Hirió a un abogado y ahora dice que fue porque quiso abusarlo

El caso fue atípico desde el comienzo; un joven huérfano, que se gana la vida cantando canciones religiosas, no vidente y de contextura física más bien pequeña apuñaló cinco veces a un abogado de buena familia, casi 20 años mayor, robusto y deportista pero con problemas de adicciones. Y lo dejó al borde de la muerte, aunque Ernesto Fabián Zárate logró sobrevivir y recuperarse. Acusado de intento de homicidio, el primer abogado de Luis Ariel Vera intentó probar que, falto de visión y víctima de una agresión, su cliente no tuvo otra opción que defenderse con un arma blanca, pero la jueza Virginia Palacios puso en duda la discapacidad del imputado y lo envió a prisión el 18 de enero pasado, luego de que, además, fuera denunciado por una ex pareja por abuso sexual. Con nuevo defensor, Vera declararía otra vez esta semana para agregarle otro ingrediente a la historia: decir que el abogado quiso violarlo.
 

Fabricio Danilo Luna, el defensor abogado de Vera, que también es no vidente, confió que, tras el procesamiento, la pericia para certificar que su cliente carece de visión iba realizarse con premura. Pero no fue así, y el cantante callejero sigue tras las rejas a la espera de una junta médica que pueda darle un giro a su causa.

Al margen de que el encierro no es una situación cómoda, Vera no lo estaría pasando bien. 

Según versa en el recurso de hábeas corpus presentado por los abogados Santiago Calderón Salomón y Federico Martín Putelli, que sucedieron a Luna en la defensa, sus compañeros de pabellón “lo hostigan continuamente, recibe maltratos a diario de diversa índole, ya sea con agresiones verbales a partir de su incapacidad, amenazas e inclusive acoso”, algo por lo que “su situación de encarcelamiento se ha visto severamente agravada”.

El jueves, el juez natural de la causa, Sebastián Cadelago Filippi, le comentó a El Diario que los reclamos sobre las condiciones de detención de Vera ya están solucionados y fue alojado en soledad en un pabellón especial.

Por algún motivo, el logro de sus abogados, que a principios de marzo también habían solicitado un cambio en la carátula de la causa a favor del acusado, no fue suficiente y el joven procesado prescindió de sus servicios a comienzos de mes.

“Fui contratado por una familia amiga de él, que lo consideran de la familia. Fui a verlo la semana pasada y me parece que efectivamente dice la verdad, que es inocente, así que asumí la defensa y juré el cargo” el martes de la semana pasada, confió Héctor Aníbal Zavala Agüero, el nuevo abogado de Vera.

Como primera medida, el letrado dijo que pedirá “que se investigue los dichos de mi defendido porque entendemos que no es la primera vez que el abogado está involucrado en un hecho de este tipo, de violencia digamos. Entendemos que ha estado internado en un psiquiátrico, que ha recibido tratamiento y que hay otras personas que han sido sus víctimas”, incluso, que Zárate habría incurrido en algunos delitos de índole sexual en el pasado, dijo Zavala Agüero, aunque no pudo asegurarlo.

Por ello, también solicitará “que se traigan al expediente copias certificadas de todas las causas que se están llevando en juzgados de instrucción sobre esta persona”, comentó.

Detalles que no dio
Consultado sobre el trascendido de que su cliente ampliaría su declaración indagatoria, Zavala Agüero confirmó que fue una de las primeras medidas en que pensó y que, de darle lugar el juez, el acto podría concretarse esta semana.

“Quiere dar más detalles que por distintos motivos no comentó en su momento”, explicó el abogado sin ahondar en más detalles, aunque de una fuente ligada al caso surgió el dato de que Vera diría que, además de golpearlo e insultarlo, Zárate habría tenido intenciones de ultrajarlo.

Como sus predecesores, Zavala Agüero sostiene que la contextura física y la discapacidad de Vera respecto a Zárate son motivos suficientes para insistir en un cambio de carátula de “homicidio en grado de tentativa”, por la que está procesado, a, por ejemplo, un “exceso en la legítima defensa”, pero el retraso de la pericia oftalmológica traba esa estrategia.

Y no es algo que no se haya solicitado. Incluso la jueza Palacios, que firmó el procesamiento mientras subrogaba a Cadelago Filippi, ordenó buscar un oftalmólogo que figure en el listado del Superior Tribunal de Justicia para que le practicara el examen, pero el tiempo transcurrió y la medida no se concretó.

Es más. El 7 de marzo, en la nota que le elevó a la Cámara Penal 2 para solicitar una prórroga de la investigación ante el vencimiento de los plazos, Cadelago Filippi argumenta que “por razones ajenas al funcionamiento de esta administración judicial, se hallan sin producir importantes medidas para la evaluación de la causa”, como ser la pericia psicológica y psiquiátrica del imputado, además de unas declaraciones testimoniales que nunca se realizaron.

El 22 de marzo, la Cámara le concedió 60 días para completar el expediente, por lo que esas pericias debieran acelerarse.