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Hay que tener cuidado con la Lobesia Botrana

Está instalada en Mendoza y San Juan, pero no afecta a San Luis, que debe mantener el férreo control fronterizo.

Por Magdalena Strongoli
| 02 de abril de 2018

La Lobesia Botrana es una enfermedad que causa grandes pérdidas económicas en los viñedos. Ingresó a Mendoza por un descuido sanitario, proveniente de Chile. Si bien San Luis no está afectada, la cercanía con provincias que la padecen, otra es San Juan, obliga a los productores a tomar recaudos. Entre los más importantes, los especialistas priorizan las barreras sanitarias en los puestos limítrofes. En el caso puntano, hay que ajustar los controles sobre todo en Desaguadero, en La Horqueta sobre la ruta 146 (conduce a San Rafael) y en el noreste, en el paso de El Encón sobre la ruta 147 que va a San Juan.

 

Senasa lanzó recomendaciones para la época de la vendimia que excluyen a San Luis, en las que indica que no se deben dejar rastros de fruta durante su transporte. El organismo ya comenzó con los controles para el cumplimiento de la normativa, que es de carácter obligatorio.

 

“Córdoba también tuvo un caso”, recordó Pablo Mestre, responsable del área vegetal de Senasa San Luis, pero allí la Lobesia Botrana pudo ser controlada. Las medidas que se toman en las provincias vecinas incluyen el encarpado de los camiones y el traslado de elementos de trabajo sin ningún rastro de material vegetal. La recomendación para los productores locales es el control de todo elemento que provenga de zonas infectadas para así poder conservar uno de sus mayores baluartes de la provincia, que es el status sanitario de "libre de Lobesia".

 

"No estamos preocupados porque no tenemos Lobesia. En los más de cinco viñedos que tenemos registrados en la provincia hay distribuidos 25 tramperos que monitoreamos desde 2011. Esas barreras están compuestas por feromonas y engomados específicos", detalló Mestre.

 

El Senasa no sólo trabaja a campo, también realiza controles de documentación que ayudan a no transportar la polilla transmisora. "La prevención es una de las tareas fundamentales que debemos hacer. Por eso registramos el material de trabajo que entra a la provincia, así como también las plantas nuevas", aseguró y afirmó que es importante el seguimiento de las uvas de mesa que ingresan. "En caso de sospecha de la enfermedad tenemos un protocolo de emergencia que nos ayudará a mitigar los efectos y armar un rápido plan de contingencia".

 

Los Coros es una de las fincas sanluiseñas más importantes. El ingeniero agrónomo Carlos Bourget trabajó hasta hace poco tiempo en el predio que está camino a Beazley y fue uno de los pioneros porque estuvo allí desde los comienzos. “Allí hay trampas para combatir la Lobesia. Nunca tuvimos las mariposas que indican la presencia de enfermedad. No obstante, los mayores controles deben hacerse en el límite de Desaguadero, que es uno de los cruces a Mendoza, el más importante en cuanto al paso de camiones”, comentó con razón, ya que esa provincia cuyana tiene la enfermedad en sus vides desde 2010. “La Lobesia llegó desde el otro lado de la cordillera y la portadora fue una maquinaria que no tenía una buena desinfección”, recordó Bourguet.

 

Para evitar el ingreso de cualquier patología que pueda afectar la producción de cultivos parece haber una sola repuesta: “Hay que hacer hincapié en las barreras sanitarias, en los límites con otras provincias. Por ejemplo, en La Horqueta no hay control”, aseguró el ingeniero, quien afirma que pasa seguido por el lugar. “Hay que poner el ojo en todo material que pueda tener la enfermedad, como las uvas de mesa o las vides para nuevas plantaciones, que deben tener certificación” comentó sobre lo que ingresa no sólo de Mendoza, sino también de San Juan, que vende mucha uva de mesa y también plantas para encarar nuevos emprendimientos.

