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Piden doce años de prisión para dos acusados de homicidio

Por redacción
| 21 de mayo de 2018

Así lo solicitó la fiscal Carolina Monte Riso.  En instantes, la Cámara del Crimen 2 dará a conocer el veredicto para los hermanos  Lucas y Ezequiel Cabrera, acusados por el homicidio simple de José Rafael Cabrera

 

Para la defensa el juicio oral no ha hecho más que demostrar la inocencia de los hermanos Lucas y Ezequiel Cabrera, acusados por el asesinato de un vecino del barrio 1º de Mayo cometido en 2015. Y si bien no quiso adelantar qué va a plantear en el alegato que dará hoy ante la Cámara Penal 2, el abogado Ricardo Gutiérrez dejó entrever que a esa seguridad se la dan las pruebas científicas, puntualmente, los informes médicos que plantan la duda sobre si Rafael Cabrera murió producto de una golpiza. Para el fiscal de instrucción Ernesto Lutens no hubo dudas de que, al golpear a la víctima mientras estaba indefensa en el piso, los imputados debieron figurarse la idea de que podían matarla, así que los acusó como coautores de homicidio simple y pidió que los condenen a 16 años de cárcel. Hoy escucharán el veredicto.

 

En las dos audiencias que tuvo el juicio hubo tres testimonios centrales que ligaron a los hermanos Cabrera a la agresión que sufrió “El Pelado”, como apodaban a la víctima; Kevin Maturano y Elsa Noemí Coria, que bebían alcohol junto a los acusados en una vivienda del barrio 9 de Julio de San Luis y, la dueña de esa casa, Graciela Chávez.

 

Los tres relataron cómo Ezequiel tumbó a Rafael de dos golpes en la cabeza y cómo Lucas continuó pateándolo a pesar de que ya estaba inconsciente. Pero a Gutiérrez y la abogada Mirtha Esley, codefensores de los hermanos, poco le interesaron esos detalles porque apuntaron toda su estrategia a interpelar a los médicos forenses que actuaron en el caso.

 

La controversia surgió del informe forense elaborado por el médico Jorge Giboín, que le practicó la autopsia a Cabrera y determinó que había muerto por broncoaspiración, es decir, que el joven vomitó y aspiró ese líquido, que se le fue a las vías respiratorias y le provocó una falla irreversible.

 

Pero los médicos forenses Ricardo Torres, Alba Pereyra y Gustavo Lafourcade Durán, que fueron citados a conformar una junta médica para analizar el informe de autopsia de Giboín, cuestionaron a su colega afirmando que hubo fallas en el protocolo de la autopsia, que faltaron exámenes y que con lo que se hizo no podía afirmarse que la muerte se hubiera dado por  broncoaspiración.

 

Ante el tribunal, Pereyra explicó que el ingreso de líquido a los pulmones es consecuencia de la falta de un reflejo natural del cuerpo, y que la falta de ese reflejo debió ser producto de un estado de inconsciencia, lo que la llevó a preguntarse qué provocó que Cabrera perdiera el conocimiento en primera instancia, inclinándose por una posible lesión cerebral.

 

Lamentablemente, esa información no estaba presente en el informe porque Giboín no examinó el cerebro del joven, dijo una fuente de la investigación. Y a pesar de que la junta médica sugirió una exhumación del cadáver, esa prueba finalmente no se concretó.

 

“La instrucción, en primera instancia, fue muy defectuosa. La actividad del juzgado fue muy mala, deficitaria. Toda la prueba del expediente la produjo la defensa”, se quejó Gutiérrez ayer.

 

Cuando dedujo la acusación contra los Cabrera, Lutens consideró que en este caso los detalles médicos son una nimiedad y que es ilógico pensar que la golpiza no tuvo nada que ver en el deceso de “El Pelado” que murió casi de inmediato, antes de que llegaran los servicio de emergencia médica.

 

 

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