Cárcel para dos jóvenes por asaltar una mujer hace 7 años

Omar Gabriel Rosales y Julio Emanuel Sombra habían logrado serpentear la orden de detención expedida por el juzgado de Instrucción Penal 1. Casi siete años pasaron de ese asalto, ocurrido en el centro de Villa Mercedes, por el que estaban sospechados. Eso se terminó la semana pasada, cuando finalmente fueron detenidos por atacar con una pistola a Miriam Graciela Zavala y robarle casi 6 mil pesos, en 2011.

Ninguno intentó explicarse con palabras en la indagatoria. Pero al juez Alfredo Cuello le fueron suficientes las pruebas recabadas por los policías de la Comisaría 8ª. Esa evidencia, recolectada los días posteriores al atraco, dio sus frutos anteayer. Ambos sospechosos fueron enviados a la Penitenciaría de San Luis. 

Los procesaron por “robo calificado por el uso de arma de fuego apta para el disparo”. El asalto por el que están acusados sucedió el 12 de julio de 2011, recordó el magistrado, en su resolución. Ese día, alrededor de las 11:30, Miriam bajó de un colectivo en la esquina de Las Heras y Marconi. Caminó unos cincuenta metros por esa última calle, hacia el este. En eso, dos hombres, en una moto negra con llantas verdes, se detuvieron frente a ella. El acompañante bajó de golpe del rodado y abordó a la mujer. Le apuntó con una pistola, oscura, denunció la víctima. “Dame lo que tenés abajo de la campera”, le dijeron. Le robaron 5.890 pesos, que le pertenecían a la funeraria donde trabajaba. 

Para Cuello, la moto era una Motomel. Era conducida por Sombra, quien era acompañado por Rosales. La sospecha sobre ellos pesa desde el día siguiente al asalto. Pues el 13 de julio, del año en cuestión, como a las 20:40, una vecina de Tucumán al 400 vio cruzar a los imputados en una moto. 

Era el mismo vehículo con las llamativas llantas de bordes verdes que habían usado los ladrones que atacaron a Miriam. La mujer los advirtió cuando intentaron abrir un coche y, como no lo consiguieron, continuaron merodeando el barrio. La testigo pudo distinguir los detalles de las prendas y esos datos fueron primordiales para que dos policías, que patrullaban la zona, los avistaran después. 

Uno de los sospechosos era Sombra, porque lo conocían, incluso los efectivos lo saludaron. Y a los pocos metros fue aprehendido. En cercanías de 9 de Julio 416 capturaron a Rosales. Lo requisaron y le hallaron un arma de fuego. 

“Entonces, ya sabiéndose que el conductor era Sombra, fue allanada su casa”, recuerda el juez en su resolución. La vivienda que inspeccionaron fue la de los padres del hombre de 28 años. En ella encontraron una llanta con bordes verdes. 

Cuando los investigadores le mostraron a Miriam la pistola, la llanta y las fotos de la moto, ella las reconoció como las que habían usado los delincuentes. 

Los peritos en balística determinaron después que la pistola automática, marca Ballester Molina, calibre 22, la cual no estaba registrada, estaba apta para el disparo. 

Por aquel entonces esas pruebas, al parecer, no resultaron suficientes para mantener las imputaciones contra Sombra y Rosales. Hasta que en febrero de 2015 la fiscal solicitó el llamado a indagatoria de ambos.