 

Aún tomando todos los recaudos, la enfermedad puede llegar igual, por eso hay que tomar las medidas de preventivas que disminuyan los riegos. “El momento de la cosecha no es peligroso. Todas las tareas se hacen dentro de la finca y en el caso de Los Coros no ocupan ningún material de las zonas contaminadas. Distinto sería si la bodega vendiera a Mendoza y los cajones en los que se transporta la uva volvieran a San Luis, ahí sí deberían pasar por un proceso de desinfección”, dijo Bourguet al detallar como es la forma en la que se da el contagio de la enfermedad.

 

“Es un hecho. San Luis está libre de Lobesia”, afirmó vehementemente el ex asesor de Los Coros. Por su parte el Senasa aseguró en palabras de su vocero, que las fincas que hay en San Luis tienen barreras químicas con feromonas que repelen insectos y que controlan cada 15 días, por lo que no hay nada que temer, sólo no bajar los brazos. 

 

El ingeniero que fue parte del staff de Los Coros comentó sobre una serie de recaudos que pueden ayudar a los productores locales, que en general tienen poca cultura en viñedos. “Los camiones que ingresen a la finca provenientes de las zonas infectadas deben estar limpios. La Lobesia no es trasmitida por humanos, la portan los vegetales o los materiales de trabajo contaminados”, dijo en referencia a las tijeras, cajones y otros elementos que se usan en contacto con la planta.

 

No es fácil conseguir mano de obra especializada en fruticultura, ya que San Luis, aunque viene en escalada, es una provincia relativamente nueva en esas producciones. “En cuanto a algunos problemas sanitarios, hay insectos propios de la flora local. En el caso de los hongos, San Luis es muy favorable por el clima que tiene, con buena amplitud térmica. Hay hormigas y gusanos por estar rodeados de montes, que se controlan muy fácil con insecticidas”, contó y agregó: “La provincia tiene una sanidad espectacular gracias al viento que corre permanentemente, que seca la humedad producto de las precipitaciones, que en general son más altas que en Mendoza”. 

 

La revista El Campo consultó con otro de los técnicos mendocinos, Martín Zanetti, que pudo hacer su experiencia en tierras puntanas, en este caso en Finca Cortaderas, pero que volvió a San Martin para continuar con su emprendimiento personal. “La Lobesia Botrana es una polilla cuya larva se come los granos de uva, lo que genera un problema económico significativo para los productores de vides. En Mendoza se comenzó a monitorear luego del ingreso de la enfermedad en 2010. Pero hubo un progreso de la plaga a pesar de los controles focalizados, en realidad no funcionaron por lo cual se detectó que crecía la población en algunas zonas. En 2017 Senasa comenzó a hacer aplicaciones áreas con productos específicos que fueron muy exitosos. Ahora la plaga está casi controlada”, dijo el ingeniero especialista en vides, que de alguna manera trajo tranquilidad al este del Desaguadero.

 

Como todos, Zanetti coincide en que hay una única forma de que el insecto no llegue. “San Luis tiene que asegurarse de que no pasen herramientas sucias desde otras zonas. De todas maneras, en el caso de esta provincia, está muy aislada de Maipú, la localidad de Mendoza donde se detectaron los primeros focos de Lobesia, por lo que no debería llegar”, aseguró. “Por las plantas que se compran para la producción no habría que preocuparse. Todos los viveros mendocinos estamos inscriptos en el Inase y Senasa, lo que garantiza que no están contaminadas ya que tenemos estrictos controles”, comentó. Justamente él es dueño de uno en San Martín. 

 

Sobre las posibilidades de desarrollo vitivinícola que tiene San Luis, dijo que son óptimas. “Tiene zonas aeroclimáticas muy aptas para producir vinos de alta gama. Uno de los requerimientos es que los viñedos estén a más de 800 metros de altura y que la influencia de la amplitud térmica sea alta durante los meses de verano y otoño, condiciones que tienen de sobra los piedemontes de San Luis”, comentó y agregó que las sierras centrales, que van desde la ciudad hasta Quines, son muy aptas para hacer uvas.

 

Según consideró el especialista a pesar de todo lo que promete la provincia en materia productiva, todavía faltan algunos elementos. “Hay pocas inversiones privadas y el fomento provincial está latente, pero le cuesta concretar sus acciones. Tampoco se permite el desmonte, no hay empresas de servicios que hagan perforaciones y básicamente, no hay cultura de trabajo como en Mendoza y San Juan”, enfatizó con mirada crítica.

 

Los tiempos de cosecha varían de una provincia a otra. “Aquí comenzó la recolección de uvas en febrero y ya terminó. En Mendoza larga unos días después”, detalló Bourget, quien afirmó que eso tiene relación con el clima preponderante en cada región.

 

Los Coros van a la vanguardia

 

Las variedades que salen del establecimiento ubicado a la vera de la ruta 146 son las uvas tintas Malbec (también hacen un rosado), Cabernet Sauvignon, Syrah y Cabernet Franc, mientras que en blancos manejan el Chardonnay. “Son 70 hectáreas llenas de variedades, en donde los rindes varían según el año. En 2017 castigó bastante el granizo, lo que perjudicó la producción. En cambio este año hubo una cosecha que aprovechó casi el cien por ciento de la uva”, comentó sobre los viñedos que él vio crecer.

 

Hay diferencias entre las provincias que producen uvas. “Aquí se logra una fruta con buen tenor de azúcar. Cada zona tiene su potencial y en San Luis hay variedades que funcionan mejor y que hay que ir descubriéndolas. En Los Coros, por ejemplo, la uva blanca anda muy bien y de las tintas a mí me gusta el Malbec, que ya ganó varios premios, al igual que el Cabernet Sauvignon”, detalló el técnico mendocino, quien hizo su experiencia en tierras sanluiseñas en alrededor de 5 años de trabajo.

 

La imposición de Senasa

 

"El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recuerda a los productores de vid de las provincias de Mendoza y San Juan que se encuentren en áreas bajo cuarentena o en contingencia, que deben efectuar la cosecha en forma completa, sin dejar remanente de fruta en la planta ni en el suelo con el fin de evitar la dispersión de la plaga polilla de la vid, conocida como Lobesia Botrana", relata el comunicado del organismo nacional, que excluye a San Luis pero que por la cercanía con zonas infectadas debe hacerse eco de las recomendaciones.

 

La medida no contempla excepciones y es de carácter obligatorio, al igual que "utilizar malla o carpa para cubrir totalmente las cargas de uva durante su acarreo. Por otro lado, los productores deben inmovilizar y destruir los restos de poda, material resultante del recambio de cepas y material de conducción usado dentro de la finca", continúa el parte enviado por Senasa.

 

Además el organismo solicita tener en cuenta que la maquinaria y todo transporte que esté involucrado en la cosecha de vid debe salir de los establecimientos vinícolas limpio y libre de restos de material vegetal.

 

"Con estas prácticas culturales el productor reduce la población de la plaga en su establecimiento para la siguiente temporada, ya que los restos de fruta en la planta actúan como reservorios de la enfermedad", asegura Senasa.

 

El Organismo iniciará las fiscalizaciones pertinentes para verificar el cumplimiento de estas medidas, que recuerda que son obligatorias para todos los productores de vides.

 

Todos los involucrados que tengan dudas sobre cómo realizar dichas tareas pueden ingresar a la página Web www.senasa.gob.ar, o comunicarse a la línea gratuita 0800 999 2386, a los teléfonos 261 4984131 (Mendoza) y 264 4231341 (San Juan). También hay correos electrónicos para el control de la polilla: lobesiamendoza@senasa.gob.ar o lobesiasj@senasa.gob.ar

 

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