Imputan a la ex de Ortiz por robarle a su novio

Era casi cuestión de horas para que las demoras de María Alejandra Espinosa, Diego Gil y Federico Corradi se convirtieran en detenciones formales, con sus correspondientes imputaciones. Los habían aprehendido el viernes al amanecer y, antes de que ese día terminara, el juez instructor Alfredo Cuello ordenó que los tres quedaran detenidos por entrar a robar a la casa de alguien bien conocido por uno de los ellos, en lo del novio de Espinosa, la ex de Abel “Pochi” Ortiz.

Quedaron imputados por “robo calificado”, confirmó la oficial principal Silvana Morán, la jefa de la Brigada de Investigaciones. Ayer, en el transcurso de la noche, iban a ser indagados por el juez de instrucción Penal 1.

Si bien, en un primer momento, los investigadores esperaban realizar en lo que quedaba del viernes una serie de allanamientos para encontrar más elementos que demostraran el vínculo de los tres sospechosos con el robo a Ascarate, esa medida no fue necesaria. Cuello determinó que las pruebas reunidas al momento de la aprehensión eran suficientes para imputarles el saqueo.

La mujer, acusada en su momento por el homicidio de Ortiz, y sus presuntos cómplices fueron arrestados el viernes cerca de las 6:45.

Media hora antes, los vecinos de Tomás Ferrari, casi Suipacha, escucharon ruidos extraños en la esquina, más precisamente en la casa de Ascarate. Hacía como una hora que su dueño se había ido a la fábrica Bagley, donde es operario.

A los minutos, cuando los policías de la Comisaría 9ª y la Brigada de Investigaciones arribaron, notaron de inmediato que lo que ahí había sucedido era un robo. Una de las hojas del portón del frente de la vivienda estaba caída. La habían violentado y la puerta de acceso principal a la casa también.

Los efectivos no tardaron en localizar a los principales sospechosos. Primero avistaron a Corradi y a Gil. Iban a pie en la oscuridad y frío de la mañana por Tomás Ferrari, a mitad de cuadra entre Bolivia y Brasil. Uno iba con una bolsa y el otro con una maleta.

Corradi estaba armado. Tenía un revólver calibre 22, detalló Morán. También le encontraron un pasamontañas en su campera. En medio de la aprehensión, un Peugeot 206 rojo que circulaba por otra calle giró, a contramano, por Tomás Ferrari. El conductor del auto iba como siguiendo a Corradi y a Gil. En vez de eso, se topó con el procedimiento policial.

Cuando los policías de la 9ª, a los que ya se habían sumado los del grupo táctico COAR, le ordenaron detenerse vieron que quien estaba al mando del coche era nada más y nada menos que la ex de Ortiz.

La mujer de 41 años no podía creer que otra vez la estaban esposando para llevarla a un calabozo. La última vez que estuvo en un lugar así fue el 18 de mayo del año pasado, su último día en la penitenciaría de San Luis, cuando la Cámara Penal 1 la liberó a ella y a su amiga María Vásquez, porque consideró que no había pruebas que las conectara con el homicidio de “Pochi”, desaparecido el 16 de septiembre de 2014.

En el bolso, los sospechosos llevaban dos notebooks y una consola de videojuegos Playstation y en la maleta un set de tijeras, peines y navajas para cortar el cabello. Son todos los elementos que Ascarate denunció como robados a las pocas horas.

Si bien el revólver será peritado,   por las primeras observaciones establecieron que estaba apto para el disparo. También analizarán los celulares que les incautaron a los tres, para ver si hay indicios allí del vínculo entre ellos.