20°SAN LUIS - Miércoles 24 de Abril de 2024

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China representa el carrousel de las oportunidades

Pese a ciertas mejoras evidentes que se han logrado para el sector agropecuario, que ya hemos destacado oportunamente desde esta misma columna, la actualidad marca que mientras en Argentina seguimos sin resolver la gran mayoría de nuestros problemas estructurales, sin ser competitivos y sin diseñar políticas que cubran las necesidades de todos nuestros productores, grandes o pequeños, de soja y maíz o de peras y manzanas; el mundo sigue esperándonos como un actor importante en el desarrollo del comercio agrícola internacional.

 

Lo que está pasando en el mundo en materia de oportunidades y de posibilidades comerciales, con una demanda sostenida y ávida de alimentos, es muy importante para nuestro país. En este sentido, si pensamos en el mediano o largo plazo no podemos dejar de ser optimistas porque la pelota claramente está en el campo nuestro, en el campo de Argentina. Y vamos a depender de nuestra habilidad y de nuestros criterios que podamos aprovechar o no las oportunidades que nos va a dar el mundo y las cuales van a ser cada vez mejores.

 

Hasta ahora, especialmente en los últimos años, lamentablemente perdimos muchas chances. Un sinfín de negocios y de circuitos comerciales no terminaron de concretarse por la propia impericia local, por errores de nuestros políticos y también de nuestros empresarios. Pero como decíamos, afortunadamente las oportunidades siguen estando al alcance de la mano y cada vez de manera más intensa. La calesita mundial sigue ahí, girando despacio, esperando que nos subamos y tomemos la sortija.

 

 

La aspiradora china

 

En este contexto de un mundo que nos pide que le vendamos comida, aparece un gigante mundial como China. El país asiático, que busca posicionarse como la principal potencia económica a nivel mundial, puede convertirse en un aliado estratégico para la Argentina. Si de verdad queremos ser el supermercado del mundo, debemos entender que en Asia están nuestros principales clientes.

 

 “Si analizamos lo que pasó en el 19º congreso del Partido Comunista chino, podemos entender su potencial. El país asiático se está proponiendo que hacia el 2035 todos sus habitantes sean, por lo menos, clase media. Es decir, más de 1.400 millones de personas con un importante nivel adquisitivo. Hoy la clase media china es de alrededor de 500 millones de personas. Con una velocidad al presente de 20 millones de personas por año saliendo de la pobreza e ingresando a esta franja económica”, asegura Fernando Villela, profesor titular de la cátedra de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la UBA y uno de las personas que más estudió el fenómeno de China en los últimos años.

 

Entonces, si este objetivo que tiene el Partido Comunista chino se cumple, o si al menos se logra parcialmente, estamos frente a una oportunidad cada vez más importante. Y cuando miramos quiénes son parte de la solución alimentaria de ese gran país, la verdad es que somos muy pocos. Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, la zona del mar Negro y el Mercosur, no más que eso. No hay ni va a haber otros lugares donde eso ocurra, ni donde se pueda producir la comida que el mundo necesita. Entonces, frente a lo que sería una mayor expansión de la demanda, podemos configurar un escenario optimista para los productores de alimentos argentinos y para el país en su conjunto.

 

Según analiza Villela, “China se avizora como líder de un mundo de libre comercio y globalizado hacia el año 2050. Y como consideran que para esto tiene que dar el ejemplo, ya comenzaron bajando aranceles de importación a más de 200 productos. Además, aseguran que en los próximos tres años van a eliminar todos los aranceles de importación y a habilitar la inversión extranjera sin el requisito de asociarse con una empresa china”.

 

Pero esta necesidad de potenciar el comercio internacional que tiene el gigante asiático no es casualidad. Cuando miramos los números del Producto Bruto chino, observamos que el 75% tiene que ver con la economía interna y no con la exportación. Entonces, el comercio internacional, que fue la fuente de crecimiento de riqueza de las últimas dos décadas, se desbalanceó desde 2008 y cada vez es más importante el consumo interno. Es decir que hoy el desarrollo interno es la fuerza motriz del crecimiento de China.

 

Pero este crecimiento interno tiene que necesariamente ser acompañado por el externo, ya que China no puede producir todo lo que necesita, especialmente en materia de alimentos y productos agrícolas en general. Por eso la dependencia o la interrelación con países productores como la Argentina es cada vez más marcada.

