19°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

19°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

EN VIVO

Heladeras solares para la felicidad del Bajo de Véliz

Cincuenta familias recibieron el artefacto que utiliza energías renovables. Para la familia Miranda significó que su pequeño hijo, dependiente de la insulina ¡, pudiera dejar el hospital.

Por Marcelo Dettoni
| 27 de mayo de 2018

La gente va llegando de a poco a la Escuela Nº 409 "Marcelino Rodríguez", del Bajo de Véliz. La construcción sencilla es de las pocas que se divisan desde la ruta 5, y el último mojón antes de dejar los vehículos para internarse en la zona arqueológica, vedada para automóviles, a la que se puede acceder bajo la estricta vigilancia de los guardaparques.

 

La gente comienza a surgir de las lomadas sin que uno se dé cuenta. De a poco, en silencio, se van acercando a la escuela porque es un día especial para todos ellos. El plan "Mi Energía Rural"  por fin se hará realidad y podrán llevarse a sus humildes hogares una heladera que funciona con energía solar.

 

Lo que para la ciudad es un simple trámite que se trata de ir a un comercio de electrodomésticos, sacar la tarjeta de crédito, hacer tripa y corazón durante unos meses y llevarse un mastodonte para cambiar el viejo artefacto; para esta gente lo es todo. Algunos conocen los beneficios de enfriar sus alimentos a un altísimo costo en garrafas, ya que tienen viejas heladeras a gas. Otros, ni siquiera eso. Viven y comen "al día", sin posibilidades de guardar un yogur o un sachet de leche abierto más de un día.

 

Por eso es un día de fiesta en el Bajo de Véliz para unas cincuenta familias. Treinta son vecinas del pueblo y otras veinte llegan desde más lejos, de parajes serranos alejados como Quebrada de Cautana, El Duraznito y Los Chañares.

 

En la foto lucen apenas los certificados, un pedazo de cartón que encierra un significado enorme. Pero las heladeras ya están allí, y algunas que no se ven, es porque el equipo técnico que conduce Stefan Siebt comenzó con la instalación. Porque son muy lindos los actos, pero mucho mejor la realidad.

 

El que se encarga de que todo salga de acuerdo a lo previsto es Miguel Rodríguez, el jefe del Subprograma Arraigo Rural, el hombre que mejor conoce estos parajes y a su gente. "Las heladeras no se entregan a la azar, o porque a alguien se le ocurre que quiere tener una. Hace meses comenzamos con los relevamientos casa por casa, para conocer las necesidades de cada familia. Hablamos con ellos, anotamos cuántos hijos tienen, si alguno es discapacitado, si hay adultos mayores en condiciones físicas precarias, si tienen o no un trabajo. Y luego nos sentamos a decidir a dónde iban a ir las heladeras", cuenta Rodríguez, a quien todos en San Luis llaman "Vikingo" pero esta gente callada y respetuosa le dice "Don Miguel", y le demuestra un cariño sin límites.

 

Como ocurre con otros planes del gobierno provincial, éste también va de la periferia al centro. Por eso están incluidos los parajes, que son los que tienen la prioridad.

 

La insulina ahora está en casa

 

Quizá el habitante de la ciudad no llega a tomar dimensión de lo que significa contar con una heladera. Pasa lo mismo con la canilla y el agua: como son servicios que tenemos desde que nacimos, no le damos el mismo valor que la gente del campo. Pero basta conocer la historia de la familia Miranda para observar todo desde otra óptica.

 

Ezequiel tiene tres años y lleva meses internado en el Policlínico de San Luis. El chiquito es diabético, una enfermedad que fácilmente se puede tratar en una casa... siempre y cuando tenga una heladera para guardar la insulina.

 

Él necesita la aplicación todos los días y en su vivienda, hasta ahora, no había cómo enfriar la insulina. Eso llevó a su mamá Viviana a dejar al resto de la familia y prácticamente "mudarse" a la capital puntana, a una silla de hospital desde la cual cuidaba día y noche al pequeño.

 

Enterados de esta situación, los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción reaccionaron rápido: los Miranda fueron los primeros en tener su heladera solar instalada. Por eso ahora Ezequiel pudo volver a su casa y disfrutar del acto con sus amiguitos. Su mamá lo mira feliz, ahora el tratamiento lo tiene al alcance de la mano.

 

Estos son los pequeños progresos que lleva el plan "Mi Energía Rural" y que a veces pasan desapercibidos en la vorágine de la gran ciudad, pero son vitales para quienes viven en el campo, lejos de todo. Uno de los objetivos del subprograma que conduce Rodríguez, quizás el más importante, es que la gente se quede en su terruño y no se vea obligada a emigrar en busca de oportunidades. Por algo se llama Arraigo Rural. En el caso de los Miranda se hizo realidad.

 

La instalación de las heladeras, Siebt y sus muchachos la hacen parecer una pavada. En un rato preparan la mezcla para apuntalar el soporte del panel solar que brindará la energía. Agujerean alguna pared para pasar el cable y, adentro de cada hogar, amuran el aparatito que controla el funcionamiento de la heladera. Una vez en marcha, en dos horas los beneficiarios hasta pueden disfrutar de una cubetera de hielo.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo