17°SAN LUIS - Sabado 20 de Abril de 2024

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Avances y retrocesos en la política agropecuaria

En la primera parte de esta columna, publicada la semana anterior, comenzamos a analizar en qué situación se encuentra el cumplimiento de las 13 promesas políticas de Cambiemos para el sector agropecuario. En esta segunda, terminaremos de analizar los últimos ocho puntos para tener un panorama más acabado sobre la actualidad del campo y la política que lo conduce.

 

6- Simplificación de la normativa y reglamentación impositiva

 

Este punto está muy relacionado con la necesidad de reducir la presión impositiva analizada en la nota anterior. Porque al impacto económico que significan los impuestos, se suma el impacto burocrático (y también económico) que acarrea todo lo relacionado a las cuestiones impositivas. En el último tiempo, el Gobierno insistió sobremanera con la necesidad de bajar la carga burocrática, de eficientizar el Estado. Inclusive se convirtió en uno de los caballitos de batalla del actual ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, y hasta el propio presidente Mauricio Macri se animó a hacer improvisadamente algunos anuncios en torno a este tema durante Expoagro.

 

Pero la realidad es que hasta el momento el trabajo realizado no alcanza, la carga sobre el productor sigue siendo muy elevada y engorrosa. Todavía existen serias dificultades, aunque debemos considerar que no es una tarea sencilla. Entre otros puntos porque sumado a la ineficiencia del Estado, nosotros como sociedad somos complicados y el nivel de evasión en todos los sectores es muy alto. Entonces, si bien es cierto que se deben modificar los sistemas y los niveles de control, que en muchos casos se duplican o se triplican; hay que ser cuidadosos con las formas.

 

               

7- Amortización acelerada de inversiones

 

Acá lo que se buscaba era acelerar la llegada de capitales físicos, pero el salto pretendido por el Ejecutivo nacional no se registró. Por supuesto que el sector agropecuario siguió invirtiendo como cada año, apostando a la producción y mejorando los indicadores agrícolas y ganaderos. Pero esta situación no logró trasladarse al resto de los eventuales inversores. Ni nacionales ni extranjeros. Tal vez la elevada rentabilidad en la inversión financiera generó que el capital sea dirigido en esa dirección y no hacia emprendimientos productivos. De hecho, en reiteradas oportunidades funcionarios nacionales han destacado que el “combate contra el elevado déficit fiscal” hace imposible cualquier medida de esta naturaleza.

 

Posiblemente lo único que podríamos destacar como positivo en este punto es la aplicación de la Ley de Pymes, pero la verdad es que todavía falta recorrer mucho terreno.

 

 

8- Infraestructura para la producción, la competitividad y el desarrollo

 

“Los principales modos de transporte deben ser potenciados para incrementar la competitividad sistémica de los agronegocios y sus industrias, para lograr la baja de costos, el mejor acceso a los mercados de productores de diferentes escalas y el arraigo rural, entre otros objetivos” aseguraba el octavo de los trece puntos que el Gobierno elaboró para el sector agropecuario.

 

Pese a los trabajos en la red vial nacional, ésta sea tal vez una de las principales cuentas pendientes de Cambiemos y de todas las administraciones anteriores con el sector. Por supuesto que no podemos pretender soluciones en el cortísimo plazo sobre deficiencias que se generaron en muchísimos años. Acá hacen falta dos cosas esenciales: tiempo y dinero.

 

También es justo decir que se licitaron obras importantes, especialmente en la provincia de Buenos Aires, y que el impulso de la obra pública nacional es sustancial, pero no alcanza. El claro ejemplo lo tenemos cada vez que atravesamos por una situación de inundaciones o simplemente de excesos de precipitaciones.

 

En cuanto a otros medios de transporte, poco se logró con el famoso “Plan Belgrano” y muchísimo menos en cuanto a la implementación y desarrollo del transporte fluvial. En tanto que en referencia al arraigo rural tampoco de consiguió demasiado, tal vez la crisis que atraviesan las producciones regionales y la falta de condiciones (internet, educación, vías de comunicación, etc.) para que los jóvenes elijan quedarse en los campos o en los pueblos sea la principal limitante para mejorar en este sentido. Quizá San Luis es de las provincias que más hace en ese sentido.

 

Por supuesto que no podemos desconocer que el gobierno nacional anunció el “plan bitrenes” siguiendo una experiencia que justamente en San Luis tiene larga historia. Sin embargo, el 90% de las rutas nacionales no están preparadas para ese tipo de transporte y el tiempo se encargará de demostrar esta afirmación.

 

 

9- Ley Nacional de Fomento y políticas diferenciadas

 

Acá lo que se proponía era la creación de una norma que pueda “ordenar, priorizar, presupuestar y controlar todas las leyes de fomento que hoy existen dispersas y desordenadas”.

 

Pensar que esto pueda implementase, por lo menos de la manera que se propone, es complicado. Hay que tener en cuenta que muchas veces hasta suele ser muy complicado generar acuerdos entre las propias entidades que representan a los productores sobre lo que significa una política diferenciada para el sector. Imaginemos eso trasladado a toda la cadena. Tal vez las famosas mesas de la competitividad con las que tanto insiste Etchevehere puedan hacer algo en este sentido.

 

Además, en este punto, si es que sinceramente quiere lograrse algo, se debería considerar especialmente a las producciones regionales, que son las más afectadas del campo. Ya no tienen tiempo para seguir esperando y necesitan una serie de modificaciones inmediatas que le devuelvan algo de rentabilidad.

 

Por otra parte, días pasados el Ministro de Agroindustria recibió a la plana mayor de la Federación Agraria Argentina. El resultado de la reunión fue tan poco positivo que ni siquiera en la información oficial se dieron a conocer los temas tratados.

 

 

10- Carne vacuna: propuestas específicas para revertir ocho años de errores

 

Éste es posiblemente uno de los puntos en lo que más avanzó el gobierno nacional para el sector agropecuario. La intención inicial era la de desarticular los ROE y eliminar las retenciones a las carnes y los cueros. Además se buscaba promover negociaciones bilaterales para lograr la apertura de mercados con otros países.

 

Dos años después de esta propuesta, la realidad marca que se logró casi todo. Se abrieron las exportaciones, se eliminaron los ROES, se recuperaron y generaron nuevos mercados, las exportaciones crecieron, el stock se recuperó y el mercado interno sigue muy firme y bien abastecido.

 

Por supuesto que todavía falta conseguir cosas, pero el trabajo que realiza la mesa de las carnes, que ya se reu-nió en seis oportunidades con Macri, es un ejemplo de lo que se puede y se debe hacer en el sector en su conjunto. Si bien en las últimas reuniones existieron criterios disímiles entre las propuestas de la mesa y la postura del ministerio. Conviene recordar que hasta antes de ser ministro, Etchevehere era uno de los impulsores de la Mesa de las Carnes. Actualmente la idea de promocionar la producción de novillos pesados para tener carne disponible para exportación no es compartida por las autoridades y el acuerdo con China está en “veremos”, entre otras cosas por cuestiones sanitarias y desprolijidades en las negociaciones.

 

 

11- Lechería y productos lácteos industriales

 

Cuando el Gobierno elaboró los 13 puntos para el sector agropecuario, señaló que “la lechería atraviesa un momento muy crítico, con dos problemas fundamentales: los precios de salida de industria regulados y las trabas en el mercado externo que no permiten sacar los excedentes productivos”, lo que generaba que los “tamberos argentinos reciban el precio más bajo entre los países representativos de la producción de leche”.

 

Claramente el diagnóstico que hacía el Gobierno a fines de 2015 era el correcto, la crisis lechera ya estaba sobre los productores de manera concreta. Pero este buen análisis sobre la realidad lechera no pudo ser resuelto en estos dos años, y la situación sigue siendo tan crítica como entonces.

 

Es verdad que se mejoró mucho en lo que es información con la creación del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA); que la mesa nacional lechera comenzó a funcionar reuniendo alrededor de una mesa, aunque no siempre, a todos los eslabones y que el precio mejoró levemente, pero la verdad es que con esto no alcanza para salir a flote.

 

A este contexto de crisis estructural, la lechería le debe sumar los problemas que le generó el clima en los últimos dos años. La inundaciones de 2016/17 y la sequía actual afectaron la producción, la calidad de la leche y la rentabilidad de los productores.

 

Si nos alejamos un poco y nos ponemos más críticos, tal vez podemos decir que si algo se solucionó de la crisis lechera, fue a causa de la desaparición de tamberos y de la concentración productiva, no del beneficio de políticas públicas. El Gobierno está en falta, y en este punto, hasta ahora, Agroindustria fracasó.

 

 

12- Recuperación del Renatre

 

Éste fue claramente un compromiso político con el ex líder del gremio de los peones rurales, el fallecido Gerónimo “Momo” Venegas (sindicalista amigo del Gobierno, aunque de similares características a los que el propio gobierno dice querer combatir), pero es muy difícil determinar cuál fue el beneficio real de los productores con esta medida. Hay que ver cómo avanza el Renatre en favor de los postergados trabajadores rurales. Su nuevo presidente, Abel Guerrieri, ha mostrado ganas de hacer cosas y de solucionarle problemas a los afiliados.

 

 

13- Ministerio de Agroindustria

 

En teoría, lo que se buscaba era “crear un Ministerio de Agroindustria fortalecido que, sin dejar de atender a la producción primaria, tenga una visión industrial, alimentaria y de conjunto del sector y su potencial”

 

Claro que éste no es un tema menor para el campo, pero pese a lo que podríamos definir como una buena gestión en general, las internas de los funcionarios y los caprichos del presidente, afectan el funcionamiento de la cartera que conduce Etchevehere.

 

Por un lado, el poco manejo que tiene el ministro (el actual y también el anterior) de sus funcionarios, y el reducido peso en las decisiones finales de políticas públicas afectan el accionar. Por otro, el último recorte que sufrió la cartera con la eliminación de secretarías y subsecretarías, más la reducción en el presupuesto también atentaron contra la posibilidad de generar beneficios para el campo.

 

La llegada del nuevo gobierno, en diciembre de 2015, encontró al campo en un momento de fuerte crisis de rentabilidad, de caída en las áreas sembradas, con costos altísimos y con una infraestructura atrasada y obsoleta. Más de dos años después se puede decir que esa realidad mejoró, que el balance está más cerca de ser levemente positivo, sobre todo por las expectativas, pero el Gobierno no puede dormirse.

 

El crédito que dejaron las primeras medidas se está acabando. El trabajo no está totalmente finalizado, los productores vuelven a tener serios inconvenientes y ahora, dos años después, ya no hay un pasado para seguir culpando. Ahora es momento de trabajar mirando el futuro y no retroceder. El “campo” siempre va a recordar de donde venimos, lo que ahora necesita es saber “a dónde vamos”.

 

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