18°SAN LUIS - Sabado 20 de Abril de 2024

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Es necesario defender el actual sistema comercial

En un contexto como el actual, de incertidumbre, de volatilidad, con un clima que no sabemos que nos puede deparar, inundaciones en la campaña pasada, seca en ésta y tantos males que afectan al campo, los productores deben estar muy atentos y pendientes de los mercados. En momentos críticos como el actual, cuando la producción flaquea, tal vez la única manera de ganar dinero sea “dominando” los mercados. Por eso no suele resultar suficiente con que los productores manejen la parte productiva, también tienen que saber conducir la “pata comercial”.

 

Pero no sólo en lo que insistimos siempre sobre la utilización de las herramientas del mercado, sino también en el conocimiento del propio negocio y en la defensa de la información y de lo que podemos denominar el descubrimiento de precios. El productor debe estar cerca de lo que sucede en el circuito comercial para defender su mercadería y poder acceder a los verdaderos precios que refleje el propio mercado y que por lo tanto le corresponden.

 

 

El negocio de la comercialización

 

Hemos visto en la última década que a partir de las distorsiones que provocaron las políticas de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se fue dejando de lado el cuidado del negocio en sí mismo, especialmente del lado de los productores. Y en este contexto, el combo de políticas distorsivas y de productores “distraídos” por las políticas “anticampo” generó un proceso de concentración, haciendo que el más fuerte se aprovechara del más débil.

 

Como ya hemos mencionado en varias oportunidades, apenas asumido el gobierno de Mauricio Macri las reglas de juego cambiaron y otra vez volvimos a operar en un mercado libre, de características únicas a nivel mundial. Un mercado en donde cada uno es dueño y responsable de su propio negocio, y en el que se exigen mayores responsabilidades porque los riesgos también son muy altos. Especialmente para los productores, que están mucho más atomizados, mientras la demanda se concentra en menos compradores. Esta característica del mercado granario se repite en todo el mundo, por eso es que la mayor parte de los países competidores tienen políticas destinadas a proteger a los eslabones más débiles de la cadena. No es el caso de la Argentina actual.

 

Recordemos que el sistema comercial de granos en Argentina podría ser comparado con la figura de una pirámide invertida en donde tenemos a los productores en la parte superior y ocupando el área más grande. Por este motivo, por la gran cantidad que existe y por la soledad en la que trabajan, y sobre todo por la individualidad para defender su producción, es que podemos denominar a los productores como el sector más atomizado y vulnerable de este sistema comercial.

 

En el segundo tramo de esta “pirámide invertida” deberíamos ubicar al sector de insumos, comercialización (entre ellos bolsas y mercados) y servicios; actores fundamentales del sistema de comercialización. Jugadores sin los cuales no tendríamos por un lado el actual sistema productivo y además este teóricamente “eficiente” formato de negocios.

 

Y por último, para terminar de definir nuestro sistema comercial, en la parte baja de esta pirámide invertida, es decir en el espacio más pequeño, debemos ubicar a la demanda. Una demanda que está concentrada, pero que es normal que así sea tanto en Argentina como en cualquier otro país del mundo.

 

Así es que en esta figura con forma de “pirámide invertida” podemos hacernos una idea de cómo funciona el sistema de comercio de granos en nuestro país: por un lado la oferta, luego los agentes auxiliares despectivamente denominados intermediarios y finalmente la demanda. Pero en este sistema comercial es indispensable que, para su correcto funcionamiento, cada uno cumpla de manera adecuada su función.

 

 

El circuito comercial

 

Cuando hablamos del circuito comercial, además de establecer la cadena de oferta-intermediarios-demanda, nos referimos sectores y trabajos específicos. En este sentido, para definir de manera más detallada esta cadena comercial el primer eslabón sería el de los proveedores de insumos, es decir aquellos encargados de generar todo los elementos que el productor utiliza habitualmente para llevar adelante su trabajo, como semillas, fertilizantes,  etc.

 

El segundo sector sería el de los proveedores de servicios. Los contratistas, los camioneros, los ingenieros, los asesores. Quienes al igual que los proveedores de insumos dependen y están exclusivamente ligados al productor.

