22°SAN LUIS - Sabado 20 de Abril de 2024

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Devaluación e inflación no se trasladan al precio de la hacienda

Los precios de las diferentes categorías ganaderas vienen mejorando. En las últimas semanas, luego de meses de caída, comenzaron a recuperarse las cotizaciones de la invernada, de la que se espera una mayor firmeza en la próxima primavera. Sobre todo teniendo en cuenta que este año, por la seca, se vendió más de lo pretendido por los ganaderos, que no pudieron retener hasta bien entrado el otoño, como es habitual.

 

Para muchos no hubo posibilidades de recría y eso afectará la disponibilidad de terneros cuando los feedloteros, especialmente los matarifes que buscan hacerse de hacienda en el segundo semestre para asegurarse la oferta de carne, necesiten reponer.

 

También mejoraron los precios de los vientres. Diferentes consignatarios reconocieron una mejora de los valores de la vaquillona preñada, que pasó de los $15.000 pesos en los que estaba estancada hacia casi dos años a los actuales $16.000/18.000. Claro está que respecto de la inflación sigue teniendo un enorme retraso, de todos modos la mejora es una señal de vida de las expectativas de los ganaderos que pueden hoy reponer un vientre vendiendo dos terneros, lo que significa que la relación de precios favorece la inversión. La mejora en la disponibilidad de forrajes gracias a las lluvias de abril y mayo incentivan la demanda de los criadores que debieron achicar planteles por la seca.

 

También aumentaron los precios del gordo. A inicios de abril el valor del novillo en el Mercado de Liniers promedió los $31,5 y el de los terneros $36. En el arranque de mayo los novillos promediaron $34,4 y los terneros $37,8. Ese mes la mejora fue de 9% para los novillos y de 5% para los terneros. Pero entre fines de mayo y principios de junio se dio otro salto. Los promedios de Liniers indican que en la primera quincena del corriente mes el novillo alcanzó los $36,6 y el ternero casi los $40. Respecto del arranque de abril la suba novillos fue de 16% mientras que en el caso de los terneros de 11%.

 

La evolución de los valores de esas dos categorías indica que, lejos de lo que muchos suponen, hubo un traslado muy parcial de la devaluación del dólar a los precios ganaderos. Tengamos en cuenta que en los primeros días de abril el dólar cotizaba a $20,50 y que esta semana arrancó a $26,50, lo que significa un aumento del 30% cuando el precio del novillo para consumo en ese mismo período aumentó 11% y el de exportación, como se verá a continuación, todavía menos.

 

En la venta de hacienda para exportación la diferencia es todavía mucho más evidente. Según las estadísticas que sigue el Ipcva, en abril el novillo para exportación en Argentina cotizaba U$S1,73. Con un dólar de $20,5 su valor en pie era de $35,50. En tanto, en el arranque de junio el precio del novillo es de U$S1,47, que al tipo de cambio de mediados de esta semana ($26,30) da un resultado de $38,60. En conclusión, el precio del novillo de exportación en los últimos dos meses no llegó a mejorar siquiera 9%.

 

Los productores vienen alertando por esa situación y reclaman una recomposición más importante de los valores. Creen que los frigoríficos están haciendo una especie de toma de ganancias o fondeo y que no pagan por la hacienda lo que su capacidad teórica les permitiría. Del lado de los frigoríficos argumentan que con el poco novillo que hay en oferta y pese a la caída notable del stock, que se redujo de 6 a menos de 3 millones de cabezas en algo más de 10 años, es suficiente para atender a una demanda acotada. En este punto hay que señalar que los mercados de valor que llevan carne de novillos pesados se mantienen estables en cuanto a los volúmenes y con vaivenes incluso a la baja si hablamos de valores. Además, esos novillos no compiten con la oferta de hacienda liviana de feedlot que tiene como destino la demanda interna. Por otra parte, la oferta de vacas sale para China o Rusia y tiene un mercado interno con cierta demanda de los sectores de menores recursos. En síntesis, el mercado ganadero se encuentra lo suficientemente segmentado en cuanto al tipo de hacienda para cada destino, lo que significa que un mayor interés por alguna categoría no significa la misma suba para el resto.

 

 

La inflación y los precios

 

El relevamiento del Ipcva respecto de la evolución de los precios de la carne a mayo de este año indica que los valores de los cortes en la góndola “mostraron, en promedio, alzas del 2,8%, en mayo de 2018 con respecto al mes de abril. Con respecto a los valores de mayo de 2017, los precios promedio de la carne vacuna del quinto mes del corriente año se ubican un 17,9% por encima”. En tanto, el precio del pollo, dice ese informe, aumento 21% interanual y el de la carne de cerdos, 12%.

 

Por su parte, la inflación de los últimos 12 meses informada por el Indec (mayo '17 vs mayo '18) fue de 25,5%. Esto significa que la carne vacuna tiene un retraso del 28% con respecto a la suba general de precios de la economía argentina.

 

En cuanto a los precios de la hacienda, el novillo en mayo del año pasado promedió en Liniers $29 y en mayo de este año $34. La suba fue de 17%, muy pareja con la mejora que tuvo la carne en la góndola. Pero por el contrario, la categoría estrella del consumo doméstico y que atiende a los sectores de más poder adquisitivo en mayo de 2017 promedió $34,6 y el mismo mes de este año $38,2, la suba fue de sólo 10,5%.

 

Ajustado por inflación, el novillo debería haber promediado en mayo $36, lo que significa que hasta mayo mantuvo un retraso de al menos 6%. El valor promedio de los terneros para faena ajustado por inflación debería haber sido en mayo de $43,25, pero esa cotización sólo fue alcanzada por los mejores lotes y en medio de las subas que fueron consecuencia de los temores de desabastecimiento por las lluvias y el paro de camioneros que se había programado para el jueves.

 

 

La devaluación y la hacienda

 

Un reciente informe de los consultores Fernando Gil y Federico Santángelo (Agroideas) comenta el impacto de las últimas devaluaciones en los precios de la hacienda. Como se verá, la reacción del mercado fue diferente en función también del contexto político y de las expectativas que tenía el mercado.

 

En enero de 2014 hubo una fuerte devaluación. Axel Kicillof era el ministro de Economía y Jorge Capitanich, el Jefe de Gabinete. Este último fue quien despegó al Gobierno de la situación con este argumento: “El que devaluó fue el mercado”, como si la política oficial (cepo y controles de todo tipo) no tuviera nada que ver.

 

La otra gran devaluación fue la que ocurrió con el último cambio de Gobierno, cuando Mauricio Macri asumió la presidencia.

 

“En ambas situaciones, el precio de la hacienda venía con importantes retrasos en sus cotizaciones. En la devaluación de Kicillof del 22%, la suba en el precio de la hacienda fue del orden del 24%, en tanto que en diciembre de 2015 el peso sufrió una depreciación del orden del 30% y las cotizaciones en el mercado ganadero se incrementaron un 28%”, dice el informe.

 

En un caso, en medio de controles de todo tipo en la economía; en el otro por las expectativas de liberación. Como sea, en ambos el precio del ganado corrigió a la suba copiando la actualización cambiaria. La pregunta que se hacen Santángelo y Gil es “qué resultados arrojará la devaluación de abril-mayo, ya que aún resta evaluar el comportamiento y la evolución por el traslado a precios”. Es una cuestión todavía pendiente a juzgar por los valores que tiene la hacienda y la inestable situación que tiene la Argentina respecto de la inflación y el dólar.

 

 

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