varios que piden pista y vienen haciendo un gran trabajo.

—¿El día que te retires, te gustaría hacer docencia, trabajar en la formación de nuevos jinetes?
—Todavía no sé. El presente me tiene en actividad. Hay qué ver que me sucede cuando se acerque el momento del retiro y yo vaya madurando esa idea. Ahora tengo la firme convicción de que quiero seguir. Después, cuando llegue el día de colgar la chaquetilla, veré cómo sigue esto.

—¿Qué podés decir de Russell Blaze?
—Es un gran jinete. Un hombre que me inspiró a meterle para adelante. Tiene todo mi respeto.

Contesta la primera pregunta y la última con la misma amabilidad. Cada respuesta tiene la seguridad con la que corre cada ejemplar. Es un tipo muy querido. Los triunfos, los récords, haber recorrido el mundo, la fama: nada de eso le nubló la vista. 

Jorge Ricardo es una máquina de ganar, no sólo carreras, sino también amigos. Es buena gente, muy querido por sus colegas, respetados por sus pares. Respira turf, se crió entre las patas de los caballos. Cuando papá Antonio Ricardo lo llevaba al hipódromo, Jorge se dio cuenta que esa era su pasión. Vive por y para el turf.

El récord no puede estar en mejores manos que las de él. La peleó siempre, no cualquiera se mantiene 46 temporadas en la elite. "El trabajo y la pasión por el turf fueron mis caballitos de batalla para mantenerme tanto tiempo", dice con vos firme y segura el astro carioca.

Jorge Ricardo es sinónimo de turf. Es el rey del turf, el más grande de todos los tiempos. El Hipódromo La Punta se vestirá de gala con la presencia del astro brasileño. Los amantes de los pingos, que siempre lo ven por la tele, ahora lo tendrán en vivo y en directo. El pequeño gigante viene por más gloria.