 

El tercer integrante y núcleo, de este sistema son los productores. Los protagonistas centrales del negocio y sin los cuales no existiría bajo ningún punto de vista el denominado sector agropecuario. Sin productores no hay producción y sin producción no hay negocio.

 

De los productores, o debido a lo que ellos producen, se desprenden otros dos actores en este mapa sinóptico del circuito comercial de granos. Por un lado los acopiadores y por otro las cooperativas. Estos dos sectores son los encargados de negociar la mercadería con los productores, de concentrar volumen y además de acondicionar los granos para los pasos subsiguientes. En un sistema que funcione lo más eficientemente posible, estos dos deberían ser los únicos compradores de la mercadería en una primera instancia.

 

El circuito normal debería seguir con los corredores. Integrantes fundamentales de este esquema ya que son los encargados de conseguir el mejor negocio posible para las partes. Pero además son los encargados, a través del trabajo que realizan en las Bolsas y los Mercados, de dotar de transparencia al sistema. Punto esencial e imprescindible para igualar las condiciones de todos los participantes. Porque en un mercado transparente todos tienen igualdad de oportunidades.

 

Después del trabajo que realizan las Bolsas y los Mercados, aparece la demanda concentrada. Una demanda que está integrada por los exportadores, la industria (aceitera, molinera, etc.) y por otros consumos varios (por ejemplo feedloteros, avícolas, etc.) que será la encargada de darle el destino final al trabajo de los productores. 

 

Este es el circuito de comercialización, donde cada uno está llamado a cumplir una función. Claro, también hay opositores. Así aparecen quienes consideran que el circuito comercial se podría mejorar si directamente de los productores pasáramos a los exportadores, consumidores o a la industria; la denominada venta directa. La opinión de quienes defienden este sistema se justifica en el posible ahorro de costos, la opinión de quienes nos oponemos a esta venta directa se fundamenta en la eliminación de un factor clave de este negocio: la transparencia.

 

La existencia o la pérdida de la transparencia no depende solamente de las reglamentaciones que el Estado pueda imponer, es también responsabilidad de cada uno de los participantes y se logra respetando la cadena comercial. Porque si esto no sucede vamos a terminar con una demanda que se queda con toda la tarea de formar los precios, manejando a discreción el negocio granario de nuestro país.

 

Esa fue la situación que se dio en años recientes con el aval de las políticas del gobierno kirchnerista, cuando los exportadores, las industrias o el sector de la demanda que fuera se quedó con una diferencia que no le correspondía y que debería haber llegado a los productores. Lo hizo a través de la cartelización del mercado, que las propias políticas oficiales favorecieron.

 

Por eso es importante que los productores recuerden por un lado que hoy el mercado es libre (por supuesto que con normas, ya que sería inviable sin ellas), pero también existe la responsabilidad de cada uno de los participantes de ese mercado. No se puede, por ejemplo, entregar mercadería sin conocer la calidad de lo que se produjo; no se puede pretender negociar como productor individualmente en igualdad de condiciones con un gran comprador; no se puede desconocer y saltear el trabajo de los corredores y las Bolsas; no se puede dejar de utilizar las herramientas que nos brindan los mercados. Porque de esa manera, si algo de esto sucede no hay manera de defender el negocio.

 

En la administración del negocio de parte de los productores, sobre todo en la última década, ha aparecido el “silo bolsa” como una salida a las limitaciones en materia de infraestructura de almacenaje. Sin embargo, para que esta “herramienta” sea utilizada eficientemente dentro del “negocio” es imprescindible que el productor la combine con los instrumentos que el mercado pone a su disposición para la “cobertura o aseguramiento de sus precios”.

 

En este sentido, una vez más recalcamos, la Argentina ha definido un Estado ausente en materia de comercialización. Y no estamos refiriéndonos a mecanismos intervencionistas sino a los de protección para los más débiles del circuito, como las políticas activas que para el sector desarrollan los países mas liberales del mundo, sin interferir en las decisiones soberanas de los productores.

 

Es momento de tener y de exigir responsabilidad a cada uno de los integrantes de esta cadena comercial, incluido el Estado. Si esto ocurre, todos los actores saldrán ganando; si no sucede, sólo ganarán algunos pocos.

 

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