 

Pero cuando hablamos del “fenómeno China” tenemos que hacerlo extensivo a otros países asiáticos. Este crecimiento del poder adquisitivo de la población, y en consecuencia del mejoramiento de la dieta, no sólo se registra en China, muchos otros países de la región están en condiciones similares y eso también es una buena noticia para la Argentina. Porque de esta manera el mercado y la demanda se incrementan mucho más.

 

Es momento de tener la percepción de que nosotros como país somos parte de algo importante para ellos y eso deberíamos considerarlo al momento de sentarnos  a la mesa de negociación. No se pueden seguir perdiendo oportunidades ni mirando para otro lado.

 

Actualmente, y pese a los intereses u objetivos que plantea Mauricio Macri, nos está costando mucho ser el supermercado del mundo. Tenemos importantes problemas en el armado de competitividad, y eso muchas veces está ligado a la falta de inversión, a los desequilibrios en infraestructura y al crecimiento desmedido de los costos internos de producción. Nuestro sector empresario es muy conservador, poco propenso al riesgo y a generar inversiones. Entonces debería tratar de generarse un ámbito donde se busquen estrategias comunes que involucren a todos los actores de la negociación. De otra manera será muy difícil mejorar las condiciones actuales y aprovechar todas las oportunidades.

 

Pero además, cuando hablamos de ser el supermercado del mundo, hablamos de productos con marca, con requisitos sanitarios, con estandarización. Si no logramos eso no vamos a poder ingresar a los diferentes mercados, especialmente a aquellos más exigentes, donde el consumidor exige cada vez más. Sea como sea, para lograr mejores objetivos tenemos que invertir más desde el sector privado y desde el público.

 

 

La comercialización que viene

 

Otro punto que debemos entender como país, como funcionarios y como empresarios pasa por los cambios al momento de comercializar nuestros productos. Volviendo al fenómeno chino y a su potencial en la demanda, Vilella describe un escenario que pinta de manera inmejorable por dónde se mueve hoy el comercio mundial.

 

Según cuenta el especialista, “en noviembre pasado en China se festejó el “Día del Soltero” y en sólo 24 horas se generaron ventas por más de 26 mil millones de dólares. De los cuales el 90% fueron productos que se vendieron por Internet. En ese festejo, a dos horas de comenzado ya no quedaba más langostino argentino y a las 3 horas ya se había vendido todo el vino malbec disponible”.

 

Lo que está marcando Villela tiene por lo menos dos aristas fundamentales. Por un lado nos da una referencia sobre el auténtico potencial comercial que tiene el país asiático y por el otro, nos pone sobre la mesa el magro aprovechamiento que hace nuestro país o nuestros empresarios de ese potencial.

 

Entonces si estas oportunidades existen y si ese día, o cualquier otro, le podríamos haber vendido muchísimo más, lo que debemos preguntarnos como sector, como empresarios y como país es: ¿Por qué no lo hicimos? ¿En qué fallamos? ¿Estamos en condiciones de atender a un país como China? ¿Podemos ser el supermercado del mundo o nos vamos a quedar sólo en el discurso?

 

Volviendo a la comercialización vía Internet, acá también tenemos que aprender bastante. Hay que entender que si un producto va a ser vendido en otro país por la web y no a través de un supermercado, los productos deben estar adaptados a ese consumidor que lo requiere de una manera determinada. Un consumidor medianamente nuevo que tiene requisitos y formatos que hace unos años ni siquiera existían. Y esto también es clave al momento de pensar en ser más competitivos que el resto de los países productores. Y, lamentablemente, también estamos perdiendo en ese terreno.

 

Es verdad que falta mucho por hacerse en materia de comercio mundial, pero estamos a tiempo. Todavía se puede, pero no lo va a lograr solamente el sector privado. Aún se necesitan mejores políticas y estrategias, que deben ser generadas por el sector público. Hay que entender que acá se juega mucho del futuro económico de la Argentina y es momento de que nos sentemos todos juntos a pensar en cómo lograrlo. El mundo todavía nos da oportunidades, será decisión de nosotros si queremos subirnos a ellas.

 

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